cap. 45 - El padre de Elizabeth

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Andy.

-Me desesperas. Ya cállate- repite Camila por décima vez

- Bueno, ya terminé- alzo mis manos al aire de manera inocente

- Me parece extraño que Ivan me haya traído aquí-comenta extrañada

-¿de qué hablas?

-fue a mi casa, habló con mi mamá y un rato después estoy aquí, en su casa -mira a un punto en blanco-¿qué pasó con el almuerzo con Erick?- vuelve a cambiar de tema

-le devolví el vale. No quiero ir con el

-¿y ese milagro? bueno, no es ningún milagro, pero, el único milagro es que rechaces una oportunidad a comer

La miro incrédula-No me salgas con mamadas Camila

Se recuesta sobre la cama llevando sus manos a la nuca-Entonces... me perdí del chisme del siglo-asiento-de todos modos da igual con tal de que- mi celular empieza a sonar

Me inclino hasta la mesita de noche y agarro el móvil-no salgas con Ivan, por lo que más quieras

Miro a Camila confundida, ella me mira extrañada y se sienta a mi lado-¿qué está sucediendo, Rubén?

-Ivan fue a la oficina de Emilio, hizo un escándalo y al parecer lo hizo enojar. El guardia me llamó para que lo vaya a buscar, Emilio estuvo apunto de clavarle con una tijera

-¿y donde está Ivan ahora? ¿está contigo?

- no está conmigo, salió apenas tuvo la oportunidad.

•••

Ivan.

-¿nada?-pregunto nuevamente

- lo siento, Ivan. No tengo la menor idea de lo que puedes hacer

-¡Acaba de secuestrar a Eliza, papá!, ¡¿que carajos se supone que haga ahora?!

- me temo que debemos esperar bajo sus condiciones

-¿esperar a que me indique matar a alguien? ¿asaltar o robar un lugar? Emilio es un enfermo, siquiera sabemos que es lo que hará con ella -llevo mis manos a mi cuello frustrado-iré a su oficina

-¿y si atenta contra ella?

-¿qué más da si mata a alguien? Ya no veo nada que pueda perder si lo arruine todo - lo miro enojado y con rabia, desvía la mirada de mi.

Tomo una bocanada de aire y doy media vuelta.

Voy hasta mi coche e intento concentrarme en lo que haré, en el transcurso de esos diez minutos intento tener hasta un quinto plan, pero las probabilidades de que todos mis planes sean fallidos son muy altos.

Pongo en marcha el motor y empiezo a conducir sin la certeza exacta.

Una vez enfrente, decido terminar mi quinto y último plan. Nunca creí usarlo pero me temo que es un caso extremo.

Agarro el sobre de la guantera y salgo del coche.

-¿Ivan Martínez?- pregunta la recepcionista. Asiento y me sonríe, me pasa una credencial de visitante y el guardia me guía hasta la oficina de mi hermano

-¿y este milagro? Creo que no hay ninguna inversión que nos involucre o se me habrá pasado alguna reunión...-se burla hojeando su agenda

La Propuesta Engañosa.  - Ivan y Emilio Martinez.  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora