CAPÍTULO 35: pequeño desnivel.

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Le tiemblan tanto las extremidades que teme prepararse un vaso de alguna bebida que la tranquilice por si este cae al suelo. Es absurdo y todavía no sabe cómo no se ha dado cuenta de que su periodo se había ausentado todo este tiempo.
Lo achacó a un problema de estrés y no le dió más importancia cuando al primer día de retraso vio su ropa interior impoluta al ir al baño. Casi cuatro días después estaba tan concentrada en unos formularios que ni si quiera se había dado cuenta que su "compañera" se retrasaba más de lo que era normal en ella. Y casi dos semanas después sigue sin haber rastro de sangre en su ropa íntima.

No sabe qué decir cuando al ver que su novio sale del cuarto ya vestido la encuentra con una respiración entrecortada incesable de la que se maldice por no haber escuchado antes.

- Nos tenemos que calmar ¿Vale?- le dice, tirando levemente de su muñeca hasta sentarla en el sofá. No sabe lo que le ha causado ese estado a su pareja, pero quiere comenzar primero por controlar ese ataque de ansiedad. - muy bien. Ahora necesito que pongas tu mano en mi pecho y que intentes copiar tu respiración a la mía.

El sofocón le está nublando el instinto y está intentando hacer todo lo posible por que su novia se calme lo antes que pueda. Ha tenido que sacar ese truco de debajo de la manga, pero si eso quiere decir que la chica morena de pelo castaño y ondulado vuelva a respirar con normalidad sacaría los trucos de todos los magos del mundo.

Por desgracia él conoce demasiado bien los ataques de ansiedad.

La morena lo hace a duras penas, no necesita un bebé ni más preocupaciones ahora mismo, ni si quiera ha terminado de pagar el alquiler de su "piso" como para estar metiendo a una o a un nuevo inquilino.

Definitivamente, un bebé en estos momentos no es lo que habría pedido por Navidad.

Es consciente y sabe del problema que experimentan muchas parejas hoy en día, y ella siente muchísima lástima por esas personas que tanto desean un hijo. Pero ellos ni si quiera han formalizado la relación ante la prensa como para soltar dos petardos de una tirada.

O una bomba nuclear, mejor dicho.

No es hasta que él se da cuenta de que el móvil de ella sigue sonando incesablemente cuando se hace una idea de lo que puede haberle causado ese horrible estado a la sevillana. Lo apaga casi tirándolo al otro lado del sofá y se centra en la chica que respira, ahora más calmadamente, en su lado izquierdo.

Todavía no han asegurado nada y ya se están poniendo en lo peor. Pero el momento no está para intentar pensar en el lado positivo de tener un hijo o una hija con treinta y cinco años y estando en medio de su carrera musical a punto de sacar single.

Definitivamente tienen que hablarlo cuanto antes.

- ¿Hace cuánto que no te baja.?- le dice, no quiere agobiarla ni meterle prisa, mucho menos que vuelva a faltarle el aire, pero si sus cálculos no le fallan, tienen poco tiempo para actuar antes de que sea demasiado tarde.

Si es que hay algo que hacer.

Definitivamente se están poniendo en lo peor. A ninguno les viene bien tener un hijo ahora, ella está trabajando día sí día también para poder vivir en su pequeño piso, y él está en medio de la promoción
pre-disco, eso sin contar que está en lo más alto de su carrera musical y que apenas llevan tres meses juntos.

- Creo que dos semanas.- dice, sintiéndose aún más estúpida si podía por no haberse dado cuenta de que, ni estaban usando protección ni por el notable retraso de su periodo.

Deberían salir de dudas, pero cuando el gallego le ofrece bajar a la farmacia 24 horas a por ese trocito de plástico recibe una rotunda e imponente negativa de ella.

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora