cap. 8 - Sorpresas.

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Ivan.

Esto es extraño.

Vine junto a Andy a la gala, Rubén no deja de molestarme respecto a ella.

Me siento como un adolescente en secundaria con su mejor amigo, y a decir verdad estoy lejos de volver a ese pasado.

Por culpa de Rubén empiezo a verla de una forma muy distinta a lo que tenía en mente.

No puedo sólo ignorar su existencia. Sus ojos son imnotinzantes y sobre todo muy profundos.

Irradia cierta luz con su existencia en si, y eso me molesta porque me hace sentir intimidado.

Ese sentimiento odio en lo más profundo de mi ser porque no lo puedo controlar y sobre todo porque me desconozco por completo cuando eso sucede.

Sin contar el hecho de que me resulta agobiante e irritante.

-¿todo bien?- pregunta Rubén dándome un pequeño golpe en el codo

- si, sólo que por tu culpa ando un poco confundido - respondo dando un sorbo a mi copa mientras miro a Andy elegir postres

-¿acaso lo logré?- se burla

- no cantes victoria. Apenas comenzamos

-exacto, apenas-recalca- y ya estás cayendo

-esto es tu culpa. Yo siquiera la miraba así

- es sólo que estoy comprobando la teoría de que cuando más hablas de una persona, más atraído te sientes

-bueno creo que te quitaré al señor Google por un tiempo - murmuro- aparte de eso-relamo mis labios- no es sólo lo que hiciste sino...-la señalo- mirala, se ve estupenda

- te desconozco - habla en tono de burla mientras ríe bastante alegre. -punto para mi

El plan de Rubén va saliendo bien, pero el mío absolutamente para nada bien.

Si sigo así no podré dejarla ir tan fácil cuando todo termine, sólo espero que ella no se encariñe conmigo con el tiempo.

Supongo que eso tendré que evitarlo para cuando llegue el momento en donde cada uno vaya por su propia dirección.

-¿de qué te preocupas? Al final todo puede ser mejor e incluso hasta podría a llegar a ser real y no tendrás que dejarla.

Y ese es el verdadero punto. Dejarla.

Tengo que hacerlo quiera o no.

- Si tan sólo entendieras...- murmuro bajando la vista al suelo.

El pone una mano sobre mi hombro -deja de centrarte en tu mundo. Hay una vida aquí, mereces un descanso

-ya lo sé pero ella no es el descanso que merezco

-¿acaso no es suficiente?

-eso no lo sé pero en definitiva no quiero que sea -dejo mi copa sobre la mesa y me alejo a pasos lentos.

Necesito un poco de aire fresco para poder pensar lo que haré.

Ella comienza a gustarme mucho más rápido de lo que hubiera querido.
Tan sólo está aquí menos de dos semanas y ya me llama la atención físicamente.

Aun no pude tratarla de mejor manera pero creo que es igual o mejor de lo que aparenta las veces que se arregla.

Espero y se mantenga de la misma manera que el primer día pero en definitiva Rubén me hará el trabajo difícil.

Esto no es bueno, para nada bueno.

La Propuesta Engañosa.  - Ivan y Emilio Martinez.  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora