Flor Eterna © (The walking dead 3.5)

Vallas

Vallas

Tras dos días de trabajos en campo, los cerdos tuvieron su propia pocilga y la idea de que estaban abastecidos de comida a largo plazo caló en los habitantes de la prisión de forma notable, el ambiente tras las vallas de la penitenciaria era agradable y relajado, en parte también por los días cálidos y soleados que contagiaban esperanza y vitalidad. Como había dicho Mara, volvió a sentirse más animada o eso al menos quería aparentar.

Lo que cierto era que se encontraba feliz, Daryl no había mencionado nada de salir de caza, pero lo haría en un tiempo; pues, pese a la idea general, la comida no era algo seguro. Pero de momento se había limitado a salir a revisar las trampas junto con Rick. El cual decidió hacerse cargo de los animales al igual que lo hacía con los cultivos, siempre obedeciendo los consejos y recomendaciones de Hershel y con la ayuda de Carl, que pasaba la mayor parte del tiempo ayudando en sus trabajos.

Todo podría haber sido perfecto si tras las valla no se agolpasen los caminantes de forma constante y cada vez más numerosa. El consejo discutió ese problema reuniéndose por la mañana en la biblioteca. Acordando que debían disponer del mayor número de personas para limpiar el vallado, y pese a estar repartidos por turnos debían ponerse a colaborar todos a la vez.

Cuando terminó la reunión fueron a informar a los voluntarios que se ocupaban de vigilar y limpiar las vejas así como a los encargados de quemar a los caminantes después, a los que llamaban grupo del carbón.

—Contad conmigo, aunque no suela hacerlo —se ofreció Mara al escuchar a Hershel decirle a Beth como se harían las cosas.

—¿Crees que es una buena idea? —cuestionó el hombre, girándose hacia la joven que acababa de entrar en el recibidor.

—Claro, ¿por qué no iba a serlo? —preguntó incrédula.

—Iré a prepararme —anunció Beth, y se encaminó a la puerta del pabellón.

—Te veré fuera —dijo Mara, mirando a Hershel.

—Caleb me ha dicho que andas algo... débil últimamente —explicó Hershel —. Tal vez deberías guardar reposo.

—¡Sólo me maree! —dijo la joven — No hay que darle tanta importancia... y fue hace días.

—Deberías hacernos caso, si no a mí, a él —intentó dialogar.

—Estoy un poco harta de que todos decidáis por mí, cuando no es Olga eres tú, sino Vicent y ahora también Caleb...No estoy tullida... —se calló al darse cuenta de lo qué había dicho y sobre todo a quién se lo había dicho —. No quise decir eso... Hershel, lo siento.

—Ya... no pasa nada.

—No de verdad, lo siento —repitió —. Pero entiéndeme... me encuentro perfectamente. Puedo ocuparme de las vallas sin ningún problema, más aún si es prioritario.

—Hemos contado con la gente necesaria, si haces falta te avisaran —explicó Hershel —, pero de momento sigue tu rutina como cada día. Tampoco hay que dar la impresión que corremos peligro, o la gente se asustará.

—De acuerdo... —aceptó.

Mara fue a entrenar, pero en está ocasión se encontraba sola en el gimnasio, pues Five y el resto de compañeros que solían usarlo se encontraban en el vallado. Tras terminar y asearse fue en busca de Shelly, que se encontraba en el parterre junto al Bloque A que su madre atendía junto a otras mujeres. Pues Olga aún no le había perdonado por su escapada nocturna para ir a por el cerdito.

Con el permiso de la mujer, Mara se llevó a la niña a que la ayudase a ordenar los lapiceros y colores a la biblioteca. Aunque no era una oferta muy divertida, la niña se marchó feliz con Mara, y como esperaba, una vez en la biblioteca ella se puso a colorear mientras era Mara la que realmente ordenaba el material que usaban los niños.