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Se dio otra bofetada. Ya se había dicho que, en cualquier ocasión (como ésta) que se le presentara, iría a sentarse sobre las piernas de Yoongi. El mayor tenía un bento con ensalada que era suyo. Lo sabía, el bento morado siempre terminaba en sus manos los miércoles, viernes y jueves. Pero simplemente no se atrevía, y si no lo hacía ahora, el bento terminaría en su lugar y ya no tendría pretextos para usar el regazo de su papi como asiento.

¿Por qué pensar en llamarle papi era tan vergonzoso? Ni siquiera era dicho con morbo.

¿Sucede algo?— Dio un respingo abrazando a Kingu, la voz hizo acto de presencia de nuevo.—¿Tuviste un problema con Yoongi?— Negó.—¿Entonces?

Él... Dijo que soy su bebé... Y yo quiero ser su bebé, pero no somos muy cercanos.— Tartamudeó por lo bajo, intentando que nadie escuchara que estaba hablando con la nada.

Si SeokJin no estuviera muerto, ahora sí hubiera muerto.

¿Cómo?— Carraspeó, pues la voz se le rompió de alguna manera.—, ¿Bebé... En el sentido en el que le llamarás papi?— Taehyung asintió con las mejillas incendiándose.

—Iba a irme a sentar encima suyo para pedirle un poco de comida, porque creí que así se me quitatía la vergüenza, pero yo no soy Daeyeon noona, ¡No puedo hacerlo!— Se cubrió el rostro con las manos. El fantasma tenía ganas de maldecir de todas formas posibles a Yoongi.

No le va a molestar. Le agradas. Incluso se come tu cochinada de nieve.— Taehyung sacó el rostro de sus manos con una mueca angustiada.

—A él le gusta el helado de galleta de coco con jalea de fresa.— SeokJin pensó en si debería dejarle creer eso o romper su corazón haciéndole saber que a nadie le gustaba esa porquería.

Tienes razón, me equivoqué, oops... No tengas miedo, Hyungie. Yoongi te aprecia, eres al que más afecto le tiene. Si alguien puede sentarse en sus piernas, eres .— Apretó los labios, se dijo que podía con una sonrisa apareciéndose ahora más confiado por las palabras del extraño ente que bien pudo haber sido un maldito asesino, pero eso no le incumbía.

Entró al salón con los ojos cerrados y, antes de entrar a la fila para llegar al asiento de Yoongi, chocó con él, quien le dejaba la ensalada en el pupitre. Yoon le sostuvo del suéter para que no cayera al suelo y el menor recobró el equilibrio. Se quedaron en silencio. Taehyung sabía que Yoongi no diría nada, porque era de pocas palabras en esas situaciones.

—Gracias, papi.— Apenas susurró en un tartamudeo, los ojos de Yoongi se abrieron con exageración por esa palabra. Taehyung iba a salir corriendo, lo hubiera hecho de no ser por el agarre tan firme que tenía Yoongi en su ropa.

—¿Quieres que te compre algún dulce?— Suspiró, aliviado.

No estaba enojado, y lo estaba premiando por llamarle de esa forma.

 daddy issues ✾ taegi/yoontaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora