# ¿Te iras?... ¿Quieres venir?

2.8K 211 8
                                    

# ¿Te iras?... ¿Quieres venir?

Mia… Mia… - su ronca voz me hizo volver a la realidad, aquella realidad que no quería ver. Se iría, una vez más me abandonaría, dejándome sola hasta no sé cuánto tiempo como ya lo había hecho antes. Me revolví entre sus brazos, estaba calientita, demasiado - Vamos Mia - me ordeno con más fuerza. Parpare varias veces antes de darme cuenta que ya había anochecido, al menos serían las 10 de la noche - ¿Qué… ¿Qué hora es? - Dije en un bostezo - Las 11 de la noche, has dormido bastante - sonrió ampliamente - ¡¿Y nana?! - pregunte llena de terror. Ella no tenía idea de que Danieel estuviese aquí y con esta finta no lo reconocería ni en dos horas - Ella ha venido a verte… - el pánico me inundo al instante, mi enorme hermano pareció leerme la mente - Tranquila, ella no me vio - suspire aliviada mientras asentía. Entonces me anime a preguntar - ¿Tienes que irte? - Mi voz salió melancólica - Si, ya es hora - respondió con voz tranquila.

El pánico me invadió una vez más, pero nada podía hacer, él era mayor y podía hacer lo que él quisiera. Se puso de pie y camino hacia la ventanal ¿Por ahí había entrado? - ¿Volverás? - la voz se me termino quebrando. Observo a la nada y espero unos segundos, temía la respuesta, no quería escucharla - ¿Quieres venir? - Su oferta me tomo por sorpresa - I…Ir… ¿Contigo? - Tartamudee - ¿Es enserio? - Alguien pellízqueme - Si ¿Por qué no? - Sonrió divertido, ante mi actitud - Pero… nana - Nana, si ella era la única que me importaba en esta mansión, mis padres podrían hacer lo que quisieran, nunca me prestaban atención desde varios años atrás y al parecer era de poca importancia para ellos, así que ¿Por qué preocuparse? - Si no quieres, no te puedo obligar - sonrío con amabilidad el chico - ¡No, espera! - observe hacia la puerta, nana se moriría del angustia, pero si yo me quedaba la que moriría seria yo - Voy contigo.

El paisaje corría distorsionado en la obscuridad, carretera y más carretera, árboles y más árboles en la nada, llevábamos demasiadas horas en aquella destartalada camioneta que parecía no avanzar nada. Dejo de importarme al instante en que los asientos me parecieron cómodos y me deje llevar por el tremendo sueño que empezaba a derrotarme, hasta finalmente caer profundamente dormida. ¿Se enteraría ya nana? ¿Llamaría ya a mis padres? ¿Sospecharía algo? Las preguntas no dejaban de darme vueltas en la cabeza una y otra vez ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿Estaría siendo egoísta? No lo sabía, solo sabía que quería recuperar el tiempo perdido con mi hermano, con mi ahora gigantesco y cálido hermano. Los rayos de sol empezaron a interrumpir mi lindo sueño; ¿Tan pronto había amanecido? ¿Seguíamos en la camioneta? ¿Cuánto tiempo había conducido?

¿Llegamos? - Pregunte con voz ronca mientras me enjuagaba los ojos con las muñecas de las manos - Si - sonrío de lado sin despegar la vista. Observe alrededor, el paisaje había cambiando un tanto, ahora estábamos dentro del bosque y la camioneta no paraba de rebotar sobre los baches y el lodazal ¿Cómo era posible que no me hubiese despertado con eso? Todo era fresco, húmedo y callado, tanto que daba miedo. A lo lejos una pequeña choza se logró visualizar ¿Ahí era donde él vivía? Los metros se fueron acortando hasta que finalmente la camioneta se detuvo silenciosamente - Espérame aquí ¿Si? Necesito hacer algo antes - me ordeno adentrándose a la casita de madera. No tuve tiempo de responder, me había dejado sola ahí en el solitario bosque.

Me aleje un par de pasos hacia el sur por el camino que habíamos recorrido, esto estaba muy solitario para ser una privada y había un extraño olor mezclado - ¡Espera Paul! - se oyó un grito proveniente de la casa. Entonces un enorme animal estaba sobre mí.

El suelo donde me encontraba se volvió espeso, imposible de ser pisado. Pero yo ya estaba ahí, justo en medio del lodazal que cada segundo me consumía poco a poco. Mi mente fue invadida por una especie de bruma negra. Mi vista se nublo, los rostros que me rodeaban se distoricionaba  hasta desaparecer completamente. Mis oídos estaban inundados por decenas de abejas. Deseaba gritar, correr, pero no podía; la voz me atragantaba la garganta, la respiración se aceleró, pero el aire no llegaba a mis pulmones. Las insistentes voces ahora solo eran susurros del viento y entonces todo fue incierto. Los árboles, las voces, los rostros, los susurros, el viento, la tierra, mi cuerpo y hasta el enorme animal sobre mi habían desaparecido.

¿Licantropo, Híbrida o Vampira? ✔✔ [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora