CAPÍTULO 46: Sensación indefinible.

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El momento del despegue se le hace eterno, se concentra únicamente en agarrar el reposabrazos del asiento con sus dos manos y en respirar profundamente antes de sentir la estabilidad del cacharro que la llevará a su destino, a su casa, a su Luis.

Pero sabe que su Luis no es el mismo, puede que lo sea, pero tiene la sensación de que han pasado años desde que se vieron por última vez y le es imposible no imaginar que algo haya cambiado en apenas dos días de margen. Su subconsciente le traiciona imaginando que las llamadas que no ha recibido de él el segundo día han sido sustituidas por las caricias de otra bajo las mismas sábanas que antes compartían.

No, él no.

No, esos pensamientos sólo conseguirán que tenga un ataque de ansiedad en mitad del avión y suficiente ha pasado ella sola encerrada en la habitación de su hotel como para dejarse en evidencia para el resto del mundo.

Pero enmedio del intento de conciliar el sueño aparece una imagen que poco tiene que ver con el gallego que antes imaginaba. Aleix se presenta delante de ella sonriente y vulnerable, casi tanto como cuando le conoció el primer día. Se pasa la mano por el pelo nervioso arruinando el trabajo de toda una media hora delante del espejo y por fin se digna a hablar.

- Verás Aitana, necesito que sepas esto, no puedo vivir sabiendo que he matado al padre de una de las estrellas musicales españolas y que estoy saliendo con ella.

La sacudida del avión consigue despertarla pero no sacarla de la duda. Hay cosas que le gustaría haber aclarado si el final de la historia con el catalán hubiese tenido otro desenlace.

Y se alegra de que le escuche solo la pared cuando en el baño se permite derramar solo un par de lágrimas de impotencia. Solo unas pocas, porque aunque le digan lo contrario a ella siempre le parecerá que llorar es de débiles y seguirá guardando sus sentimientos en el lugar más recóndito de su corazón para que salgan a la luz solo cuando ella meta la llave en la cerradura y no inesperadamente produciendo cambios en sus emociones que resultan difíciles de explicar.

Aunque sabe que Luis le abrazará en cuanto llegue siente ese pequeño atisbo de duda sobre lo que pasará cuando sea consciente de la historia completa.
Y ella estará loca por contarle que hoy ya sabe quién es y él la escuchará como siempre aunque después vuelva al tema principal y al porqué no le contó su plan desde el principio.

Pero si ni ella misma sabía qué había ido a hacer a Miami. ¿Como le iba a contar al chico planes e intenciones que ni siquiera ella sabía si iban a pasar.?

Las horas de vuelo se le pasan rápido por culpa de las dudas que navegan en su cabeza desde hace días y cuando quiere darse cuenta está llamando al porterillo del ático de Luis. No recibe respuesta del gallego y pasa dentro directamente aprovechando que una señora salía en ese mismo momento, el chico está demasiado ocupado pensando que su visita sería Rocío que ni se ha fijado en la hora, ni en el día en el que vive. Su preocupación alcanza límites increíbles cuando se para a pensar en que puede que ese niño sea suyo y una sensación que ha calificado como "indefinible" le sacude el pecho.

Mientras tanto, Aitana se fija que sigue roto el ascensor lo que significa que tiene que subir su maleta por cada uno de los tramos de las escaleras hasta llegar a la última planta dónde se encuentra el piso de su novio.

Acelera el paso, lucha contra sus jadeos ahogados por culpa del esfuerzo y finalmente consigue llamar al timbre cargando con su maleta todavía a cuestas.

- Venga Luis porfavor.- ruega internamente al contemplar por primera vez que puede que el chico no se encuentre en su casa y se da la vuelta para volver a su apartamento.

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora