CAPÍTULO 21: Rodrigo.

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Puede por fin respirar un poco más tranquila cuando deja su bolso y la carpeta del médico en el mueble de la entrada.

Siente su mirada taladrándole la nuca y cuando se gira encuentra a Luis todavía con la chaqueta puesta desde el marco de la puerta de la cocina, abre sus brazos permitiéndole esconderse en ese escudo protector que tanta confianza le da.

- Vamos a sentarnos anda.- dice luchando por mantener las lágrimas a raya y no comenzar a llorar desconsoladamente preocupando más al chico. Sabe que no va a poder aguantar más sin decírselo y como se espere unos cuantos abrazos más seguramente se arriesgue a contarle todo rápidamente y sin detalles.

Coje la carpeta que le ha dado la doctora de camino al salón y ya allí Luis se sienta justo al lado suya. De ahí extrae el primer folio donde explica brevemente su caso.

La paciente Aitana Ocaña presenta una leve angina de pecho, enfermedad en la cual, sufre dolores debajo de este y náuseas y mareos constantemente, esta situación se produce por la falta de sangre y oxígeno al corazón.

Al ser una enfermedad poco avanzada, es recomendable que se sigan los siguientes consejos:
-dejar de fumar.
-Hacer deporte.
-Llevar una dieta variada

Además de la toma de Nitroglicerina para dilatar las
arterias coronarias y alguna otra medicación recetada por su doctora.

Para más información, consulte con su medico de cabezera.

Cuando termina de leer levanta la mirada para encontrarse con la de Aitana que juega distraída con la gomilla de su muñeca.
No sabe que hacer, no sabe cómo
reaccionar y con tan solo imaginar lo que habrá tenido que llorar ella sola dentro de la consulta se le nubla la vista.

Su mente reacciona y abre inconscientemente los brazos para rodear su diminuto cuerpo, creando por unos minutos una burbuja de paz y tranquilidad que sólo se rompe cuando la chica vuelve a hablar.

- No he llamado a mi madre.- dice todavía abrazada a su novio.

- La llamé mientras estabas en la consulta.- le informa pasando su pulgar por su mejilla.- me dijo que nada más supieras algo la llamaras.

-Me han dicho que no es nada grave y que no tendría que complicarse, pero supongo que querrá saberlo.- dice sacando de su bolsillo su teléfono móvil ahora un poco más calmada.

Se levanta con intención de llamar a su madre antes de que un mano atrape la suya y haga que se abrace a él de nuevo.

-Todo va a estar bien ¿vale.?- susurra con su cara entre las manos.

-Eso espero...- responde mientras escapa un suspiro de sus labios.

Apenas son las dos de la tarde cuando deciden que un poco de pescado y algo de arroz en blanco saciará su poco apetito.
Es un momento duro y todavía están tratando de asimilarlo, encerrados en sus pensamientos
no mantienen conversación en toda la comida.  Supone que debe de haber sido un golpe demasiado duro para Aitana y que necesita reflexionar ahora mismo. Pero la chica no se libra de las caricias que el chico aprovecha en todo momento para darle.

Y realmente, no, no quiere librarse.

Terminan de comer y se reparten la tarea de intentar fregar los platos mientras la chica los seca.
Eso se queda en una mera intención, porque aunque han terminado de limpiar los platos, en la guerra campal de agua y jabón que han comenzado ha sido Luis el que se ha proclamado ganador.
Eso sí, acabando hasta arriba de espuma y con los dedos arrugados.

- Debería pasarme por la farmacia.- recuerda ella con los brazos cruzados apoyada en el marco de la puerta mientras le observa cómo termina de secar el último vaso usado anteriormente en la comida.

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora