28. Aprendiendo Más De La Energía Natural

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- ¡¿Por qué no funciona?! - exclamó Seishi, exasperado, mientras golpeaba la mesa con el puño.

- Seishi... - dijo Kunou, mirándole con preocupación.

Y es que el actual Seishi estaba desaliñado, con profundas ojeras y ojos inyectados en sangre. Desde que consiguió crear con éxito el primer círculo mágico, había intentado crear otros de todo tipo: ataque, defensa, utilidad... Pero ninguno funcionaba.

- Igual necesitas algunos requisitos antes de poder crear los círculos mágicos - sugirió Kunou en voz baja.

- Igual es por eso... - dijo el chico, bajando la cabeza y poniendo una mano en su barbilla.

- Kunou, ¿podrías enseñarme cómo haces magia? - preguntó el chico tras pensar durante un rato.

- ¡Claro! - tras la pregunta llegó la respuesta instantánea de la yokai.

El chico pensó que si aprendía más de cómo usar la energía natural podría ser capaz de entender algo clave para poder crear círculos mágicos basados en la energía natural.

- Los yokai, como sabes, nos basamos en la energía natural para lanzar nuestros hechizos. Por eso, tenemos más conexión con la naturaleza que cualquier otra raza, o eso es lo que debería ser - dijo Kunou, empezando su relato.

- ¿Eso debería ser? - preguntó el chico.

- Hace mucho, mucho tiempo, la tierra estaba bendecida. Nosotros los yokai, así como varios dioses de distintos panteones, eramos los guardianes de la naturaleza, y por eso podíamos usar su poder. Nosotros fuimos designados para proteger la tierra que nos fue dada por la madre de todas las cosas, la diosa de la naturaleza y de la creación, Gaia - comenzó a relatar Kunou.

- Gaia, ¿Es la misma que nos encontramos? - Seishi recordó a Gaia, y frunció el ceño.

- Sí. Sin embargo, Gaia ha cambiado, gracias a la guerra que hubo hace años - siguió contando Kunou.

- Fue una catástrofe. Panteones peleados entre ellos, dioses muriendo en el campo de batalla, mortales siendo arrasados sin piedad... En resumen, el mundo se enfrentó a su destrucción. Sin embargo, Gaia se reveló al mundo, algo que no había hecho en miles de años. "¿Qué estáis haciendo, hijos míos?¿Por qué os peleáis por posesiones terrenales cuando lo tenéis todo?". Esas fueron sus palabras cuando salió de su letargo. 

- Esto hizo que algunos entraran en razón, pero la gran mayoría estaba tan sumido en la furia de haber perdido a seres queridos en la guerra, que no le hicieron caso y continuaron la destrucción. Tras aguantar todo lo que su paciencia le permitió, Gaia intervino para acabar con la guerra. Usando su poder absoluto, pacificó a las partes y al fin reinó la paz.

- Sin embargo, aquellos que tenían ansia de venganza se quedaron sin posibilidad de llevarla a cabo. Seres que normalmente serían muy recatados y prudentes, perdieron toda la cordura ante esto, y a falta de un objetivo mejor idearon un plan contra Gaia, con la excusa de que un poder tan grande no podía estar sin ningún control.

- Así que se juntaron múltiples panteones e innumerables dioses, y una noche realizaron un ritual prohibido, sacrificando 100 almas mortales, para forzar a Gaia a materializarse donde querían. Tras hacer eso, siguió una batalla  que duró dos meses, y finalmente lograron arrinconar a Gaia tras sacrificar muchas vidas. Ese día murieron más de 50 dioses, y se exterminaron dos panteones. 

En ese momento de la narración, Kunou se acercó al chico y se sentó entre sus piernas, mientras le hacía una seña, a lo que el chico suspiró y comenzó a acariciar su cabeza. Kunou ronroneó y agitó sus colas felizmente antes de proseguir con su historia.

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