Aferrar

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Aferrar

Una parte de la joven no quería apartarse de Daryl, pero tuvo que hacerlo, aunque se sintiera feliz y satisfecha por completo de besarle, nada le daba la seguridad de que el cazador se apartaría de nuevo de ella, si el acercamiento se hacía más íntimo, y por nada del mundo quería volver a pasar por lo mismo. Sin embargo la mirada de consternación que vio en los ojos de Daryl le atravesó el alma. Se aferró a su brazo derecho y lo retuvo, con la otra mano le acarició la cara, obligando a que la mirada y viera que no había rechazo en su gesto.

—No puedo pasar de nuevo por lo mismo —dijo—. Quiero estar segura... Ne...necesito saber que confías en mí, para poder confiar en ti —confesó, esperando no haber cometido un error y perderle de nuevo—. Si necesitas tiempo... te daré todo el que tengo.

Daryl la miraba, entendía su reacción y sus motivos, aunque se hubiera sorprendido en un principio, decepcionado. Admiraba eso de ella, admiraba que pudiera decir lo que sentía sin temor. Cuando sentía o pensaba algo nada la paraba, ni el miedo o la vergüenza, ella lo expresaba con sinceridad. Aquello le daba seguridad, de ser de otra manera no se habría atrevido a nada con ella. Deseaba besarla de nuevo, pero miró al exterior de la garita, debían estar pendientes, había demasiada gente en el campo, no podían bajar la guardia en esos momentos.

—Bien... —dijo asintiendo—. Vete, yo me quedo vigilando —vio un brillo de temor en los ojos de ella—. Necesito pensar, luego te buscaré.

Mara se tranquilizó ante sus palabras y asintió un tanto nerviosa, había aprendido a leer entre líneas lo que Daryl quería decir, en sus pocas palabras. Pudo ver una promesa velada en su última frase, una esperanza que no pudo evitar llenarla de ilusión.

—Hasta luego —dijo al alejarse un poco de él, sin poder evitar mostrar una sonrisa cargada de esperanza.

Daryl dio un paso hacia ella y la cogió del brazo, atrayéndola hacia él inesperadamente, cuando la tuvo a su lado, la sujetó por debajo de la mandíbula y levantó su rostro, la besó en la frente y luego la abrazó, soltando todo el aire de sus pulmones, ella aún estaba sorprendida cuando se separó.

—Vete ya... —dijo soltándola y señalando la escalera con la mano, casi amenazándola.

Mara le obedeció con premura y bajó al campo, uniéndose a los trabajos. Pero ni el esfuerzo físico, ni nada la hicieron dejar de dar vueltas en su cabeza a todo lo que había pasado.

.

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En los pabellones, Mara encontró a Rick y le preguntó por la reunión de la noche pasada.

—¿Por qué se han cancelado los trabajos?

—Nadie tiene ánimos de seguir cavando, tienen miedo —explicó—. No puedo obligarlos a ello.

—Pero... lo que pasó ayer, no tiene que ver. Fue una desgracia, sí. Pero...

—Tres personas murieron ayer.

—Lo sé y lo lamento, créeme Rick... pero abandonar los trabajos...

—Nadie se siente seguro, han perdido la esperanza de poder estarlo, de este lugar —dijo él consternado, dejando ver que él también estaba desesperanzando, sobre la seguridad que les ofrecía su nuevo hogar.

—No es cierto, sino saldrían tras las vallas, buscarían otro sitio —él negó, pero Mara siguió insistiendo—. Hace poco yo estaba allí fuera, sé lo peligroso que es, sé que este lugar es la mejor opción, que aquí podemos vivir y pensar en un futuro real. ¡En serio! Tenemos un bebé, habrá una boda, los niños juegan, ríen y crecen, ¿qué más esperanza se necesita?

Flor Eterna © (The walking dead 3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora