Viena (Sebastian Stan - español)

20.

Aquel viernes por la mañana, empaqué la ropa para 3 días en Rumania. Había consultado el pronóstico del clima y era probable que nevara durante nuestra estancia. Lo veía extraño dado que enero había pasado ya. Los pasaportes descansaban en la mesa del vestíbulo y la reservación de hotel ya se había hecho. Lo único que faltaba era que Victoria hiciera su maleta. Tal vez podría ayudarla un poco porque tendríamos poco tiempo para irnos una vez que ella regresara del trabajo.
"¿Quieres que te ayude a empacar?"- escribí en un mensaje.
"Empaqué esta mañana, dejé la maleta al lado de la mesa del vestíbulo"- respondió  Victoria pocos minutos después.
Fruncí el entrecejo ligeramente y caminé algunos pasos para llegar a dicho vestíbulo. En efecto, una maleta de cabina gris estaba recargada al lado de la mesa. Qué raro que no me di cuenta de su presencia. Tomé mi maleta azul y la puse junto a ella.

Vaya, hacía mucho que no viajaba solo por placer. ¿Cuándo dejé de hacerlo?

Horas después estábamos llegando al aeropuerto a través del metro. Parecía una hora del día popular para viajar ya que el vagón venía lleno de personas con maletas de todos los tamaños y colores posibles. Después de todo era viernes, ya había anochecido y muchas personas se van los fines de semana. Salimos del vagón y tomé la mano de Victoria, no quería perderla entre tanta gente; besé su mano y le mostré una pequeña sonrisa, la cual ella regresó ampliamente.

En cuanto localizamos el área de salidas al extranjero, caminamos hacia el módulo de la aerolínea que habíamos elegido, la única aerolínea que operaba en Rumania. Esperamos una hora después de hacer el check-in, por lo que fuimos a cenar en un pequeño café junto a la sala de espera.
-No puedo creer que de verdad vayamos a Rumania.
-No me diste mucha opción- dije esbozando una sonrisa de lado.
-Siempre hay opción.
-No cuando la tristeza cubre tu rostro.
Vi sus mejillas volverse de un tono carmesí.
-Lo lamento- susurró.
-Olvídalo. La verdad estoy feliz de ir.
-No se nota demasiado.
-Aprendí a controlar algunas de mis emociones, después de todo soy actor.
-Cierto, sin embargo espero que no escondas tus sentimientos de mí.
-Me has visto en muy malos momentos, ya no hay nada que pueda esconder de ti.
Ella sonrió y tomó mi mano en la suya sobre la mesa, después de ajustar el beanie  color vino que cubría mi cabello.

Una vez en el avión, Victoria no podía parar de sonreír. Dijo que no se dormiría ya que eran solo un par de horas de vuelo y quería ver Rumania desde la ventana cuando llegáramos. Pero solo fueron palabras al aire. Nos dieron un pequeño snack cuando llevábamos escasos 15 minutos de haber despegado, el cual Victoria devoró de inmediato para quedarse dormida justo después. Pedí una manta para ella y la coloqué sobre su hermosa figura. Se veía tan pacífica, no pude evitar besar su frente.

Muy joven me mudé de Rumania, tan joven como para no recordar casi nada, solo algunas vistas al mar negro y el clima extremoso que caracteriza a la costa. Recuerdo más de Austria y por supuesto de Estados Unidos. Cuando empecé a ganar lo suficiente como actor, hace algunos años, trataba de ir a Rumania una vez al año. No para visitar a familia, ya que no tenía o no los recordaba, sino para recordar quién soy y que la fama no se me subiera a la cabeza. Visité mi ciudad natal 4 veces, y la última vez fue hace aproximadamente 3 años. ¿Por qué había dejado de venir? Si era algo que añoraba siempre y que me hacía sentir tan pleno...

"Estamos sobrevolando la ciudad de Constanza"- dijo una de las aeromozas a través del micrófono.

Desperté a Victoria y admiramos juntos lo poco que se podía ver de la costa, hasta que anunciaron el descenso y ella tomó mi mano, antes de cerrar los ojos y apoyar su cabeza en mi hombro. Había olvidado lo mucho que le asusta la turbulencia y los descensos.

Por fin estaba de vuelta en la que una vez fue mi hogar, sentí adrenalina correr por mi cuerpo. Creo que nunca me había sentido tan emocionado de sentir el viento helado colarse entre mi ropa y erizar mi cabello.
-Vamos Seb- dijo Victoria esperando a que tomara su mano para salir del avión.