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- Es él -declaró Rias, con expresión grave.

- Sin embargo, creo que entraba en la clase de Koneko. ¿No se ha dado cuenta de que está en la clase de segundo? -preguntó Akeno, divertida.

- Ahora que lo dices... -contestó Rias. Se levantó de su asiento, suspirando y dispuesta a sacar de su error al nuevo.

Sin embargo, no fue necesario, ya que en ese momento la puerta de clase se abrió, y un profesor entró en el aula. Todos se levantan automáticamente al verlo. El profesor mira a Seishi y se lleva la mano a la cabeza.

- ¿Eres Seishi verdad? -pregunta el profesor.

Él chico solo asiente, sorprendido.

- Esta es la clase de segundo, la clase de primero está al final del pasillo de la segunda planta -dice el profesor, haciendo una seña a Seishi hacia la puerta.

La cara de Seishi se puso roja de la vergüenza, y se levantó tartamudeando una disculpa. Salió de la clase rápidamente entre las risas de los estudiantes de segundo y corrió hasta el aula que le correspondía. Por suerte, el profesor aún no había llegado, y suspiró de alivio. Al asomarse a la clase, las conversaciones cesan y todos le miran, lo que hace que se ponga un poco nervioso.

- Eh... soy Seishi... encantado de conocerlos -dice apresuradamente el chico.

De pronto, el aula estalla en risas. Seishi solo se quedó allí, pasmado, hasta que vio a una figura que estaba mirándole de manera seria, lo que hizo que Seishi sonriera ampliamente y caminara hacia ella. Como en la ceremonia de apertura, ella estaba sola. Se sentó en una esquina de la clase, y a su lado no había nadie. Aprovechando eso, Seishi se sentó allí y se volvió hacia la chica de pelo blanco.

- ¡Hola de nuevo Koneko! -dice, entusiasmado.

La chica solo le mira sin decir nada, y se vuelve a mirar al frente del aula. Esto hace que muchos miren a Seishi con simpatía. En concreto, una chica se acerca a Seishi con una sonrisa comprensiva.

- Hola, soy Karui, un gusto. No te preocupes, hace eso con todo el mundo -dice la chica. Era una chica bastante normal, con el pelo negro y ojos del mismo color.

- Ah, yo soy Seishi, un gusto -dijo Seishi, extendiendo su mano.

Ambos se estrecharon las manos y empezaron a hablar de la academia Kuoh, en la que estaban. Al ver la señal de que era un chico normal, el resto del grupo de chicas se unieron a Karui, presentándose a Seishi una a una. Ninguna se dio cuenta de la breve mirada que les lanzó Koneko antes de seguir ignorándolos.

- Buenos días alumnos -dijo una figura al pasar por el marco de la puerta.

- Buenos días profesor -respondieron conjuntamente los aludidos.

- Bien, el día de hoy les voy a hacer una prueba de conocimientos básicos. Como bien sabéis, la academia Kuoh cuenta con una larga lista de personas excelentes que han pasado por aquí. Por ello, los que no consigan pasar esta prueba tendrán que asistir a clases de refuerzo -dijo, repartiendo unas hojas a todos los de clase.

Cuando Seishi la leyó, se quedó estático. ¡Esto era de alto nivel! Digno de una academia de prestigio como esta. No se preocupó, sin embargo, pero pudo ver por las caras de aturdimiento de sus compañeros que este no era un examen convencional. Parecía como si la academia quisiera que los alumnos tomaran esas clases, y probablemente fuera cierto.

Pero la más aturdida de todas era Koneko. Habían sido advertidos de que tenían que estudiar antes de llegar al primer año de la academia, pero con todas las obligaciones que había tenido durante el verano con su club, solo había tenido tiempo para estudiar para el examen de ingreso. Aunque ese examen era de un nivel elevado, ¡no tenía nada que ver con esta prueba! Justo cuando estaba pensando esto, mareada, se oyó una voz en el aula.

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