Seishi estaba tumbado en el suelo, sonriendo con resignación, con la cara pálida y sudorosa, mientras la sangre fluía como el agua de su herida.
Sonreía porque tenía la certeza de que no iba a morir. Era un sentimiento muy extraño: por un lado podía sentir cómo un tremendo dolor invadía su ser, pero a la vez notaba que algo a su alrededor mantenía su conciencia unida y su vida asegurada.
Sin embargo, eso no evitaba el dolor. Ya había llegado un punto en que el chico sólo quería desmayarse para huir de él. Sin poder evitarlo, el corazón originalmente puro del chico comenzó a teñirse de rastros de odio, y una parte de su ser comenzó a envolverse en oscuridad, aunque esto no fue sentido por nadie, ni siquiera por el propio chico.
Finalmente, cuando sintió que ya no podía aguantarlo más, se desmayó.
- Abuelo, ¿crees que estas están listas? - una voz de una niña, inocente y pura, resuena en el bosque.
- No, aún tienen el tallo amarillo, ¿ves? Hay que esperar hasta que esté marrón. Esta hierba es valiosa, vale al menos mi sueldo de un mes, así que no debemos estropearla - contestó la voz de un anciano.
- ¿Cuándo podremos recogerla abuelo?
- Creo que... Si, en un par de semanas estará lista. Entonces vendremos aquí y la cosecharemos.
- ¿Podré hacerlo yo?
- Claro, pero tendrás que hacerlo con mucho cuidado...
- ¡Claro, abuelo!
- Bueno, vámonos por ahora. Aún tenemos mucho trabajo en la tienda - se oyeron unos pasos que se alejaban de un claro en el que yacía un chico al borde de la muerte
- Será que... ¿Moriré así?
El chico murmuró mientras trataba de encontrar fuerzas para levantarse, sin éxito. Su herida estaba en proceso de infectarse, ya que no había sido tratada, y no podía mover un solo músculo. Su visión estaba borrosa debido a la pérdida de sangre y solo podía sentir el constante flujo de energía natural que nutría su llama de vida. Sin embargo, cada vez el flujo era más débil.
No sólo eso, sino que toda la naturaleza que rodeaba al chico comenzó a pudrirse a una velocidad alarmante, como si se estuvieran sacrificando para mantener con vida a Seishi, quien permanecía ajeno a todo a su alrededor, sumergido en su dolor y en el rencor.
Y es que sentía odio. Un odio profundo contra aquellos que habían querido matarle por el simple hecho de tener una habilidad, la cual ni siquiera había planeado usar en un principio. En cuanto a sus amigos... ¿Cómo podía saber cuáles de ellos se habían acercado a él por sus poderes? Kunou, Ophis, Gaia, Michael, e incluso Koneko. Los líderes de las grandes facciones querían matarle, y ninguno de sus "amigos" le había ayudado a conseguir unos simples círculos mágicos.
Los hilos de karma del chico, a pesar de que no eran visibles, comenzaron a parpadear y a cambiar de color. Todos pasaron a categorías inferiores, e incluso el dorado brillante de Kunou pasó a ser dorado pálido, como si hubiera perdido todo su brillo. Todos los verdes pasaron a amarillos, los amarillos a rojos, exceptuando las personas sin poderes, y los que estaban en el borde entre rojo y amarillo pasaron a rojo brillante. Los de los ángeles caídos y demonios conocidos por el chico se hicieron rojos un poco más oscuros, indicando una relación extremadamente mala.
De pronto, el chico sintió un poder en su interior. Estaba oculto, y costaba mucho verlo. Era oscuro y retorcido, pero prometía liberarlo del dolor que atenazaba todo su ser, y prometía venganza. Tenía la sensación de que sí buscaba ese poder, no volvería a ser el mismo, pero...
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Uno Con La Naturaleza
FanfictionEn la secundaria Kuoh, un nuevo alumno se ha incorporado al comienzo del curso escolar en primer año. Una vez allí, entabla una profunda amistad con una compañera de clase que, curiosamente, también es la mascota de la escuela, Koneko Toujo. Todo ir...