CAPÍTULO 47: Melifluo.

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Las fotos, los mensajes y las publicaciones dónde es etiquetada abundan en su bandeja de entrada. Las llamadas se acumulan en fila esperando a que la chica las vea pero está demasiado ocupada compartiendo la banqueta del teclado y el mismo piano con otra persona.

La melodía que sale de sus veinte dedos les es demasiado conocida, podría ser cualquier otra, pero las primeras notas de la bella y la bestia comienzan a sonar cada vez más decididas inundando por completo el estudio particular de la casa de Luis.

No lo están pasando demasiado bien, y dejando a un lado la paz y tranquilidad que obtienen compartiendo instrumento con su pareja, no, definitivamente no es un buen momento para ninguno de los dos.

Luis sigue preocupado por la cantidad de cosas que tiene en la cabeza, siempre se ha caracterizado por involucrarse mucho en temas ajenos pero es que no llega a terminar de comprender el asunto que tienen entre manos. Tanto él como Rocío han hablado mucho a lo largo de estos días, pero no puede evitar no terminar de sentir esa calma que ha intentado transmitirle a la sevillana.

Por otro lado, las pesadillas vuelven a interrumpir el sueño de Aitana, lleva varios días inquieta, y aunque es consciente de que no hay nada de lo que preocuparse, saber que Manuel y otras personas han intentado contactar con ella no la deja más tranquila. Lo ha echo de la peor manera posible, sabe que si sale a la luz puede caer toda la culpa sobre ella, la prensa se le echará encima, la gente cambiará su opinión sobre ella.

En definitiva, cambios y problemas que han llegado por ser una inmadura que no sabe obedecer a las personas que saben de esto.

Pero qué culpa tiene ella si siempre fue de lucharse a sí misma.

Qué culpa tiene si no tiene carácter, si directamente tiene una metralleta en los ojos y le es imposible no comenzar a disparar balas cuando su corazón le avisa que las aguas pueden ponerse turbias.

Qué culpa tiene si se dejó llevar por los impulsos que su corazón dictó al compás de una canción cualquiera mientras cruzaba medio mundo para dejarle bien claro a él quien es Aitana Ocaña.

Y aunque en su mente intenta convencerse de que hizo lo correcto, no puede evitar que los pensamientos vuelvan a avasallar su cabeza en el momento menos oportuno, en el momento de calma como es ahora, disfrutando del sonido melifluo que consiguen la presión de sus dedos sobre las diferentes letras, y que en un descuido logra que la melodía desafine al pulsar una tecla negra en vez de la blanca consecutiva que iría en su lugar.

- Perdón perdón.- intenta disculparse con el chico por su metedura de pata, pero la concentración hace rato que ha abandonado la habitación. Y obviamente Luis se ha dado cuenta.

Por lo que el pelinegro detiene la melodía para en su lugar agarrar las manos de la chica y tirar de ella hasta que queda pegada a su cuerpo.

Persona indicada en el momento indicado lo llaman.

- Venga va, cuéntamelo.- le insiste, pero la verdad es que la chica no tiene nada concreto que le produzca ese estado de ánimo. Es más bien un cúmulo de situaciones que consiguen ahogarla poco a poco. Aunque no logra descifrarlas del todo o conseguir enfocar su mente en buscar un motivo, sabe que algo de todo eso tiene que ver con el nombre de su exnovio, la futura reunión que mantendrá con Martos y la llegada de el mes de Mayo.

Porque Mayo remueve demasiadas cosas para ella y aunque esta vez tenga al gallego para afrontar con él el día que recuerda perfectamente en su mente, no puede evitar no sentir que le falta el aire y notar cómo las paredes de su casa se van cerrando poco a poco al ir tachando días del calendario.

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora