Thiago había recibido toda esa fortuna y sentía que todo no era real, tanto tiempo trabajó para ella como su secretario, nunca esperó que este sería el regalo que ella le daría. Le dolía que ella hubiera acabado con su vida, pero era algo que sospechaba, algo en sus ojos siempre demostraba una inmensa tristeza que tal vez fue la que llevó a tomar esa determinación. Nadie había encontrado su cuerpo y él solo deseaba despedirla.
Las dos Marellas jamás dijeron donde estaban esos cuerpos, porque sabían bien que no tendrían forma de explicarlo y podrían ir a la cárcel y quizás era mejor así, que jamás se supiera de ellos.
Parado frente al puente, Thiago sostuvo una caja de arena, en una forma de representar a Teresa, lanzó la arena al agua. Tal vez más allá de las aguas ella sería feliz.
Cuando mueres, tu cuerpo se queda en el mundo terrenal, pero tu alma es eterna y ella viaja hacia un sendero que te dirigirá a la otra vida.
El alma de María salió de su cuerpo medio adormecida y logró abrir los ojos cuando vio la luz del final del túnel. Caminó por él y allí se encontró con Eufrates.
- Me alegra verte de nuevo, amiga. Escoge el camino que dicte tu corazón.
Habían 3 caminos, uno era de tierra, uno de una corriente y el último era pasto verde. Ella eligió la corriente porque siempre le gustaban las cosas difíciles.
Cuando pasó la corriente, esta la transportó a un lugar tan blanco y lleno de nieve, con hombres y mujeres que no tocaban el suelo. Uno de ellas la vio y le avisó al resto.
- Es ella una de nuestras reinas.
Ella pensó que iban a aplaudir o darle un abrazo cálido, solo la miraron y le dieron una silla dorada junto con un medallón.
- Para que te proteja de los malos espíritus, mi reina. Es el premio por tus servicios.
Después de eso la gente de allí no parecía ni siquiera importarle, ni darle relevancia, según oyó de un espíritu hablador fue que el lugar estaba lleno de muchos reyes de la brujería y por lo tanto, nadie parecía importarle la llegada del otro. Se sentía distinta, aquí la trataban como su igual y eso le gustaba. Por mucho tiempo quiso ser más, pero eso no le trajo felicidad.
Con los años ella había aprendido la humildad y a entender que el poder no es todo en la vida, ni mucho menos el dinero, es el amor y el servir para el bien de los otros, ser un cambio y una ayuda.
Se paseó por uno de los pasillos de aquella casa gigante llena de neblina. No vio a nadie conocido y se vio interesada por un jardín, que era lo más colorido en todo el lugar.
Pensó en toda la larga vida que había vivido y la que ahora le tocaba. La gente se preocupaba demasiado por la las cosas materiales y al final no éramos nada, más que polvo y alma, y justo era esta última la que debíamos evitar perder.
Sintió una fuerza que comenzaba asfixiarla, eran unas manos demasiado blancas, tanto que se le notaban las venas.
- Ahora si me la vas a pagar aquí.
Esa voz la reconocía. Hizo memoria y recordó de quien se trataba, era nada menos que de Rosaura.
- Lo que hice fue necesario para que esas chicas vivieran en paz. Tú tenías que realizar ese sacrificio por ellas, no estaba bien que vivieras mientras ellas soportaban ese infierno impuesto por tu pariente. Debías hacer el cambio.
- Se lo tenían merecido, mi madre me contó la historia de Marella, era una mujer caprichosa y depravada.
- Ella cometió errores y nadie es quien para decidir el destino del otro.
Rosaura apretó más su cuello y ella pensó que eso jamás acabaría y nadie la salvaría, pero de repente aquella fuerza desapareció. Haciendo que la bombilla se apagará y botara chispa, para de nuevo encenderse y que ella pudiera ver a un hombre que por mucho tiempo amó.
- Benjamín, me siento complacida de verte de nuevo.
- Y yo también, María.
- ¿Aún me odias?, quiero pedirte perdón por todo lo que no hice, por mi soberbia y por dejarte que te fueras sin al menos suplicarte una vez.
- No es necesario que lo hagas, veo tu corazón y es puro, has cambiado Tess. No eres la misma mujer soberbia que antes y esa es la razón por la cual te han dado ese collar. No por tu servicio como reina de las brujas, sino por el sacrificio que hiciste. La gente ha hablado de ello aquí. Gracias a ese medallón te salvaste de la tortura de uno de los malos espíritus.
María Teresa lo abrazó fuertemente, no era como los abrazos terrenales, era como la sensación de acariciar las nubes o de abrazar el viento. A pesar de que se perdía toda sensación terrenal en la muerte, habían conexiones que iban mucho más allá de lo físico y que eran las sensaciones del alma y en lo espiritual. Una conexión mágica.
- Quiero que veas también a otras personas.
Benjamín abrió una de las puertas en el jardín y de allí salieron Felipe con su hijo. Abrazó a ambos.
En el más allá, no existían celos, solo un reencuentro, con el perdón y el amor.
- Me da gusto verte de nuevo, te extrañé tanto Felipe, y a mi hijo.
Acarició las mejillas de su hijo.
- Yo también te extrañé mucho madre, aún estando lejos de ti.
- Siempre le pedía a los dioses por ti, Teresa. Fue larga la espera para verte de nuevo. La gente me dijo que te habías vuelto la reina de las brujas y quizás nunca bajarías, tenía miedo de no volverte a ver.
- Pensé que la inmortalidad y el eterno poder eran la felicidad, pero nada de ello me satisfacía, ni me llenaba. Estaba sola. Supe que había perdido a los que amaba por mi soberbia y entonces comprendí que era hora de sacrificarme y ser alguien mejor.
Felipe le sonrió y la agarró de la mano, seguido por Benjamín y su hijo, llevándola a una mesa de blanco, que no tenía ninguna comida pero si estaba adornada de muchas flores. Ahí se sentaron y hablaron de los bellos recuerdos y no de los malos.
Thiago lanzó la caja al río y este se la llevó con la corriente. Se dio la vuelta y miró hacia el cielo empañado. Subió a su auto y condujo con dificultad, porque la neblina era demasiado espesa.
FIN
ESTÁS LEYENDO
Guerra De Imperios
Historical FictionUn país utópico, se convirtió en el imperio más grande la historia, pero que fue borrado para siempre sin explicación alguna, no hay datos ni referentes históricos sobre el. De este lo que más resaltaba era su emperatriz que más tarde se convirtió e...