TERMINADA
Mi nombre es Emma Marshall. Soy una chica común que vive en Londres. Tengo 15 años, y un hermano con cáncer, pero eso no me detiene, yo sigo poniéndole mi mejor cara a la vida.
¿Quién diría que todo puede cambiar de la noche a la mañana...
El día había llegado, era la esperada Premiere de The Greatest Showman. No podía más de la emoción. Sentía nervios, emoción, euforia, pánico, y miles de sentimientos más. Las manos me temblaban, quería que todo saliera perfecto, pero lamentablemente no sería así.
Tom tuvo un tema de urgencia en el set de Chaos Walking, por lo que tendría que quedarse unos días más allí. Por eso no podría acompañarme a la gala. Debo admitir que estaba triste, pero traté de superarlo, y decidí que el día debía disfrutarlo al cien por cien, con o sin Tom.
Las manos me temblaban de los nervios, ocasionando que las estilistas no pudieran hacer bien mi maquillaje. Mi madre trataba de tranquilizarme, pero era inútil. Mamá vino a acompañarme en este día tan especial. Por supuesto, también estaba Toby.
Papá no pudo venir porque tenía un trabajo muy importante. Por lo que me había contado, habían despedido al director de una película que ya estaba a la mitad del rodaje y buscaban un nuevo director, por lo que él fue una de las primeras opciones. Para ello, hoy mismo tenía que viajar a California, si la memoria no me falla. ¿La película? No tenía la menor idea de cuál era. Pero dijo que era una sorpresa, y que si lo contrataban, me encantaría.
- Emma, ya, tranquilízate. – Trató de tranquilizarme mi madre.
Hice todos mis esfuerzos, y dejé de temblar, para que pudieran hacer mis uñas de una vez por todas. Cuando terminaron, las uñas quedaron de este modo:
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Solo quedaban unos treinta minutos para ir a la Premiere. El peinado estaba hecho, las uñas también, el maquillaje también, solo faltaba ponerme el vestido. ¿En qué rayos estaba pensando cuando decidí hacer todo lo dicho anteriormente y luego ponerme el vestido? Yo sola hago estas cosas.
La estilista me pasó mi vestido y me ayudó a ponerlo, con cuidado de no correr el maquillaje o el peinado. Luego de unos largos y tediosos minutos, ya estaba completamente lista. El vestido era el siguiente, y me encantaba:
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Me puse los tacones, y tomé a mi madre por el brazo, ya era el momento de partir.
Al subir a la limusina, me encontré con que Toby ya estaba dentro. Cuando vi al conductor, no pude evitar que una sonrisa se me escapara.