Entender

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Entender

Despertó sobresaltada y con un malestar que le recorría el estómago. Oyó el leve piar de los pájaros más madrugadores que anunciaban el pronto amanecer, sobre su piar una puerta que se cerraba a lo lejos. No tuvo ni que pensarlo, sabía que era Daryl el que abandonaba el pabellón para ir a su expedición de caza, alejándose de Shelly, saltó de la litera y buscó sus botas entre la penumbra palpando, se las calzó sin calcetines, y no fue hasta después, que reparó en que llevaba unos pantalones cortos, de verano.

—A la mierda... —susurró para sí, saliendo aceleradamente de la celda.

Chocó contra Rick en el recibidor, pero no perdió el tiempo en explicaciones o disculpas y salió al exterior, con la respiración agitada, más por los nervios que por la carrera. Bajó las escaleras de un salto, mientras Daryl se dio la vuelta junto a la Dodge Ram gris, tras meter la ballesta dentro. Mara le abrazó con fuerza, impulsándose y entrelazando sus piernas en su cintura, como si de no abrazarle por completo se fuera a evaporar. Besó a Daryl con fuerza, él se giró cargándola, hasta apoyarla en la carrocería de la camioneta.

—Eres un cerdo... —susurró algo indignada.

—No me gustan las despedidas —justificó él, pero Mara lo golpeó en el pecho con el puño, aún subida en él.

—No es una despedida, no lo es —contradijo ella, él asintió—. Prométeme que volverás conmigo —dijo ella con voz temerosa, rodeando su cuello con los brazos y mirándole fijamente—. Dilo.

—Volveré contigo, te lo prometo —declaró él, ella lo volvió a besar, con más dulzura pero profundamente, Daryl acarició sus muslos, empujando más su cuerpo contra el coche—. Estás poniendo difícil que me vaya... —susurró sin separarse de ella.

Mara sonrió y le volvió a besar con más pasión moviendo su cuerpo alentadoramente. Hombres... todos tenían el mismo punto débil, en cualquier tipo de discusión, era como decía su hermano, apunta a la entrepierna con toda la intensidad, no es ético, pero si efectivo. Por unos instantes Daryl se dejó llevar por sus besos y su contoneo, pero a los pocos minutos se obligó a sí mismo a separarse de ella.

—Para... tengo que irme —pidió, deslizándola hasta el suelo, pero ella no desistió e intentó volver a besarle —No, Chip, para... ¡maldición! —la sujetó por las muñecas bajándole los brazos—. Tengo que irme.

La mirada y expresión de Mara mostraban su decepción más que cualquier palabra que pudiera haber pronunciado en esos instantes.

—¡Joder! Para... no me lo pongas más difícil —pidió él, alejándose de ella y moviéndose agitado—. Tengo que salir, dejarte aquí también me jode —confesó señalándola con el dedo—. Tienes que entender, y no mirar sólo por ti...

En ese momento, escuchando que él también prefería quedarse con ella, pero se obligaba a salir por el bienestar y supervivencia de grupo, Mara entendió y vio claro que Daryl hacía aquello por todos y ella estaba siendo una egoísta, por querer retenerlo a su lado en detrimento del grupo, pues era el grupo quien necesitaba de la cacería.

—Lo siento —dijo con sinceridad sintiéndose culpable en cada centímetro de su cuerpo.

—¡Joder! No se trata de ti, o de... —le acalló besándolo, fue un beso intenso pero corto.

—Lo sé, lo sé... lo entiendo —confesó—, de verdad que lo entiendo. Vete y no tardes en volver conmigo.

Daryl asintió viendo que ella no necesitaba más explicaciones, se giró y abrió la puerta, pero antes de montar volvió a dirigirse a ella.

—Si me entero de que ese capullo se te acerca, lo voy a despellejar cuando regrese —Mara negó con una sonrisa y le agarró de su chaleco acercándose a él.

Flor Eterna © (The walking dead 3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora