28 de abril de 1720
Las paredes de una celda parecían tener vida, contaban historias y contenían gritos acallados por concreto. Miles de nombres escritos en las paredes junto con manchas de sangre que le daban cierto color marrón a las paredes, para la emperatriz éste no significaba el final, a pesar de que llevaba grilletes y cadenas en las manos, como una bestia que necesitaba ser presa, sus vestidos finos estaban mugrientos a casua del suelo poco aseado y con verdín. Maria Teresa nunca supuso verse en esta posición, no quería ser muerta a manos de otros y no iba a suceder.
La bruja apareció delante de ella acompañada de un guardia, quien permanecía sin pocas ganas de retirarse, queriendo permanecer allí para expiar lo que hablaran.
-¿Podría darnos espacio? - dijo la bruja dirigiéndose al caballero de armadura.
-Son ordenes.
-No del emperador desde luego, es mi petición tener mi última oportunidad de despedirme de alguien.
El caballero dudó por un rato permaneciendo en el mismo lugar pero luego terminó dándoles espacio, al fin y al cabo aquella bruja sería quemada. Agar no sería olvidada para siempre como lo había predicho el oráculo, su tierra estaría a salvo junto con su legado.
La bruja miró a la emperatriz con el rostro sucio y el vestido hecho un completo desastre, sabía que Maria Teresa debía estarla pasando terrible en este lugar que olía a humedad y sangre, era una mezcla nauseabunda, que sinceramente le fueran dado arcadas sino estuviera tan acostumbrada a él con cada hechizo que requería algo de sangre y un lugar oculto con verdín.
-¿Para qué me llamaste Maria Teresa?- fue directa.
-Necesito que hagas el hechizo de desvinculación- dijo en voz muy baja para que el caballero no oyera.
La bruja se acercó más a la emperatriz y esta susurró a su oído de nuevo para que entendiera a la perfección lo que iba a hacer.
-¿Joven o de tu edad con una increíble conservada juventud? - sonrió con un lijero toque de diversión.
-La que mejor vaya con mi ímpetu - sonrió con altivez.
La bruja acomodó sus faldas y estaba dispuesta a salir cuando la emperatriz logró agarrar su brazo fuertemente deteniéndola y acercándose a su oído para pedirle otro favor, la bruja al escuchar aquello negó con la cabeza y la miró horrorizada.
-Sí Agar me olvida, todo el universo también lo olvidará.
-No sabes lo que dices, estás ciega de odio hacia tu pueblo.
-Sé lo que digo, haz lo que te digo.
Eufrates sabía que lo que la emperatriz deseaba era algo con lo que no estaba de acuerdo, pero sabía que la siguiente en el juego de ajedrez era ella, había tenido visiones y su cuerpo caería siendo apuñalado en varias ocasiones por una multitud que estaría dispuesta con acabar con cualquier bruja, pronto descubrirán que ella practicaba brujería, quizás sí cambiaba el curso de las cosas su final sería diferente. Miró por última vez a la emperatriz y apretó su hombro en una señal de que estaba de acuerdo.
El general se había enterado de que Maria Teresa iba a ser llevada a la hoguera y había permanecido en silencio con un quita corchos que llevaba sosteniendo desde un largo tiempo. La vida le arrebataba a la mujer que admiraba y que amaba, lamentaba no haberlo sabido desde que la conoció, nunca fue realmente odio lo que sintió por ella, sino celos y admiración de todo lo que ella representaba, nunca había conocido a una mujer con tanto ímpetu y valentía, ella estaba lejos de cualquier expectativa que guardaba del parámetro de una mujer perfecta, ella cambiaba cualquier parámetro y creaba otra definición de perfección. Agarró el filo del saca corchos y un hilillo de sangre descendió por su brazo, tiró el saca corchos e inclinó la cabeza y por primera vez después de mucho tiempo, se permitió llorar. Toda su armadura había sido arrebatada y ya no era un general, sino un simple hombre que se había enamorado de alguien que estaba a punto de ser consumida por el fuego mientras una muchedumbre decía atrocidades referentes a ella.
A Felipe IV se le había dado el cetro y la corona a pesar de que su madre estaba a punto de ser quemada en la hoguera, lo cual seguía sin comprender, de nada valía su puesto sí no podía evitar que su madre fuera quemada en la hoguera, no era justo y sentía que el pueblo estaba tomando poder y eso era lo que menos quería. Hizo un llamado a los caballeros que se encontraban en el castillo y estos se acercaron muy servicialmente.
-Necesito que paremos la ejecución de mi madre- dijo con voz autoritaria.
-Pero señor el oráculo dijo...
-Es mi madre y con todo el respeto los oráculos a veces fallan dejen de creer en tantas fantasías.
Los caballeros retuvieron su necesidad de decir la palabra "blasfemia", por respeto a su majestad.
Felipe IV era de pensamiento ilustre y apasionado a las ciencias que se negaba a todo invento fantasioso formulado por habladurías del pueblo y más si ese tipo de fantasías amenazaban con quitarle a la mujer que más amaba, su madre. Empeñado en salvarla salió con su grupo de caballeros armados a espada y con flechas forjadas en plata, diseñadas por su mismo padre que era tan apasionado a las armas, era un soldado que Agar jamás lo valoró lo suficiente. El rencor de Felipe crecía hacia su pueblo y nadie negaba que podría ser peor que hasta la propia Maria Teresa. Quizás lo que sucediera hoy evitaría que el corazón del joven Felipe se terminara de oscurecer por rencor y odio.
Antes de que pudieran salir Eufrates los detuvo, Felipe quiso decirle algo para que les diera vía libre a salvar a su madre más Eufrates sopló polvo blanco que acalló la boca del emperador como de todos los presentes, hipnotizados bajo aquél polvillo blanco.
El general salía de su casa con un saco de monedas dispuesto a partir cuando una bruja lo hipnotizó con polvillo, haciendo que éste cayera de rodillas.
Mientras tanto Marella lloraba sobre la tumba que ella misma había cavado para que reposara el cuerpo de su amado hermano. Sentía como si estuviera maldita, todo lo que amaba tenía que morir, era como sí la vida no quisiera que fuera feliz. Haló de sus cabellos y soltó un grito alejado de cualquier cordura.
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Guerra De Imperios
Historical FictionUn país utópico, se convirtió en el imperio más grande la historia, pero que fue borrado para siempre sin explicación alguna, no hay datos ni referentes históricos sobre el. De este lo que más resaltaba era su emperatriz que más tarde se convirtió e...