II. El Triángulo es un lugar genial si no eres yo.

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Un silencio incómodo se esparció por la cueva y lo único que se oyó fue el crepitar de la fogata y el crujir de las ramas ante las llamas. Después resonó el ruido de una carcajada, muchas risas incómodas la acompañaron y luego las filas enteras de chicos estallaron de risa. No comprendía qué era tan gracioso, observé el rostro de Adán, él tenía una mirada divertida y fría. Se cruzó de brazos. 

—Me temo que no funciona de ese modo. La elección de las misiones es de manera aleatoria, por sorteo. 

 Volví a sentarme y Adán prosiguió hablando con un brillo en los ojos. 

—Para los que son nuevos, y por nuevos me refiero a Jonás Brown que nunca quiere quedarse aquí porque al parecer no somos suficiente para él. Sí, Jonás Brown el de la tercera fila a la derecha que desconoce nuestras reglas porque siempre se marcha —dijo señalándome y alzando la voz—, aunque no sé para que me molesto en señalarlo saben muy bien ya quién es. 

 Hubo más risas y procuré fingir que no las oía aunque sentía mis mejillas rojas como manzanas. Sobe me palmeó el hombro: 

 —Lo mejor de ser tu amigo es que nunca dejas de sorprenderme —me susurró al oído. 

 —Como muchos sabrán, elegimos a los participantes de nuestras misiones a través de un sorteo. Así que como te dije esta tarde Jonás tú no saldrás de esta isla otra vez, vete acostumbrándote a la idea.

Rio.

No me avergoncé porque, aunque no era algo de lo que me gustaba presumir, había tenido momentos más embarazosos en mi vida.

—Las misiones serán cuatro, dos para recuperar el libro y dos para buscar el punto débil de Gartet. Todos deberán contactar con un sanctus para eso. Cada unidad integrará un total de cuatro personas, es decir elegiremos dieciséis de ustedes. Todos los grupos tendrán un guía adulto o un estudiante de último año que los ayudará a llegar a su destino. Y una última advertencia, la misión deberán completarla en menos de dos semanas de otro modo se los tomará como espías, agentes y cualquier otro tipo de amenaza y tendrán que pasar un interrogatorio forzoso. Si no pueden lograrla antes de ese plazo entonces regresen.   

 De repente apareció John, uno de los adultos, con un tazón de vidrio tan grande como un balde. Dentro había un montón de papeletas plegadas por la mitad. Dejó el tazón en el suelo y se apostó a un lado de Adán con los brazos colocados formalmente tras la espalda.

Una sensación de inquietud me embargó, algo me decía que mi nombre no estaba en el recipiente. La multitud expectante aguardó a que Adán extrajera los primeros papeles. Él leyó uno a uno los nombres. Algunos aceptaban con orgullo la misión, otros se encogían de hombros o se quejaban diciendo que tenían cita en el cine o tenían mejores cosas que hacer.  

 Entre los elegidos de una misión estaban las hermanas Georgia y Roma Hank, Tian Wang y Edward Anderson. El último chico de la lista sonrió burlonamente y se reverencio ante el público que lo aplaudió pero sobre todo me lanzó una mirada de suficiencia a modo de «Yo si iré, voluntario». No era de esperarse ya que no éramos muy amigos. La última vez que había hablado con Edward me había dado una paliza.   

 Terminado el discurso todos regresaron a hacer lo que querían, Miles continuó coqueteando con Amanda que era más simpática con él desde que había participado en la liberación de Dadirucso, algunos continuaron asando fruta, volvieron a la playa, traían instrumentos para sentarse alrededor del fuego o se preparaban para contar historias de terror. Dante y Dagna se fueron con los tipos que iban a componer música después de preguntarme por qué me ofrecí, les respondí que no era nada, me lanzaron una mirada recelosa y me levanté de las bancas ordenando los pensamientos de mi cabeza. 

El futuro perdido de Jonás Brown [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora