Viena (Sebastian Stan - español)

14.

Nos separamos cuando ambos necesitamos aire, la sensación en mis labios era indescriptible, me mordí inconscientemente el labio inferior tratando de revivir la fricción al besar. Nos vimos directamente a los ojos, ella me sonrió dulcemente, como si hubiera estado esperando ese momento por mucho tiempo. Le devolví la sonrisa y la abracé, ella correspondió y abrazó mi cintura descansando su cabeza en mi pecho. Por fin lo había hecho, por fin la había besado y fue mil veces mejor de lo que esperé. Aspiré su suave aroma a canela, mezclado con algo de alcohol y un ligero toque de tabaco. Por un momento había olvidado que ella había asistido a un fiesta.

-Deberíamos dormir, ¿no crees?- preguntó de pronto sin moverse de posición.

-Sí- dije en un susurro, me levanté de la cama sin querer separarme de ella, para sacar un pants y una playera que ella se pudiera poner.

-Puedo dormir así- dijo deteniendo mis manos.

-No va a ser muy cómodo.

-Puedo dormir en ropa interior, entonces.

Sentí mis mejillas ruborizarse.

-¿A qué se debe esa decisión?- pregunté sintiendo una pequeña sonrisa asomarse por mis labios.

-¿Por qué no?- dijo encogiéndose de hombros.

-¿Estás segura?

Ella asintió.

-Sólo si tú duermes en bóxers.

Sonreí ampliamente, habíamos vuelto a los coqueteos.

-Dalo por hecho.

Ambos nos empezamos a quitar la ropa, cada uno absorto en sus propios movimientos sin ver al otro, como si guardáramos el postre para el gran final. Nos desvestimos hasta terminar en ropa interior, con lentitud levantamos la mirada hacia la otra persona y admiramos todo. Observé su conjunto de color palo de rosa, hacía un lindo contraste con su piel blanca. No se veía inocente, pero sí delicada; se asomaban algunos toques color vino en las orillas lo que hacía que ese conjunto fuera más que adecuado para su personalidad. Me acerqué a ella para tocar su piel de porcelana, y sentí cómo reaccionaba a mi suave toque al erizarse. Ella tocó mi abdomen y trazó con su dedo mis músculos.

-¿Has estado haciendo ejercicio?- preguntó.

-Un poco.

-Te ves bien.

Dejó su mano caer y se inclinó sobre la cama para levantar el cobertor y poder meterse debajo. Apague la luz e imité sus movimientos. Aún podía ver su rostro gracias a la luz de la calle que penetraba por las cortinas. Ella sonrió y me abrazó de la cintura. Definitivamente se sentía diferente dormir con alguien sin tanta ropa, tocas más piel de lo normal y es una sensación muy íntima. En ese momento no necesitas tener sexo, sólo necesitas a ella junto a tí, sintiendo que son uno y disfrutando de su presencia a tu lado.

No había dormido tan bien ni tanto tiempo en semanas. Al despertar tenía los ojos hinchados de tanto dormir y la luz del sol entraba por la ventana. Volteé mi cabeza hacia la izquierda y la vi ahí, durmiendo plácidamente al lado de mi hombro. Ahí es cuando supe que quería despertar así siempre.

Pero, ¿cómo podía desear eso si no podía ofrecerle nada más que mi roto corazón? Mi situación emocional no era la mejor en ese momento, y quién sabe si algún día mejoraría. Tal vez tendría que regresar a Estados Unidos para de verdad redimirme, y debería de hacerlo pronto para poder tener algún tipo de futuro con Victoria.

-Buenos días- dijo Victoria en un susurro.

-Buenos días- dije olvidando por un segundo en lo que estaba pensando.