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Es la primera vez que viajaba a Suecia y contrario a lo que yo pensaba no nos dirigimos a Estocolmo primero. Sino que nuestro avión se iba más al sur, a la ciudad de Gotemburgo. El trayecto en avión fue corto y me la pasé viendo por la ventanilla del avión mientras Victoria dormía plácidamente a mi lado. Traté de distraerme con la vista pero mi mente era un caos, me trataba de convencer que sus padres me aceptarían pero a la vez tenía una y mil razones para pensar lo contrario. Solo quería irme de regreso a Viena y esconderme en el departamento hasta el siguiente año.
-Seb- dijo Victoria apretando ligeramente mi mano.
-¿Hmm?
-Hemos llegado, vamos.
Sentí como el miedo aceleró mi corazón y empecé a sentir tanto calor que quería quitarme toda la ropa, gotas de sudor empezaron a correr por mi frente.
-Seb, todo está bien- dijo Victoria tomando mi mano.- Ven conmigo, no te pasará nada.
Acercó su rostro al mío y pude oler su perfume tan característico e hizo que volviera en sí. Solo pude asentir antes de seguirla.

Al salir del aeropuerto tomamos un camión que nos llevaría a la estación central de autobuses. Durante el camino Victoria me iba explicando algunos lugares por donde pasábamos y yo hacía mi mayor esfuerzo por escuchar todo lo que decía.

Bajamos de aquel autobús en un parpadeo y entramos a la central. La cual era más moderna de lo que anticipé. Todavía faltaba media hora para que nuestro autobús a Jönköping saliera, así que compramos algo de comer mientras esperábamos.
-¿Estás bien Seb?
-Eh, sí... sí estoy bien.
-Okey, ahora dilo con seguridad.
-De verdad, estoy bien.
-¿Es por que te puedan reconocer?- preguntó después de un par de minutos.
-No es eso... o al menos no tanto...
-Tu cabello ha vuelto a crecer y no traes barba, además de que traes un beanie. A mi parecer no te ves como el tú hollywoodense.
-Eso es cierto- dije tocando el beanie ligeramente.
-Entonces... ¿qué te tiene tan pensativo?
-Es la primera vez que conozco a los padres de mi pareja, en una situación familiar como a la que vamos...
-Oh..., bueno técnicamente ya te conocen...
-Pero el conocerlos en persona es como hacerlo oficial... Perdona no sé ni lo que digo- dije tapándome la cara con las manos.
-Seb, no pienses que esto es como tratar de que te unas a la familia y asegurar que nos casemos o algo así.. Solo quieren conocerte porque saben lo importante que eres para mí, pero también saben que será nuestra decisión el formalizarlo o no. No te obligarán a nada, sin embargo no puedo prometer que no vayan a preguntar. Aun así estoy segura que no lo harán de forma invasiva.
-Okey...
-Corazón prométeme algo.
-¿Qué cosa?
-Que me dirás en el momento en que te sientas incómodo. No tenemos que quedarnos 4 días, si no te sientes bien aquí.
-No quiero que tengas que cortar tu visita después de no verlos en mucho tiempo.
-Y yo no quiero que la pases mal, así que promételo por favor.
-De acuerdo, lo prometo.
Me dio un pequeño beso y acarició mi mejilla.
-Vamos, que hay un transporte más que tomar.

Casi dos horas después, llegamos a su ciudad natal a la cual la noche ya la había cubierto. Salimos de la pequeña estación de autobuses y nos detuvimos en la entrada, mientras Vi desbloqueaba su celular. Todo se veía demasiado oscuro, o más bien la iluminación podría no ser la más correcta.

Mi corazón parecía haber regresado a su ritmo normal, pero de pronto se volvió loco cuando vi a dos personas caminando rápidamente hacia donde nosotros estábamos. Mi mano apretó la de Victoria y ella solo me devolvió el apretón antes de ir a saludar a sus padres.

Vi desde unos pasos atrás su interacción, Victoria abrazó a su madre y padre brevemente, todos tenían sonrisas en sus rostros. De verdad parecían una familia feliz, como esas que muestran cuando compras un porta retratos, además de que eran atractivos. Caminé hacia ellos lentamente, jalando las maletas conmigo.
-Sebastian, ellos son mis padres Olivia y Niklas.
-Gusto en conocerte Sebastian- dijo su madre dándome un corto abrazo.
-El gusto es todo mío- contesté esbozando una sonrisa.
El padre de Victoria era significativamente más alto que yo, pero tenía una mirada... cálida, no dijo mucho pero me estrechó la mano y palmeó mi espalda.

Mis nervios se habían calmado para cuando llegamos a su casa, o más bien departamento. Entramos al edificio y subimos al segundo piso con las maletas, al entrar vi que era un lugar muy acogedor y aunque me pareció extraño, tenía escaleras que daban a las habitaciones. Parecía ser un departamento con desniveles.

Por lo tarde que era nos sentamos a cenar algo ligero antes de ir a dormir, eso de viajar por varias horas ya no era lo mío, estaba muy cansado. Cuando regrese a Estados Unidos y tenga que ir a eventos en California y Nueva York, probablemente será algo difícil. Aunque, ¿de verdad quiero regresar a hacer eso?

Victoria tomó mi mano y me guió hasta su habitación, sacándome por completo de mis pensamientos, su padre ya había llevado las maletas anteriormente por lo que solo teníamos que desempacar algunas cosas antes de acostarnos en la cama.
-¿Cómo estás?- preguntó Victoria cuando regresé de lavarme los dientes. Ella estaba sentada en la orilla de la cama.
-Bien, mejor de lo que esperaba.
-Me alegra- dijo sonriendo.
Me acerqué a ella y besé sus labios suavemente antes de tomar sus manos y llevarla a que se recostara, haciendo que la cama rechinara ruidosamente.
-Definitivamente, no podremos hacer nada aquí- dije acostándome a su lado y haciendo que rechinara nuevamente.
-Te lo dije.
-Bueno, pero podré dormir en la misma habitación que tú.
-¿Eso no lo hará más difícil?
-Para nada, yo amo dormir junto a ti- dije pegando su cuerpo al mío, inundado mis fosas nasales con su aroma.

Al día siguiente fuimos a pasear por Gotemburgo, ya que de acuerdo a las palabras de su madre Olivia: "En Jönköping (la ciudad donde viven) no hay nada interesante". Tomamos algo ligero para desayunar, la verdad no sé por qué tantas comidas son "ligeras", si no sabíamos hasta qué hora comeríamos de nuevo.

-¿Tus padres no irán?- pregunté cuando Victoria tomaba mi mano para bajar las escaleras.
-Prefieren que nosotros vayamos solos.
-¿Por?
-Dijeron que no querían incomodar.
-No, no. Yo no tengo problema, espera voy a decirles.-
Victoria solo asintió y esperó en el recibidor.
-¿Olivia?
-Oh, Sebastian. ¿Todavía no se han ido?
-Aún no, pero ¿no quieren venir con nosotros?
-Ah no, no te preocupes... No queremos que te sientas incómodo con nosotros ahí.
-Por favor, significaría mucho pasar el tiempo con ustedes.
-¿De verdad?
-Sí, claro. Vengan con nosotros por favor.
-De acuerdo, iré por Niklas.
-Okey, esperaremos afuera.
Regresé con Victoria y ella solo tenía una sonrisa burlona.
-¿Qué pasa?- pregunté.
-Y tú estabas preocupado por lo que ellos dirían de ti.
-Creo que exageré un poco, aunque supongo que mañana que conozca al resto de tu familia, no me sentiré tan confiado.
-Tal vez, estarás algo abrumado. Pero, recuerda que los más importantes son mis padres- dijo antes de darme un beso corto.

Cuando llegamos a Gotemburgo después de viajar dos horas en autobús, me di cuenta del clima y es que a pesar de que no faltaba mucho para que llegara el otoño, el clima era cálido con algo de lluvia. Algo que no esperas de Suecia.

Debo decir que las conversaciones fueron más fluidas de lo que imaginé, en mayor parte porque Olivia sabía exactamente qué preguntar para conocerme. Yo traté de hacer preguntas también y con cada respuesta me impresionaba el gran nivel de inglés que tenían. Y es que los países nórdicos son los que mayor nivel de inglés tienen, literalmente casi cualquier persona hablaba inglés sin importar su edad u ocupación.

En el último año, me había acostumbrado a que en Europa caminas mucho y andas en bicicleta, aunque eso no quiere decir que sea bueno para eso. Pero ese día, todos notaron que definitivamente yo no era de ahí. Ellos podían andar y andar, pero yo era el que siempre pedía tiempo para descansar un poco. Yo sentía que estábamos visitando a pie toda la maldita ciudad, era muy bella y colorida, pero en cualquier momento mis pies se me iban a caer.

Me llevaron a un par de museos, un jardín botánico, una iglesia, un mercado y un mirador desde donde se apreciaban una cantidad inmensa de casas con techos rojos. Parecían de juguete. Como esas cosas que ves en algún documental pero no crees que realmente existan, hasta que están frente a ti. Nos tomamos fotos ahí, con el sol iluminando nuestros rostros y las nubes cargadas de agua detrás.

Cuando bajamos de aquel mirador Skansen Kronan, regresamos al barrio de Haga para tomar café con pan o galletas antes de regresar a la estación de autobuses.

Esa noche dormí como tronco.

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A/N: A partir la siguiente actualización, escribiré una escena 🔥 en cada capítulo que publique hasta terminar este libro (aunque ya no faltan muchos la verdad) <3
Gracias por la gran espera, ahora si terminaré este libro.

Viena (Sebastian Stan - español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora