22. Creación

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Seishi caminó hacia la academia, siguiendo la misma ruta que siempre recorría para llegar, y nada más salir del apartamento sintió esa sensación de estar siendo observado, lo que le hizo fruncir el ceño, molesto. A pesar de ello, no dijo nada.

Parecía como si una compuerta se hubiera abierto en el cerebro del chico, y sentía que podía percibir cosas que antes ignoraba. Por ejemplo, ahora se dio cuenta de que emanaba un aura de energía natural que fluctuaba y se extendía en todas direcciones. Supuso que esto es lo que hace que se lleve bien con los animales, aunque no podía estar seguro.

Además, sentía perfectamente que alguien lo vigilaba. No sabía su posición, pero sabía que no eran menos de 5.

El chico siguió andando tranquilamente por las calles. Las figuras no hicieron acto de aparición, así que pudo llegar con relativa tranquilidad a la academia, donde fue saludado por un entusiasmado Kail.

- ¡Seishi!

- Kail - dijo el chico esbozando una ligera sonrisa.

- Chico nos tenías preocupados... ¡Te has perdido cuatro partidos! Aunque estaba yo, así que obviamente ganamos todos jajajajaja - el chico comenzó a reírse sin ninguna vergüenza.

- Sí... Tengo que recuperarme por ahora, pero si puedo volver definitivamente iré al club - aseguró el peliverde.

- La salud es importante, ¡No tengas prisa! Además, tras ver mis actuaciones ahora soy bastante popular entre las chicas, así que tranquilo. Me daba envidia que tras tu partido todos hablaran de ti, así que me esforcé mucho por mejorar, y ahora lo tengo todo jajajajajajaj - volvió a reírse Kail como un maníaco.

Seishi se quedó mirándolo por un momento, mientras recordaba todas sus experiencias con el sexo opuesto. Un escalofrío recorrió su cuerpo y decidió dejar de recordar: no quería arruinar su buen humor matutino. Se despidió del chico y caminó hasta el aula. De camino se encontró a Karui y sus amigas, y hablaron un poco hasta que llegó la hora de entrar a clase. 

Mientras tanto, numerosas miradas cayeron en el chico. Algunas solo fueron atraídas por la curiosidad de ver al chico que fue llevado al hospital recientemente. Sin embargo, hubo otros que cuando veían al chico sus ojos brillaban con destellos de codicia y se ocultaban en las sombras con una amplia sonrisa en sus caras.

Una figura surcó el aire como un destello, y persiguió a aquellos que rezumaban malas intenciones al ver a Seishi. Sus sonrisas fueron reemplazadas por expresiones de terror justo antes de que gritaran y huyeran teletransportándose o fueran erradicados.

Después de que todo quedara en silencio, se podía ver a una chica con orejas peludas de cabello y ojos del color del oro. Vestía un kimono que la hacía verse adorable, y se lamía una mano tranquilamente mientras a su alrededor yacían docenas de cadáveres. Su rasgo más distintivo eran 9 esponjosas y doradas colas que salían de la parte baja de su espalda.

- Creo que ya debería volver... - dijo Kunou con un suspiro, mientras veía a lo lejos.

Cuando sus ojos se posaron en el peliverde, brillaron y decidió no transformarse en su forma zorruna, y ocultó sus rasgos distintivos, como las colas y las orejas, para luego ir hacia el chico tranquilamente, mirando alrededor para empaparse del ambiente de la academia Kuoh mientras entraba en ella.

- ¿Quién es esa chica? - se escuchó por parte de un chico, que miraba fijamente a la yokai.

- Que linda... - suspiró una chica que pasaba por ahí.

- Oye... ¿le decimos algo? - preguntó a su amigo un chico.

- Tú, ¿Cómo te llamas? - gritó un chico, caminando rápidamente en dirección a Kunou.

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