# El tratado.

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¿Y entonces...te quedaras? - Pregunto Danieel fuera de la pequeña chocita - Necesito aprender a controlarme ¿No? - Lo mire por el rabillo del ojo sin despegar la vista del paisaje - Como todos nosotros - asintió sin más - Una semana - propuse volviéndome a el - Pero... - le interrumpí - Solo una - le señale con el dedo índice - No más - negué seria. Suficiente tenía con ser una... una de ellos. Aprendería a controlarme y volvería a la ciudad a vivir mi vida y nadie sabría de esto - Es suficiente - asintió después de unos largos minutos - Y aunque no lo fuese, no me quedaría ni un minuto más - ¿Quería las cosas claras? Tendría las cosas claras - La misma caprichuda de siempre - alcance a oír antes de que me arrebasara con sus grandes zancadas. Sonreí inconscientemente, TU misma berrinchuda de siempre.

...

No es tan malo como tú crees - me dijo el chico de ojos rasgados y al merecer el más pequeño de ellos - Tan solo canaliza tu ira - se encogió de hombros. Lo observe bien, ¿Canalizar mi ira? Pero ni siquiera estaba molesta... - Ah, pero no estoy molesta - negué.

Piensa en algo que te moleste, canalízalo, enfócalo, algo fuerte que llegue a arderte hasta las venas - indico Sam. De todos los licántropos, era el único del cual recordaba su nombre y claro por qué era una especie de "Jefe" para la manada. Asentí mordiendo mi labio, mire el pequeño sendero y cerré fuertemente los ojos.

Algo fuerte, que ter arda hasta las venas - me repetí una y otra vez, buscando entre mis pensamientos ¡Bingo! La pelea. Ese día mi ira se había canalizado y escapado sin pensarlo, pero ¿Por qué no me había convertido en un gigantesco perro en ese instante? ¿Debía estar agradecida o preocupada? Agite la cabeza, debía concentrarme si me quería largar lo más pronto posible de este lugar. Sentí mis músculos tensarse e inconscientemente apreté los puños enterrando mis propias uñas en mis palmas, una corriente de calor se esparció por mi cuerpo y como tan pronto lo hizo pronto desapareció. Suspire irritada mientras agitaba la cabeza de lado a lado.

Tranquila ya lo harás - sentí la palma de Danieel descansar en mi hombro, prontamente la aleje caminando por el pequeño sendero frente a mí. Sus pies se movieron hacia mi - Danieel ¡Déjala! Esta sensible - indico la voz de Sam a mis espaldas. ¿Y con sensible se refería a? ¡Que importaba! Llegue hasta el rio y me senté en el borde de este, la verdad no me importaba ensuciarme; nunca había sido de esas a las que les daba asco la tierra u el lodo o cualquier otra cosa que ensuciara mi ropa.

Deje los parpados caer y tome todo el aire que pude, dejándolo salir minutos después. Todo era tan limpio en el bosque; el aire, el agua, los sonidos. Siempre había deseado vivir o al menos pasar una buena temporada en el bosque, pero no en esta situación, no... siendo yo un monstruo.

Danieel ¿Te mando a vigilarme? - Cuestione al oír un par de pisadas a mis espaldas - ¡Oye! Tienes buen oído - respondió la voz de niño mientras se sentaba a mi lado. Lo mire de reojo, era el chico coreano, o al menos raíces tendría - Supongo que es cosa de licántropos ¿No? - Enarque una ceja - Si lo es - confeso con una enorme sonrisa - Pues creo que es lo único que tengo de ello - bufe abrazada a mis rodillas - No es cierto - me palmeo el hombro con algo de brusquedad, pero no le tome importancia - Claro ¡Solo mírate! Y mírame a mi... - dije señalándome, lo más notorio era nuestro color, la diferencia de tonos era ¡Demasiado notoria!

Ok ¡Punto a tu favor! - Asintió lanzando una pequeña roca al rio - Y fuera de eso ¡Ni siquiera me puedo convertir! - Espete entre dientes - Ya lo harás, además no hay prisa - el tacto de su piel ardiente en mi hombro me hizo brincar - Perdona - se disculpó alejando su palma de mi hombro - Tu también... - susurre girando y tomándole la mano con la que antes el me había tomado - ¿Yo que? - Pregunto espantado - Estas ardiendo... igual que Danieel ¿Qué temperatura tienes?- fruncí el entrecejo - Oh eso, 42° - sonrió divertido - También es cosa de lobos - finalizo.

Lo mire fijamente, sus ojos eran claros, rasgados y parecían de un niño pequeño cuando sonreía - Lo vez - le solté - Otra razón...  yo siquiera llego a los 37° - la temperatura exacta de los seres humanos - Siempre eh tenido problemas con ello - confesé recordando la vez en que mi temperatura había disminuido 3° por debajo de lo normal. Mis padres me habían enredado en un par de cobertores y llevado al hospital, para después resultar que tenía temperatura.

Eres extraña - dijo el chico - Me lo han dicho - sonreí y el silencio logro volverse algo incómodo - Eh... - trate de recordar su nombre pero fue inútil - Seth - contesto como si me hubiese leído el pensamiento - ¿Quiénes eran ellos? - Pregunté mientras señalaba del otro lado del rio - ¿Ellos? - Me miro contrariado - ¡Oh! Te refieres al clan Cullen - ¿El clan Cullen? - Son los dueños de la otra mitad del bosque - comenzó a relatar con la vista perdida en el horizonte. ¿¡Dueños de la mitad de bosque!? Debían ser muy, muy ricos, o tal vez millonarios.

Volvieron hace un par de años, son siete en la familia; El señor Carlisle - ese era el doctor - su esposa Esme y sus hijos adoptivos: Emmet, Rosalie, Jasper, Alice y Edward - ¿Hijos adoptivos? Pero el señor era demasiado joven, quizá de unos treinta a lo mucho. Y además ¿Qué no podían tener hijos propios? Seth siguió con su relato un poco dudoso - Ah veras... ellos son algo... extraños - hizo una mueca - ¿Extraños cómo? - había demasiado tipo de extrañeces en este mundo y un "Extraño" no resolvía realmente nada.

Andan entre ellos - Abrí los ojos; ¿Qué eso no era ilegal? Bueno, realmente no eran hermanos de sangre - No interactúan con casi nadie, son vegetarianos - bueno eso no era extraño - Y no salen a la luz del sol - ¿Qué? ¿Tenían miedo a quemarse? No pude evitar reír por dentro - ¿Qué acaso son vampiros? - comente burlesca. El rostro de Seth se puso serio y rígido.

Pues... - titubeó este. No era cierto. Sentí la boca secárseme - ¡E...es imposible! - Tartamudeé - Los vampiros no existen - trate de convencerme a mí misma - A si como tampoco existíamos nosotros - comento el chico revoloteando los ojos - ¡No puede ser! - Insistí en negar - Lo es, aunque algo diferente a lo que se cuenta de ellos - se puso de pie y le imite - ¿Diferente? ¿Cómo? - Seth suspiro - No se queman bajo el sol, no toman sangre humana, bueno al menos ellos - ¡¿Había mas?! - No duermen en mazmorras, son demasiado educados - al chico parecían agradarles.

¿Entonces por qué uno de ellos quería devorarme? - Cuestione con un hilo de voz apenas audible - No quería devorarte - negó - Solo defendían su territorio - enarque una ceja - ¿Territorio?

Los licántropos y los vampiros son enemigos ancestrales y cuando ellos llegaron ofrecieron hacer un tratado... No matarían personas y si las mataban o convertían en uno de ellos; el tratado se rompería y nosotros nos encargaríamos de matarlos a ellos - sentí pavor de tan solo escucharlo. Yo no mataría a nadie si ese fuera el caso, no me convertiría en un perro asesino - También acordaron las tierras y aquí es el final de nuestra área - señalo el rio que empezaba a correr con más fuerza para entonces - Si alguno cruza el rio... Atacan. Y eso haz echo precisamente tu - apretó los labios en una línea recta.

¿Pero por qué atacar y no hablarlo como gente civilizada? - Cuestione - No lo sé, son normas de nuestros ancestros - se encogió de hombros - ¿Y se supone que las debo acatar? - Enarque ambas cejas - Solo no cruces el rio y no te metas en problemas... eso es lo que hago yo - y dicho esto empezó a caminar de vuelta a la pequeña casita.

Tal vez el coreano tenía razón, de todas formas solo estaría aquí por una semana. Solo una semana.

¿Licantropo, Híbrida o Vampira? ✔✔ [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora