CAPÍTULO 37: terminar ilesos.

1K 29 2
                                    

Claro que, la chica no se imagina el inusual caso que tiene ante sus ojos y, sin maldad ninguna, les comunica la fecha a los presentes haciendo que las dos caras que tiene delante se descompongan instantáneamente.

Tarda poco en darse cuenta de que algo va mal y mientras habla con Rocío, puede observar cómo la mirada de su acompañante comienza, a estar ahora más aguada. No puede ni debe entrometerse en asuntos ajenos a la consulta, pero le es imposible no dejarles unos minutos a solas alegando que va a recoger el resultado de unos análisis mientras ellos escuchan el latido del corazón del pequeño que tienen dentro.

Ha sido muy clara. Tienen apenas tres semanas antes de que sea imposible abortar y por lo que ha visto dentro de esa consulta, parece que las cosas no están muy claras entre ellos, pero ella les da la información que es obligatoria que tiene que explicar sobre el aborto y sale de la consulta.

La cara del chico le suena muchísimo y aunque quiere acordarse del porqué le resulta familiar esa cara antes de recoger la analítica de un paciente anterior, vuelve a entrar en consulta sin pista ninguna.

No puede dar explicaciones de ningún paciente a personas externas al centro pero el interés que retiene en su mente ahora mismo solo va a esfumarse haciendo lo que no debe.
Pero en ese centro es imprescindible la regla de privacidad y le ha costado mucho que metieran a una chica tan joven y con poca experiencia como ella como para que lo fastidie todo por un ataque de curiosidad.

Definitivamente se guardará las preguntas para formularlas en su cabeza una vez haya acabado su turno.

Es cierto que esa chica lleva viniendo a su consulta prácticamente desde que comenzó en el centro pero al chico por mucho que intente ponerle nombre y apellidos no recuerda dónde lo ha visto antes.

Luis Cepeda, ni más ni menos.

- Tía, tengo en consulta ahora mismo a un chico que me suena su cara muchísimo. Pero es que no caigo y estoy segura de que lo he visto antes.- le cuenta a su amiga Andrea mientras espera en recepción a que le den el resultado de las pruebas.

- ¿Me dejas que entre contigo y vemos si me suena su cara.?- le responde ella, sabiendo que si son descubiertas es casi seguro que Lorena, su jefa, les eche una buena regañina.

- Venga va. Pero rápido que los he dejado un momento solos y no es que se vieran demasiado bien.- dice, aligerando el paso para no tener que esperar de nuevo a que el ascensor que se acaba de cerrar hace dos segundos se abra de nuevo.

Entran en consulta y encuentra a la pareja un poco diferente a cómo la dejó.

Por no decir que están mucho peor que antes.

La chica de la que no recuerda su nombre sigue tumbada en la camilla con la diferencia que un canal de agua cruza su cara desde sus ojos hasta el final de su barbilla mientras que el chico ha abierto la ventana de la pequeña consulta y observa por ella el descapmao que tiene el hospital como aparcamiento.

Su amiga entra detrás de ella y es cuando el chico se gira por el sonido de la puerta cuando Andrea se da cuenta de quién es realmente. Se traga las ganas de pedirle una foto, pues el chico no es que se vea demasiado bien en estos momentos y sale de consulta alegando que necesitan ayuda en la planta tres. No sin antes hacerle un gesto a su amiga para que la llame después y despidiéndose de la pareja abandona la consulta con una caja de la primera pomada que ha cogido para que su entrada no sonara a excusa.

Por orden protocolario hace que la pareja se siente enfrente de ella y termina de hacerle las preguntas de rutina a la chica. También debería hacérselas al padre pero no quiere meter la pata y sabe que es mejor que primero hable con la chica por privado.

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora