Uno Con La Naturaleza

29. Durmiendo juntos

- Seishi... - dijo Koneko, preocupada.

En este momento, el chico se encontraba con los hombros hundidos. Había intentado durante casi dos horas seguidas tratar de hacer círculos mágicos basados en energía natural, pero ninguno había funcionado. La desesperanza comenzó a apoderarse del chico con cada fracaso. Ya eran las tres de la mañana, y aún no había conseguido ningún resultado.

- Creo... que me voy a dormir - murmuró Seishi con una voz vacía.

Las dos chicas, que se habían quedado con él para darle ánimos, le miraron con tristeza, hasta que se dieron cuenta de algo.

- Seishi... ¿puedo quedarme a dormir? - preguntó Koneko con los ojos amarillos brillando.

- Claro, puedes quedarte en el cuarto de invitados con Kunou - dijo el chico, dándoles la espalda y caminando hacia su habitación.

- Pero la cama es muy pequeña, ahí no cabemos las dos - comentó Koneko.

- ¿Como sabes...? Da igual, pero no hay otro sitio, a menos que quieras dormir en el sofá.

- Bueno... tu cama es más grande... - dijo la chica, un tanto sonrojada.

- ¿Mi cama? - exclamó el chico, un tanto sorprendido.

- Sí, podemos dormir juntos - dijo directamente la chica gato.

Ante esto, la cabeza de Seishi, ya agotada, recibió otro fuerte golpe de ternura.

- No creo... que sea una buena idea... Koneko... - contestó el chico mirando hacia un lado mientras caminaba lentamente hacia su habitación.

Sin embargo, Koneko insistió.

- Es solo... porque no hay espacio en otras camas... y... eso - aclaró la chica a toda prisa, con las mejillas teñidas de un rojo adorable. 

Al verla así, la resolución de Seishi comenzó a resquebrajarse, y la duda tiñó todo su rostro.

- Pero no está bien dormir con una chica que no es tu novia - dijo el chico, aunque no sonaba muy convencido.

- Eso es solo... No, esas son reglas que solo funcionan en el campo... en fin, no está mal aquí en la ciudad - rebatió la chica.

Ante este comentario, Seishi se quedó en silencio.

- ¿Será que en la ciudad las convenciones son distintas? Nunca había oído nada de eso... como se esperaba de la ciudad... - murmuró el chico.

- Supongo que entonces... está bien - concluyó Seishi, aunque no sonaba muy convencido.

Se le pasó cuando vio la sonrisa sincera de Koneko.

- Sin embargo, creo que sería mejor si fuera yo, ya que yo soy más pequeña que Koneko, y así podremos caber mejor en la cama - dijo Kunou con una sonrisa que no parecía una sonrisa.

- No puedes, tus colas ocupan demasiado - contestó Koneko, con otra sonrisa extraña.

- Puedo ocultarlas no te preocupes.

- Es una lástima, ya ha aceptado dormir conmigo - siguió diciendo la chica gato.

- Tú... - se podía adivinar un rastro de furia en la voz de Kunou.

Seishi se quedó mirándolas, en completo silencio, hasta que finalmente, se volvió hacia donde estaban ellas.

- Tú a mi cama, y tú a la de invitados. Dormiré aquí - dijo el chico, señalando primero a Koneko, luego a Kunou y luego al sofá.

- ¿Qué? Pero... - Koneko abrió mucho los ojos al oír eso.

- Ni qué ni nada. No quiero que os peleéis. Ahora a dormir que es muy tarde - dijo el chico, con ojos cansados.