El entrenador Atkins está más insoportable de lo normal porque el Viernes, es nuestro primer juego de la temporada intercolegial y será en nuestro campo. Por lo que el señor, ha estado gritándonos, insultándolos y mandándonos a repetir los ejercicios cada vez que hacemos algo mal.Amo el fútbol y de cierto modo sé que Steve Atkins es un buen entrenador, pero en este momento solo quiero mandarlo a Marte.
Sigo trotando la cancha de un lado a otro, ya estoy cansado y sudado al punto de parecer que me hubiese tirado un balde de agua encima.
Comenzamos a hacer pases entre nosotros con los balones de futbol, mientras el entrenador sigue gritando sus cosas
—Jenkins, ¡Pasa ese balón como un hombre! ¡No como un jodido debilucho! — Vuelve a gritar — ¡Williams! ¡Te quiero concentrado!
Me coloco recto cuando escucho mi apellido y sigo pasando el balón mientras corremos por el campo.
Pero la verdad es que no he podido sacarme de la cabeza a la castaña que tanto quiero ver ahora mismo.
Me siento raro, primero porque jamás me había pasado eso de que se me acelere el corazón al ver a una chica y segundo, porque nunca había tenido tantas ganas de ver a alguien.
Sacudo mi cabeza para sacarme los estúpidos pensamientos de la mente, quiero concentrarme en entrenar para el partido. Además de que no quiero que el entrenador grite por mi culpa y eso es lo que pasara si me sigue viendo con la cara de idiota por la clase de pensamientos que estoy teniendo.
Entre insultos y gritos, seguimos con el entrenamiento, aunque siento que en cualquier momento mis piernas fallaran y me dejarán tirado en medio del campo.
Me baño y me visto en los vestidores de las canchas de futbol como siempre suelo hacer, ya que no me gusta ir todo el camino a casa sudado y pegajoso del entrenamientos.
Cuando salgo de los baños, pensando que el lugar debería estar solo por hora, me sorprendo al ver la figura de Raquel recostada en una pared.
Cuando me ve, su típica sonrisa lobuna se dibuja en su rostro y camina hacia mí.
—Me quede en clases de baile y pensé que podría esperarte para divertirnos hoy—Dice pasando una mano por mi pecho— ¿Quieres ir a mi casa?
La idea de irme con ella es bastante tentadora, pero prefiero ir a mi casa y ver si la castaña esta en ella.
De lo contrario, terminaría en casa de Alex jugando videojuegos hasta tarde.
Claro, como si no tuvieras tareas — Pienso con algo de sarcasmo.
—Lo siento pero ahora no puedo, Ra —Digo encogiéndome de hombros — Quizás luego.
Pellizco su mejilla con delicadeza y troto hacia la salida del instituto pensando en que ni siquiera me despedí de Alexander.
En el camino, escuchando una canción de Green Day que me gusta bastante, pienso en que quizás debería dejar las cosas con Stephany como están. No quiero lastimarla porque es amiga de mi hermana y se ha hecho parte de mi círculo social.
Si se enamora de mí, las cosas serían bastantes incomodas luego de que ya no quiera nada con ella.
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Hasta el más mujeriego se enamora •Editando•
Teen FictionNo creo en el amor. No me voy a enamorar. No quiero ser esclavo de un sentimiento sobrevalorado. Mis pensamientos son claros y seguros hasta que mi vida da un giro inesperado y la veo, tan linda y dulce que sin darme cuenta, se convierte en mi éxtas...