Viena (Sebastian Stan - español)

23. 🔞

Es verdad eso que dicen acerca de pensar con la segunda cabeza, nunca es bueno. Aunque Victoria esté tomando la píldora, hay riesgo de un embarazo, así que no debo de volver a hacerlo sin protección. Obviamente el entrar en una cavidad tan deliciosa como lo es la vagina es maravilloso, más aún si es sin ningún tipo de protección, pero nunca se te debe de calentar tanto la cabeza como para ser así de descuidado.

Nos quedamos dormidos al terminar la noche anterior, por lo que cuando los rayos de sol entraron por la ventana, pude observar la bella piel pálida de Victoria bañada con el resplandor de la luz. Sin darme cuenta pasé un par de mis dedos ligeramente por su cintura, haciendo que sus bellos despertaran.

Por primera vez en años, esa mañana mi miembro no estaba despierto. Lo había estado usando demasiado, tenía que darle un respiro aunque no quisiera.

Tapé el cuerpo de Victoria con la delicada sábana, antes de que me arrepintiera y entrara en ella para despertarla. Me mordí el labio pero me alejé de inmediato antes de seguir pensando en sexo, entré al baño y abrí la regadera. Ya era hora de un baño.

Dejé que el agua caliente cayera sobre mí, mientras tallaba mi cuerpo, pensaba en lo que podíamos hacer en nuestro último día que no fuera sexo, pero no se me ocurría algo suficientemente bueno como para dejar la habitación. Me sentía tan a gusto estando en Rumania, que lo único que quería era descansar y disfrutar de la compañía de la Victoria.

El sonido de la puerta abriendo me sacó de mis pensamientos.
-¿Seb?- preguntó dulcemente.
-Hola cariño
-¿Por qué no me esperaste?
-Te veías muy pacífica durmiendo.
-¿Puedo entrar?
-Esa es mi línea.
Ella rió ligeramente.
-Claro que sí, Vi- dije corriendo la cortina y tomando su mano para que entrara.

En un abrir y cerrar de ojos, sentí sus labios en los míos, dándome cortos besos como saludo. Y por primera vez desde que llegamos, no lo hicimos en el baño. Creo que ambos estábamos muy cansados aún, así que el baño ocurrió sin eventualidades. Solo puedo decir que me gustaba la sensación de sentir nuestros cuerpos húmedos.

Esa mañana salimos a desayunar a un pequeño restaurante que había visto en el centro de la pequeña ciudad. Al terminar, salimos tomados de la mano a dar un paseo por la calles. Estaba nevando ligeramente, pero era el clima perfecto para ir en busca de un Kürtöskalács, mejor conocido como pan de chimenea por su forma peculiar. Caminamos rumbo al centro de la ciudad, donde vimos un mercado ambulante pintado de blanco por la nieve, anduvimos entre los diferentes puestos y compramos ciruelas de nuevo, casi al finalizar el mercado, vimos cinco puestos diferentes con grandes Kürtöskalács.

Compramos un par y seguimos nuestro camino, hablando de todo y de nada, viendo las estructuras de las catedrales y edificios. En menos de lo que esperábamos, habíamos llegado de nuevo al muelle, donde sonaba el canto de las gaviotas y el sonido de los barcos en la lejanía.
-Hace demasiado frío Sebastian- dijo Vi dándole la última mordida a su pan antes de guardarlo en su bolsa.
-¿Quieres regresar al hotel?
-Creo que sí, siento que mis dedos se me van a romper y mi cara se paralizará.
-Vamos a calentarte.
-Seb...
-Juro que no lo dije en doble sentido- dije levantando una mano en señal de honestidad.
-Sí, claro- dijo rodando los ojos.
La tomé de la cintura y le di un casto beso en la mejilla, empezamos a caminar de nuevo y noté pequeños copos de nieve cayendo con más frecuencia.

Regresamos corriendo y sentimos cómo se desentumecían nuestros cuerpos con la calefacción del hotel, una vez dentro nos dirigimos al lobby para sentarnos un rato pero un cartel publicitando el "Salón de juegos para adultos" llamó nuestra atención. Básicamente aquel salón era para jugar dominó o ajedrez acompañado de una copa de vino, nada fuera de lo común pero aún así decidimos quedarnos.