Seishi se despertó como todas las mañanas cuando salió el sol, y sintió una familiar calidez a su lado. Miró y vio la pequeña figura de Ophis, con una cara tranquila y relajada. No pudo contenerse y posó su mano en la cabeza de la chica, mientras acariciaba su largo pelo.
En su sueño, Ophis comenzó a revolverse, mientras una fuente de calidez surgía en algún lugar de la negrura que la rodeaba. Instintivamente comenzó a moverse hacia ella, y esto se tradujo en que el cuerpo de la chica se movió para estar más cerca del de Seishi, que miró divertido cómo la normalmente inexpresiva dragona se movía hacia él y movía su cabeza contra su mano.
- Ahora que está dormida... parece una chica normal - murmuró el peliverde mirando a la dragona.
En su interior, sentía un poco de lástima por ella. Parecía ser el tipo de chica que se había vuelto sin emociones forzada por sus circunstancias. Al fin y al cabo, ¿Quién podría tener amigos y compañeros si un solo movimiento de su mano era suficiente para acabar sus vidas? Nadie tomaría un riesgo tan grande, sobre todo debido a la extraña personalidad de la chica.
- Puede que... solo necesite que alguien le muestre... lo que es la calidez y el cariño - dijo en voz baja Seishi.
Siguió acariciándole el pelo a Ophis hasta que pasaron unos minutos, y luego se levantó de la cama. En ese momento, la chica se despertó, y miró al chico con sus inexpresivos ojos grises.
- Cálido... - fue lo único que dijo.
- ¿Te sientes mejor? - preguntó Seishi.
- Sí... bien... cálido - contestó Ophis, asintiendo levemente.
- Me alegro. Me tengo que ir a la academia, así que siéntete libre de hacer lo que quieras - dijo el chico.
- Iré a casa... tengo asuntos que atender - dijo la chica.
- Está bien. Antes de que te vayas, ¿Crees tener material para dibujar círculos mágicos y algunos ejemplos para familiarizarme con el proceso? - preguntó Seishi.
Ophis asintió con la cabeza.
- ¿Me puedes dar algunos? - pidió sinceramente Seishi.
La pequeña chica simplemente asintió de nuevo y se abrió una grieta dimensional. El chico ni siquiera se molestó en sorprenderse al ver a Ophis desapareciendo dentro de ella, y solo pudo salir de la habitación para luego prepararse para dirigirse a la academia.
Pasaron dos semanas.
Seishi pasaba ese tiempo principalmente con Koneko. Kunou había ido con su familia por un tiempo, y Ophis estaba encargándose de sus asuntos, por lo que no había visto a ninguna de las dos. Gaia también había estado ausente, así que todo estaba muy tranquilo en su casa. En este tiempo, el peliverde y Koneko se volvieron más cercanos, y a menudo se les podía ver juntos, charlando tranquilamente y disfrutando de la compañía del otro. Ya a nadie le parecía extraño que compartieran el almuerzo, y a veces el chico incluso le daba de comer directamente. Esto se había convertido en habitual, aunque eso no evitaba que numerosas miradas de envidia fueran dirigidas al chico, aunque también algunas estaban dirigidas a Koneko.
Al fin y al cabo, ¿quién no quería tener a un chico guapo, de buen carácter y talentoso como novio?
Ni siquiera se habían planteado que Koneko y él no estuvieran saliendo.
En esas semanas, aprendió muchísimo sobre medicina tradicional china, que usaba hierbas y técnicas de acupuntura, así como el control del pulso, para diagnosticar y tratar enfermedades. Le había parecido extremadamente fascinante y se dedicó en cuerpo y alma a estudiarlo. También había dibujado mucho, y había aumentado sus poderes tocando la cítara.
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Uno Con La Naturaleza
FanfictionEn la secundaria Kuoh, un nuevo alumno se ha incorporado al comienzo del curso escolar en primer año. Una vez allí, entabla una profunda amistad con una compañera de clase que, curiosamente, también es la mascota de la escuela, Koneko Toujo. Todo ir...