CAPÍTULO 23: pezqueñín.

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Las personas están tan concentradas en sus respectivos vasos y en el alcohol que contienen que es cuando el pequeño grupo que sí que ha entendido desde el primer momento qué ocurría, comienzan a aplaudir provocando la atención de todos.

Ni siquiera se han dado cuenta de que la cumpleañera había ocupado el centro de la estancia y llora ahora a moco tendido.

Una propuesta de matrimonio, ni más ni menos.

- Ven un momento.- le dice Luis acercándose a ella y cogiéndole de la cintura, guiándola así, hasta la primera fila de la propuesta.

- No sabía que era tu hermana.- le contesta la catalana susurrando en su oreja y sonriendo.

- ¿No crees que es muy original.? Digo, pedirle matrimonio en su cumpleaños no es algo que se vea todos los días.- comenta Luis eufórico, ganando las miradas acusatorias de los presentes que quieren disfrutar del momento y escuchar las palabras del chico.

- Mi padre le pidió matrimonio a mi madre cuando se enteraron de que estaba embarazada de mí.- le cuenta una vez se ha echo el silencio y el chico atrapa una de las lágrimas rebeldes que caían mejilla abajo.

La sala estalla en aplausos y ellos se suman a la multitud chocando también sus manos.

- Vamos a esperarnos un poco, que ahora la gente está emocionada y no nos van a dejar acercarnos a ellos.- le dice mientras intentan salir del tumulto de gente que se ha formado al finalizar el acto.

Se apartan un poco hasta donde hay menos gente y donde los padres de Luis hablan con la lagrimilla asomando.

- Hijo, que yo no sabía nada de esto y me encuentro de repente con que mi hija se casa.- dice su madre exagerando los gestos.

Él intenta explicarle, que aunque se lo haya pedido, no quiere decir que vayan a casarse en dos semanas, pero su madre está demasiado ocupada quejándose porque ha sido de las últimas en enterarse del compromiso como para escuchar las explicaciones que su hijo está intentando darle.

- Tranquila Encarna, que a mí no me ha dicho ni una palabra.- dice Aitana acusando automáticamente con la mirada a Luis, que no ha podido decirle nada porque conociéndola, era capaz de arruinar la sorpresa.

- Tener hijos para esto, ¿verdad Encarna?.- pregunta la chica buscando el apoyo de su nuera.

La mujer asiente y antes de que se den cuenta está abrazando a su hija que llora emocionada.

Las felicitaciones inundan la estancia en cuanto ven cómo la pareja se acerca hacia ellos y María, todavía con un par de lágrimas surcando sus mejillas, abraza a sus padres bajo la tierna mirada de su hermano y su cuñada. 

- Gracias tío.- dice Sergio chocando su mano y abrazándole seguidamente.

- Nada hombre, es lo menos que podía hacer por mi hermanita.- le quita importancia tirando del brazo de su hermana, haciendo así, que ella se despida de sus padres para abrazar a su hermano. 

- ¿Quién crees que ayudó a este muchacho.?- dice señalando a Sergio que, al escuchar su nombre, gira su cabeza y se despide de las personas con la que estaba hablando para añadirse al grupo y contestando la pregunta de su hermana vuelva a estrujarle entre sus brazos.

Su novia y su madre siguen en las mismas. Se han empeñado en que podrían habérselo contado y hubieran guardado el secreto y ahora no hay quién las saque de ese estado de indignación en el que aseguran que están sumergidas.

- ¿Pero cómo os lo íbamos a contar si vosotras dos sois las más chismosas de toda España.?

La respuesta no se hace de rogar y Aitana contraataca pegándole un golpe flojo en su hombro.

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora