Primarios

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Primarios

Poco después de la salida del sol se enterró a Scott, en una tumba que Five cavó y rellenó en solitario. Beth estuvo apoyando a Zack, al que se le veía bastante afectado por la pérdida de su amigo, aunque no quería demostrarlo, pero al terminar el entierro la joven se alejó junto con los demás compañeros, y Zack se acercó en solitario hasta Mara que permanecía de pie junto a la sepultura al lado de Five.

—Creo que es la mejor forma de homenajearlo, por decirlo de algún modo —propuso ofreciendo un cigarro a cada uno.

—Sí, creo que llevas razón —aseguró Mara con una sonrisa comprensiva, tomando unos de los cigarros.

—Además no sé que voy a hacer con su única herencia, porque yo no fumo realmente... esto es una excepción —dijo Zack.

—Guárdalos, te podrán servir para cambiarlo por otras cosas —comentó Five —. Es el uso que se les daba en las prisiones, y como vivimos en una...

—De la facultad de derecho a la prisión del condado... Eso era lo que solía decir —recordó Zack —. Que pese a todo había seguido una carrera típica de abogado de éxito.-

Todos sonrieron ante aquello.

—¿Os conocíais de antes de todo esto? —preguntó Five.

—No, no realmente —negó el joven —. Íbamos a diferentes facultades, nunca hablamos... pero si que recuerdo la primera vez que le vi —miró al cielo como intentando recordar, mientras daba una calada a su cigarro —. Fue en una fiesta en una residencia, había una chica de mi clase que se había pasado con la bebida, estaba realmente mal, era nuestro primer año y nunca habíamos visto a nadie tan borracho, yo al menos. Scott nos vio y sin conocernos se acercó a ver que le pasaba a la chica, dijo que necesitaba azúcar y se marchó corriendo —se quedaron mirando a Zack sin entender nada —. Volvió a la media hora o así, corriendo y jadeando con unos sobres de azúcar, y se los echó a mi amiga bajo la lengua. Con el subidón de azúcar por fin reaccionó un poco para poder llevarla a su residencia. Cuando le preguntaron que dónde había ido, dijo que a la cafetería de la estación.

—Eso está fuera del campus —dijo Mara, que conocía el sitio—, al otro lado de la zona residencial.

—Justo —asintió —, se cruzó todo el campus de noche para ayudar a una chica que ni conocía. Era un tipo genial —asintieron al escucharle con una sonrisa —. Cuando le vi en el grupo de supervivientes en la universidad, no sé... me sentía cómodo sabiendo que había gente tan desinteresada cerca...—le dio la última calada al cigarro y lo tiró al suelo, antes de regresar a los pabellones dijo —. Nunca se lo dije.

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Tras el entierro, Mara se marchó a su celda, aún quedaban muchas cosas que hacer para que la prisión volviera al estado en que se encontraba hacía menos de veinticuatro horas, pero se había decidido que los trabajos se realizaran por turnos, para que se pudiera descansar y dormir después de una noche como aquella.

Al pasar por la celda que ocupaba la pequeña de los Greene, no pudo evitar ver como el cartel que había dispuesto para contabilizar el pasar de los días había cambiado y ahora el único número que aparecía en él era el cero. Tal vez aquello no había sido tan buena idea, se dijo a sí misma, como había pensado Zack en un principio.

Llegó a su celda y encontró a Daryl acostado con el brazo sobre la cara, emitiendo una ronca pero suave respiración que delataba que se encontraba dormido. Se había acostado antes, tras una reunión con el consejo, y no había ido al entierro de Scott.

Con cuidado de no despertarlo, Mara se puso ropa más cómoda y se tumbó a su lado con cuidado. Sin embargo el cazador, al sentirla a su lado, se giró sobre el colchón y la rodeó con su brazo por la cintura, pegándola a su cuerpo.

Flor Eterna © (The walking dead 3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora