Cuando llegó a casa, el chico finalmente logró relajarse, aunque volvió a tensarse inmediatamente al ver dos figuras sentadas en el sofá de su sala de estar.
- ¡Seishi! ¿Dónde has estado? Me has echado de menos, ¿a que sí? ¿mmm? - gritó Kunou nada más verle, mientras saltaba a sus brazos, cosa que repetía bastante a menudo.
Normalmente, el chico abriría los brazos y dejaría que la abarazara, pero hoy, sin embargo, se apartó, y se limitó a asentir en la dirección de la chica mientras miraba de reojo a la otra que estaba presente en la sala.
- Tenemos que hablar - dijo la otra chica al ver al peliverde.
El chico asintió, y Kunou se quedó mirando, impotente, cómo ambos se iban a la habitación del chico.
- De alguna manera parece... diferente - murmuró Kunou mientras miraba la espalda de Seishi, pensativa.
El dúo se adentró en la habitación del chico, y se sentó en la cama. Seishi lucía indiferente, y la chica inexpresiva.
- Toca - dijo Ophis mirando al peliverde.
- No - respondió este.
Ante esto, Ophis miró al chico fijamente.
- No cumpliste tu parte del trato y quitaste el escudo. No tocaré para ti - añadió Seishi.
La mirada de Ophis recorrió al chico de arriba a abajo hasta que un atisbo de sorpresa apareció en su expresión, pero no duró mucho.
- Lo quitaron - dijo simplemente la chica.
- ¿Quien podría quitarlo sin que te dieras cuenta? - preguntó Seishi con el ceño fruncido.
A esa pregunta sólo siguió silencio por parte de la dragona.
- Eso pensaba. Mejor vete - dijo cansado el peliverde.
Ophis miró al chico, y levantó una mano. Una bola de energía negra comenzó a comenzarse en su mano y se convirtió en una serpiente negra que siseó en dirección al chico.
- Toca - repitió inexpresivamente la chica.
Seishi miró la amenazadora serpiente, que contenía un poder aterrador que hacía que el aire a su alrededor vibrase.
- ¿De verdad quieres esto? Ya tengo muchos enemigos poderosos. ¿Quieres pasar a ser uno de ellos? - preguntó el chico, muy calmado.
- No - contestó Ophis.
- Entonces vete y déjame en paz, necesito pensar - añadió Seishi.
Por primera vez, la duda tiñó la mirada de la chica.
- Toca - finalmente, la duda desapareció.
- ¿Estás segura? - susurró Seishi.
- Sí. Toca - la energía negra no desapareció.
Seishi miró largamente a la chica. Sin embargo, no pudo ver ningún atisbo de duda en su expresión, por lo que sólo pudo suspirar y comenzar a tocar la cítara, mientras el hilo de karma correspondiente a Ophis pasaba de amarillo brillante rápidamente a rojo. La energía natural rodeaba a la chica sin darle ningún beneficio, sin que ella se diera cuenta ya que nada más comenzó a tocar se durmió en la cama del chico.
Al verla así, Seishi alargó su mano hacia ella. Justo antes de que su mano tocara su pelo, un escudo se materializó y la paró. Fue como si una mosca hubiera golpeado una pared de hierro, sin posibilidad de hacerle ningún daño.
- Era de esperar... - murmuró Seishi, mientras retraia la mano y seguía tocando el instrumento.
Pasadas un par de horas, dejó de hacerlo, y dejó a Ophis en el cuarto, dormida. Se dispuso a dibujar, pero ya no le apetecía seguir dibujando a Kunou. Miró sus dibujos sin acabar de Ophis, Gaia, Koneko y la chica zorro, y suspiró. Ahora, no se sentía a gusto dibujado ninguno.
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Uno Con La Naturaleza
FanfictionEn la secundaria Kuoh, un nuevo alumno se ha incorporado al comienzo del curso escolar en primer año. Una vez allí, entabla una profunda amistad con una compañera de clase que, curiosamente, también es la mascota de la escuela, Koneko Toujo. Todo ir...