CAPÍTULO 20: riéndonos a besos.

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El chico despide a la chica en la puerta de la consulta y él deshace sus pasos hasta llegar a la puerta donde se dará el lujo de fumarse un cigarro antes de llamar a la chica.

Juguetea un rato con su móvil en las manos y después de consumir dos de los objetos que guarda en su bolsillo decide pulsar el botón de contacto de su suegra.
El estómago le ruge y aprovecha que la llamada no ha sido descolgada para acercarse a la cafetería más cercana y desayunar algo antes de que la chica salga de consulta.

Una vez tiene el café delante consigue que la madre de la chica le conteste el teléfono y asegurándose de que no han pasado las de diez minutos desde que Aitana entró comienza a explicárselo todo.

- Hola Belén, mira soy Luis. - la saluda desde el otro lado.

- Hola Luis, hace tiempo que no hablamos, ¿que pasa por ahí.?

-Pues verás a eso te llamaba, vi que a Aitana le daban dolores muy fuertes debajo del pecho, al principio me decía que no le pasaba nada, que le quitara importancia, pero  hasta hace dos días solo era eso, pero después empezó con vómitos y mucha fatiga y náuseas, ayer cogimos cita para venir al médico a esta hora pero tuvimos que irnos a urgencias de madrugada porque no podía ni andar del dolor.
Le han echo un análisis y una radiografía y ahora estamos recogiendo los resultados.- ha notado como la mujer se ha quedado callada y pasan varios segundos, que a Luis se le hacen eternos, hasta que consigue unir cabos.

- Si es que yo lo sabía, le dije que fuera al médico que eso no era normal en una chica tan joven, pero como ha sacado la cabezonería de su padre.- nombra al progenitor de su hija y siente como el corazón se le sube a la garganta.-, ella y su miedo a ir al médico.

El chico le explica que en cuanto se sentaron en la sala de espera quería llamarla pero él mismo la convenció de que no eran horas y que podría asustarla, por lo que ella accedió a llamarla cuando tuvieran novedades. 

- ¿Y ya sabéis algo.?- pregunta preocupada su madre.

- Nada, está ella dentro de la consulta porque a mi no me dejan entrar y en cuanto salga te llamamos.- le contesta echando un vistazo rápido a la puerta de salida que ve desde la mesa en la que está sentado.

- Pues muchas gracias Luis. Dile que en cuanto salga me llame, que quiero hablar con ella.

-No es nada por Dios, venga, yo se lo digo. - se despide restándole importancia.- nada más sepamos algo te llamamos.

-Perfecto, dale un besito de mi parte a la niña.

-Vale, adiós Belén.- se separa el móvil de la oreja y pulsa la tecla roja que hay en el centro de la pantalla.

Apura el café que se está tomando, no puede faltar mucho para que la chica salga y casi, por obra del destino, cuando está tendiéndole al camarero un billete de diez euros su móvil vibra en el bolsillo trasero.

- Aiti:¿donde estás?

Recibe el mensaje y miéntras lo lee sin abrir el chat recoge la vuelta que el camarero le está dando.

En la puerta de fuera.:
Luisito.


Se acerca al lugar donde le ha dicho que estaba y entre la multitud distingue a la chica con flequillo.
Se va acercando poco a poco, lo más rápido que le permiten sus pies y cuando está a menos de un metro, se echa a correr abrazándose a su cuello.
Ha llorado, lo sabe, por más que se haya echado agua en la cara o se haya secado los ojos.

Tiene una milésima de segundo para preocuparse, el resto del tiempo lo ocupa en  abrazar hasta que sus fuerzas se lo permiten a la chica que solloza en su hombro y, aunque no sabe el motivo de las lágrimas, seca con mimo todas y cada una de las que se deslizan por su mejilla.

Soñemos juntos = AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora