Capítulo 20 La princesa de las sombras

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—¡Vamos, despertad gandules, el día va a ser largo y hay que estar preparados! —gritó el almirante Gallo a primera hora de la mañana. Gritó tan fuerte y con tanto fervor que incluso estando en los dormitorios, Durand y Kiro se despertaron.

     Kiro se estiró y bostezó, le dolía algo el culo de haber dormido en el suelo bajo los naranjos, pero por la noche que pasó, mereció totalmente la pena.

—¿Volveremos a hacerlo cuando podamos? —preguntó, agitando la cola con emoción mientras se vestía. Durand aún estaba ahí tumbado, pelando la naranja que desayunaría con las manos.

—Por supuesto, fue de las mejores noches de mi vida. Jamás había visto a una mujer como tú.

—Bueno, mi padre me trajo de una dimensión donde todos son como yo, me trajo cuando era muy pequeña así que no recuerdo nada. Lo que sí sé es que no vas a ver jamás de los jamases a nadie como yo.

—¡¡DESPERTAAAAAAAAD!! —Volvieron a escuchar con una euforia desmedida que habría roto cristales de haberlos habido.

     En los dormitorios Akilina se dio un trompetazo contra el hierro de la litera de arriba.

—¿Qué rayos? 

—¡Que alguien lo calle de una buena vez!—ordenó Nidia, tapándose los oídos con la almohada. A ella le siguieron multitud de quejidos de todos los dormitorios.

     Nube saltó rápidamente de su litera y aspiró profundamente. Luego se giró hacia las chicas.     

—¿Por qué creéis que todos le llaman "Gallo"?  

—¡Creí que se llamaba así! —gruñó Nidia.

—Se llama Romeo.

—¡Me da igual, sólo quiero dormir! —espetó Akilina.

—¡Vamos chicos, que el desayuno ya está preparado, espero que os guste la mermelada de pimiento!      

     Tami abrió un ojo desde el otro lado de la sala.

—Si lo mato ahora, podré seguir durmiendo un rato más...

"Aunque sea buena idea, creo que lo mejor es que nos levantemos para ahorrarnos problemas" replicó telepaticamente su hermano desde la litera de abajo.

—¿De veras vas a permitir que un hombre al que apodan "Gallo" se salga con la suya?

"Ya dormirás más tarde cuando lleguemos a La Academia".

—¡Maldita sea mi vida, si no duermo mis ocho horas de sueño diarias no soy persona!

—Tienes que probar a despertar teniendo al lado a una belleza de ojos dorados con una sangre tan dulce como el néctar de la fruta del paraíso —flirteó Hemat, relamiéndose los labios. Se había tumbado en la litera que colindaba con la suya, los dos en la parte superior sólo para que el dragón de sangre pudiese usar su extraña forma de cortejar con Tami.

     A ella le dio un tic en el ojo y bufó.

—Eres demasiado desagradable para mi, lo siento.

—Sí, ya veo. Prefieres al humano de piernas inútiles antes que a un bello dragón de sangre como lo soy yo, pero que sepas que si te quedases conmigo podría usar mi control sobre el cuerpo de los demás para hacerte sentir el mayor de los placeres físicos mientras me alimento de ti. No sentirías nada, sólo una agradable calidez en las muñecas mientras chupo tus venas si eres capaz de ignorar orgasmos infinitos provocados por el burbujeo de...

—Hemat, déjalo, suena desagradable incluso para mi —replicó Raiyan desde la litera inferior de la cama de su compañero.

—Gracias, pero puedo defenderme sola.

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