Mentirosa

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Mentirosa

Durante la tarde, Mara dejó a Shelly en la enfermería, la pequeña estaba enfadada, enfadada con el mundo y todo lo que había en él, pues no tenía otra forma de enfrentarse a aquella pérdida irreparable, por su corta edad y su falta de madurez. La joven no podía ocultar que ella también sentía enfado, rabia y frustración, pero no podía comportarse como una niña de seis años.

Salió al campo y se dirigió a la zona del cementerio y contempló las tumbas. Cuando ella llegó a la prisión, unos meses atrás, sólo había cuatro cruces en aquel campo. Ahora el número se había multiplicado.

Sin decir una sola palabra cogió un pico y se puso a golpear el suelo para desmenuzar el suelo de tierra antes de cavar.

—No es necesario que hagas esto —dijo Glenn, acercándose a ella.

—Sí, lo es —contestó ella, sin parar en su labor.

—Podemos ocuparnos nosotros, en serio —insistió.

—Para mí si es necesario hacer esto —dijo mirándolo seria.

—Vale, está bien...

Siguió golpeando el suelo, luego se puso a retirar la tierra, hasta que consiguió un hoyo de un metro de profundidad. Aunque se había puesto guantes le salieron algunas ampollas en las palmas de las manos; y los brazos y espalda le chirriaban de dolor, aun así los ignoró.

—¿Quieres que venga Shelly? —preguntó Maggie —Puedo ir a buscarla.

—¿Para qué vea como su hermana queda sepultada bajo un metro de tierra? —preguntó retórica —No, creo que saber que ha muerto es ya bastante duro por si solo —contestó sin ni siquiera mirarla. Maggie no dijo nada y comenzó a alejarse—. Lo siento, no, no debí decirte eso... es sólo que... —se intentó disculpar y desvió la vista al hoyo que ella misma había cavado —no sé...

—Tranquila, no pasa nada —comprendió Maggie—, estás en tu derecho y llevas razón, no debe verlo.

Mara comenzó a rellenar la tumba, ocultando con cada palada la sábana blanca que cubría el cuerpo de Megan.

Una vez que enterró el cuerpo de Megan, contempló aquel montículo de tierra durante unos minutos, hasta controlar todas las sensaciones y emociones que aquella visión la trasmitía, decidió ir a la enfermería.

Dudaba que Olga hubiera despertado aún, pues cuando Daryl habló con ella y le informó de que la mujer estaba con vida, no le ocultó que aunque estable su estado era grave. Aun así, necesitaba ir cerrando heridas, para enfrentarse al momento en que le tuviera que transmitir que la mayor de sus hijas había muerto, era algo que había decidido, tenía que ser ella quien se lo contase y tenía que ser fuerte para hacerlo.

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Aquella noche, Mara se trasladó a la celda inferior, para dormir con Shelly. Cuando se lo contó a Daryl éste pareció conforme y no dijo nada. Al llegar el día siguiente, la joven pasó la mayor parte del tiempo en la enfermería vigilando el estado de Olga, junto con Shelly que se había propuesto resultar un incordio por completo. Hasta que, con tono serio y casi temible, Caleb la reprendió con un jeringuilla en la mano, para resultar más convincente en su intimidación de la pequeña.

—Lo siento, está rabiosa por lo que ha pasado y no sé cómo hacerme con ella —se disculpó Mara—, con otro niño podría, pero en este caso...

—Cuando es personal, ser profesional es imposible —contestó el Doctor—. Hershel me ha dicho que sabes de Fisioterapia, aparte de Pedagogía.

Flor Eterna © (The walking dead 3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora