CAPÍTULO 10: se hacen daño.

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- Te quiere de una forma especial Luis. - termina por decir la navarra al ver el silencio y el desconcierto del chico. - no la había visto así con nadie.

- ¿Cómo está.?- pregunta dudoso. No sabe si realmente quiere saber la respuesta, que sus amigos le confirmen que la catalana está echa polvo no ayuda demasiado a sentirse mejor.

Alfred le pregunta, a su cuestión, si quiere oír la verdad. Eso para nada, lo deja más tranquilo, y solo hace que sus nervios y el malestar se intensifiquen.

- Destrozada, está muy triste Cepeda,- comienza a hablar Ana.- lo has entendido mal, Vicente la ha apoyado pero no han llegado a nada más que la amistad. Necesitaba apoyo más cercano aparte del de nosotros y se refugió en él. - Ana hace el esfuerzo por intentar entenderle, pero ni él mismo es capaz, se siente estúpido y no ha actuado así de mal en su vida, por lo que entiende que la canaria no sea capaz de ponerse en su lugar.

- Ana, tengo que ir a disculparme. Me he portado muy mal con ella. - tiene intención de levantarse, con un poco de suerte puede que pille a la chica todavía despierta. Una mano frena sus impulsos y distingue a Miriam tirando de su brazo.

- Está durmiendo, se sentía mal y se ha quedado dormida en cuanto hemos salido de la habitación. Espera a que se le pase un poco el disgusto, cuando ella quiera solucionarlo, vendrá a hablar contigo, no lo dudes.

Los nervios se disipan un poco con la cuarta calada al cigarro. No se siente mejor, pero es verdad que pensándolo en frío lo ha echo horriblemente mal.
Puede que su orgullo no le dejara pensar con claridad antes, pero ahora que lo está pensando en frío solo puede echarse las manos a la cabeza y rezar porque la chica no le odie para el resto de su vida.

Aún así sigue habiendo un tema del que no conoce ningún detalle. Esperaba encontrar un momento de calma y de tregua en la discusión para preguntarle pero se les ha ido de las manos y han acabado con un ataque de ansiedad por parte de la chica.

- ¿Cómo murió su padre.? - pregunta con la voz temblorosa y sin poder evitar que un escalofrío le recorra toda la espalda.

Dudan durante un segundo que se pasan mirándose entre ellos. Ese tema debería ser la chica quién se lo explicara, pero sabiendo que, tal y como están las cosas, Aitana no va a ser capaz de soltar una palabra, Amaia empieza a hablar.

- Creo que de aquí, somos los únicos que sabemos como murió su padre menos tú. Los demás compañeros no lo saben, solo nosotros, por lo que, si Aitana no se los ha contado, nosotros no somos quién para hacerlo. ¿Entendido.?- alza las cejas esperando una confirmación del gallego.

Lo que le faltaba.

Asiente lentamente con la cabeza mientras Amaia le sigue manteniendo la mirada.

- Amaia por Dios- dice rodando los ojos.

- Vale, esto es lo que sé, Aitana me llamó llorando mientras yo estaba en Barcelona para una entrevista, era de madrugada cuando sonó mi móvil muchísimas veces, lo descolgué y me dijo que su padre había tenido un accidente y que iban de camino al hospital. - relata con las manos temblorosas, recordar cómo Marta se intentó poner en contacto con ella le pone los pelos de punta.

- Alfred y yo corrimos hasta donde nos había dicho Aitana y cuando llegamos estaba en la sala de espera con Marta, su madre estaba hablando con el médico que estaba atendiendo a Cosme y nos pasamos toda la noche en esa sala de espera. Por la mañana, nos confirmaron que su padre había entrado en coma y que no se sabía cuando despertaría, Marta y yo la convencimos de que fuera a su casa y se duchara mientras Alfred cancelaba la entrevista para ese día. Unos meses más tarde, su padre iba empeorando y ella solo salía del hospital para cambiarse de ropa, ducharse, comer algo y dormir. Hablábamos con ella todos los días y aunque decía que estaba bien sabíamos cómo estaba comiendo.- normalmente, era Marta quién se encargaba de avisarles con los cambios, pues su amiga apenas cogía el teléfono lo que obligó a Marta a casi instalarse en el hogar de la Ocaña Morales.- Ella no me cogía el teléfono con frecuencia por lo que tenía que llamar a Marta para ver cómo iba. Los que estamos aquí íbamos a Barcelona cada vez que podíamos y por lo que me ha dicho ella, los demás concursantes la llamaban diariamente y la apoyaban desde sus casas pero, ¿ Y tú Luis.? sabías de sobra la falta que le hacías en ese momento. Ni si quiera le contestaste el mensaje donde te contaba lo de su padre y...- la historia se ve interrumpida por un comentario de Luis, hay algo que no le cuadra y le pregunta a la navarra antes de que siga contándole.

- Amaia, ¿qué mensaje.?- Intenta hacer memoria, está seguri de que no le mandó nunca ningún mensaje.-

- No me digas que no te mandó el mensaje.- dice, con un poco de esperanza en las últimas palabras, esperaba que su amiga se lo mandara tal y como hablaron. Niega automáticamente.

- ¿No te mandó el mensaje.? - pregunta esta vez Ana.

- No , no me mandó ningún mensaje. ¡Que alguien me diga qué pasa con ese mensaje!- grita perdiendo la paciencia.

- Le dijimos a Aitana que te mandara un mensaje contándote todo lo que había pasado, le hacía falta tu apoyo y estábamos seguros de que te lo había mandado... Mira que es cabezona, no quería mandártelo porque pensaba que ya no le importabas, ni ella ni su familia.- termina por añadir triste Roi, que se había mantenido al margen de la conversación todo este tiempo.

- Pensé que confiaba en mí pero ya veo que no- dice mirando hacia el suelo, la cosa había cambiado tanto durante tan poco tiempo que casi no recordaba el tiempo en el que no estuvieron distanciados. El enfado inicial solo hizo empeorar las cosas y está seguro de que si lo hubieran arreglado mucho antes ese mensaje habría llegado a su destino.

Las horas pasaban entre riñas consejos y historias, y es a las dos de la madrugada cuando recuerdan que siguen en un programa de televisión y que mañana les despertaría demasiado pronto.

Decide hablar mañana con Aitana, hoy no se siente con fuerzas y no va a interrumpirle el sueño para discutir. Pero piensa hacerlo mañana sí o sí para quitarse ese peso de encima, ese que lleva cargando en la espalda desde hace un año y que sólo le crea un nudo en la garganta que le impide respirar.

Cuando entran en la habitación les recibe el completo silencio de todos sus compañeros que se encuentran ya en la cama, pasa por al lado de la chica y le es imposible no parar a observarla unos segundos.
Una lágrima se desliza por su mejilla y a riesgo de que la chica se despierte y le pegue un tortazo que lo lleve de vuelta a Madrid, seca con su dedo pulgar esa agua que ha visto deslizarse.

No puede evitar que un sentimiento de culpa le vuelva a sacudir, si la chica está llorando en sueños no se quiere imaginar cómo estará después de haber discutido esta tarde.

Sin duda, a ninguno de los dos le ha venido bien la pelea. Solo han conseguido hacerse daño y acabar más destrozados de lo que estaban.

Pero dicen que Los que se pelean se hacen daño ¿No.?

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Este capítulo es mucho más corto, pero bueno.

Gracias por llegar hasta aquí.

Besiños y os quiero 💙💙💙

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora