SIEMPRE [Tom Holland] ✔️

Capítulo 10

Narra Tom:

Había hecho muchas cosas mal, y eso lo tenía en claro. Por eso me había propuesto arreglar las cosas.

Lo primero que hice fue pedirle perdón, mediante Toby, pidiéndole que le de una rosa de mi parte.

Después, compré un oso de peluche y lo mandé a su casa. Hoy era el día de ver cómo había reaccionado a eso.

- Escuché que hoy recibiste un paquete especial. – dije, recargándome sobre los casilleros, mientras Emma cerraba el suyo.

- Las noticias se expanden rápidamente, por lo que veo.

- Sí. ¿Qué contenía el misterioso paquete?

- No lo sé, dímelo tú.

Me miró fijo a los ojos, y no pude evitar ponerme nervioso. – Hablando en serio, gracias por el regalo. – Me dio un beso en la mejilla y se alejó.

"¿En serio Marshall?" Pensé. "Me la estás poniendo difícil."

Ese mismo día comencé a planear mi siguiente jugada.

Narra Emma:

Decidí no aceptar sus disculpas tan rápidamente, solo porque me divertía verlo esforzándose.

Me dirigía al hospital para visitar a Toby, mientras escuchaba Imagine Dragons, para variar.

Al llegar, decidí ir a la cafetería antes de ir a la habitación de Toby. Compré un café y una dona, y me fui a la habitación.

- Me dijeron que hoy Spider-Man visitará a los niños del hospital. – Comentó mi hermano.

- ¿En serio? Es sensacional.

- Lo es.

Conversamos un rato de cualquier cosa, para pasar el rato, hasta que tocaron la puerta. Con una sonrisa, abrí la puerta para encontrarme con el supuesto Spider-Man.  El traje estaba muy bien hecho.

- Pasa, jóven Peter Parker.

Dejé que pasara y comenzó a jugar con Toby, mientras yo grababa con mi teléfono y sacaba algunas fotos.

Cuando llegó la hora de que se fuera, lo acompañé a la puerta. – Gracias, le sacaste varias sonrisas a mi hermanito.

- No hay por qué. Ah, por cierto, debo darte esto. – Me extendió la mano, en la que tenía un papel.

Lo agarré y leí lo que decía:

"Perdona al idiota de Holland. SPIDER-MAN."

Reí al leer aquello. – Tom, ya puedes sacarte la máscara.

- ¿Qué? ¿Cómo supiste que era yo?

- ¿Te piensas que soy tan ingenua como para no reconocer tu voz?

- Pero la alteré un poco.

- Pues eres pésimo.

Comenzamos a reír. – Entonces, ¿qué se supone que debo hacer para que me perdones?

- Te equivocaste feo, Holland. Se me es difícil perdonar lo que hiciste.

- ¿No te parece que exageras un poco?

- Se me hace divertido todo este asunto. Tú haciendo lo imposible para que te perdone.

- Qué oportuno. Lo imposible. Como mi película. ¿Acaso ensayaste esto?

- Jaja, muy gracioso. – dije, sarcástica. – De todos modos, te perdono.

- ¿En serio?

- Sí, de hecho hace rato lo había hecho.