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-Sebastian, por Dios, yo no te crié así- dijo mi madre del otro lado de la pantalla. Estábamos teniendo una videollamada.
-Mamá...- dije en un tono de reproche.
-¿Qué quieres que te diga? Literalmente pensaste con la otra cabeza.
Me tapé la cara con las manos, definitivamente odiaba hablar de esto con mi madre.
-Aunque no se lo hayas dicho justo antes de que... terminaras, parece haber tenido el mismo efecto. Fue como un vómito verbal- ella dijo.
-Ya sé, pero es algo que sí pienso. Quiero estar con ella.
-¿Ah sí?
-Sí. Aunque creo que ella no se quiere casar... entonces de ser así solo quiero compartir mi vida con ella, sin el título, ya sabes...
-¿Crees?
-¿Eh?
-¿Ni siquiera estás seguro sí ella de verdad no se quiere casar?
-Recuerdo que una vez lo mencionó...
-¿Una vez?... ay por Dios.
-¿Qué hice?
-Antes de que hagas planes para un futuro donde ustedes dos estén juntos, debes de pensar qué es lo que quieres tú y hablarlo también con ella. Su relación, va bien a pesar de lo rápido que fue todo. En un abrir y cerrar de ojos ya estaban viviendo juntos.
-Sí fue rápido...
-No lo digo porque esté mal, solo que se han ido conociendo todo este tiempo, pero antes de dar un paso más en tu carrera y en la de ella, pónganlo sobre la mesa y ya después que intercambien ideas, se comuniquen, que lleguen a un acuerdo... ya lo sellan con sexo sin problema.
-¡M-Mamá!- podía sentir mi cara enrojecida.
-Sebastian, ni que fueras un santo. ¿Crees que no sabía lo que decían de ti o lo que llegué a ver cuando te visitaba? Fuiste muy curioso en tu tiempo en Los Ángeles, bien por ti hijo mío.
-Ay no...- me tapé de nuevo la cara.
-Que por cierto, necesito saber cuándo me vas a presentar a Victoria.
-Ah, pronto mamá.
-Porque la conocí una vez que se unió a la videollamada pero nada más.
-Sí, lo sé. Pensaba en que tal vez podamos vernos para Año Nuevo y ahí presentarlas.
-Bueno, de hecho yo pensaba viajar a Europa con mis amigas en diciembre. Podríamos vernos por allá entonces.
-Oh, suena bien, solo dime en qué ciudad estarás para Año Nuevo y ahí estaremos- le aseguré.
-Okey, ya dijiste eh, no se vale cancelar.
-No te preocupes mamá, pero ¿por qué no me habías dicho que saldrías de viaje?
-¿Tengo que pedirte permiso?
-Pues al menos necesito un aviso con 30 días hábiles de anticipación.
-Ay Sebastian, no juegues.
-Es broma, es broma- dije riendo.
-Me alegra ver que después de tanto, estás retomando tu vida- dijo sonriendo.
-A decir verdad, no creí que volvería a hacerlo. Al menos no tan rápido.
-Te amo hijo y mi punto con toda esta conversación es que tienes que hablar con sinceridad. No solo hacia ella, sino hacia ti también. Reflexiona acerca de tu carrera, el guión, tus sentimientos, todo lo que quieras. Solo, prométeme algo.
-¿Qué cosa?
-No dejes que tus pensamientos intrusivos ganen.
Asentí mientras limpiaba un par de lágrimas que habían caído por mi mejilla.
-También te amo mamá.
-Y recuerda que es fácil decir, 'vamos a compartir nuestra vida juntos' pero ¿siquiera han acordado si se quedarán en Viena?

El hablar con mi mamá era como tirarse un balde de agua fría, siempre te hacía pensar y te traía de un golpe a la realidad. En el buen sentido. Todo aquel día estuve haciendo pucheros y un berrinche en casa mientras estaba solo, pero sabía que ella tenía razón. Me di cuenta, que extrañaba los abrazos de mi madre, había pasado demasiado tiempo ya sin ellos.

•••

Habían pasado varios días desde que le dije 'eso' a Victoria y ella actuaba normal, como si no le hubiera dicho algo fuera de lo común. Ese día ella me dijo que sí, sin dudarlo por un segundo, sin verse confundida ante tal pregunta. Y luego durmió en mis brazos plácidamente. ¿Y si piensa que fue algo que dije solo en el momento? ¿Como si no hubiera sido mi intención o sin decirlo en serio? Okey, sí tengo que hablar con ella.

-¿Recuerdas cuando hicimos un picnic en el Palacio Schönbrunn?- le pregunté a Victoria unos días después.
-Claro que lo recuerdo, tomamos cerveza aunque estaba prohibido- dijo Vi riéndose.
-Estabas asustada y emocionada de romper las reglas.
-Creo que estaba más asustada porque si nos atrapaban serían muchos euros de multa.
-Ah buen punto
-¿Qué hizo que lo recordaras?
Me encogí de hombros ligeramente y de pronto Victoria estaba a mi lado, tomando mi mano.
-¿En qué piensas amor?- ella preguntó.
-Nada en particular...
-Okey, entonces ¿quieres hacer un picnic de nuevo? Puede ser este sábado- sugirió Vi.
-Claro, pero esta vez llevemos comida. Prepararé algo.

Viena (Sebastian Stan - español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora