Capítulo 15 La campeona imperial

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—¡Por tu culpa... se han llevado a mi hermana! —gemía a duras penas Durand, echando espumarajos negros por la boca mientras su cuerpo se deshacía y se rehacía una y otra vez, lleno de pústulas palpitantes que reventaban una y otra vez impregnando de sangre pegajosa como el alquitrán las sábanas bajo él.—. ¡No pienso viajar con un monstruo como tú!

—Si sólo con lo que has visto te parezco un monstruo, si vieses todo mi historial me considerarías un demonio.

      La tensión entre ambos era más que suficiente para mantener a todos los demás en silencio. Aunque a decir verdad no todo el ambiente de pesadumbre se le atribuía sólo al desprecio mutuo que se tenían los dos y a la pérdida de Kalixta, pues también a eso se le sumaba el sentimiento de culpabilidad por no haber sido capaces de hacer algo para protegerla. Por el momento y siendo incapaz de impedir que los tres hermanos viajasen con ellos, el solemne Jestix dirigió el carro directo a su destino.

      Por estas razones tras el último incidente nadie mantuvo una conversación decente hasta que llegaron a las inmensas murallas que resguardaban la capital de la Unión Imperial denominada "Puerto Imperial", un destino necesario pues ahí tomarían un barco que iría directo a La Academia y desde ahí liderar una ofensiva contra Nosumbría, el corazón del imperio Docas. Recuperarían a Kalixta, salvarían el continente y destruirían la sombra más oscura del mundo.

      Nidia, Akilina y Kiro profirieron exclamaciones de asombro conforme el carro llevado por Jestix se acercaba al descomunal arco pétreo con las puertas levantadas que separaba la ciudad del resto del país y bajo el cual pasaban continuamente c...

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      Nidia, Akilina y Kiro profirieron exclamaciones de asombro conforme el carro llevado por Jestix se acercaba al descomunal arco pétreo con las puertas levantadas que separaba la ciudad del resto del país y bajo el cual pasaban continuamente carretas cargadas de mercancías en ambas direcciones y cientos y cientos de personas. 

     Jestix les explicó en voz baja que la descomunal capital se había formado incluso antes de la guerra contra Abisirus por los colonos Drakanos hace bastantes siglos como punto de apoyo para las relaciones comerciales entre el Continente Humano y el Continente de los dragones y, gracias a su ubicación estratégica relativamente como punto de escala entre los principales núcleos marítimos y a ser el único puerto de la región, terminó convirtiéndose en la capital comercial más próspera del mundo entero. No obstante y pese a sus buenas relaciones con todas las potencias dominantes, cuando se propuso la Unión Draktika entre las entre los diversos países sureños más influyentes para hacer frente a las futuras posibles amenazas de la guerra contra Abisirus, el rey Imperial que gobernaba el país se negó en rotundo ya que el pacto establecía, en la letra pequeña, la supresión de aranceles marítimos, algo que le perjudicaba enormemente. Al negarse logró mantener sus elevados impuestos por las rutas marítimas y también provocó un efecto dominó en el que toda la Unión Draktika elevó los aranceles por tierra en sus fronteras con La Unión Imperial hasta una cifra exagerada que superaba el beneficio por las mercancías vendidas y, obviamente, desde entonces ambos bandos mantienen tensas relaciones comerciales entre ellos que en más de una ocasión ha provocado altercados y muertos.

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