TERMINADA
Mi nombre es Emma Marshall. Soy una chica común que vive en Londres. Tengo 15 años, y un hermano con cáncer, pero eso no me detiene, yo sigo poniéndole mi mejor cara a la vida.
¿Quién diría que todo puede cambiar de la noche a la mañana...
Era fin de semana. Me desperté a eso de las 10 a.m., me tomé una ducha, desayuné y me vestí para salir a caminar por el parque:
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Es triste pensar que tendría que ir sola, pues no tengo una mascota para llevarla, aunque tanto desee una. Tampoco podía llevar a Toby.
Me maquillé levemente, ordené mi cabello y salí en dirección al parque.
Caminé por el parque sin rumbo hasta escuchar una voz conocida. - ¡Paddy! ¡Paddy!
Me di vuelta, y, a lo lejos, me encontré con Tom jugando con un niño. Decidí acercarme a saludar. Cuando Tom se dio cuenta de mi presencia, se tensó.
- Hola, Tom.
- Hola.
Nos quedamos así, parados en el mismo lugar, durante unos segundos, hasta que Tom volvió a hablar. - Bueno, adiós Emm, debo llevar a mi hermano a... A una fiesta de cumpleaños.
- Oh, ok. - Comencé a alejarme, pero luego me arrepentí y llamé a Tom. - Tom, ¿por qué me ignoras?
- ¿Yo? ¿Ignorarte? Nop, creo que no lo hice en ningún momento.
- ¿Sabes qué? Puedes irte bien a... Mejor no lo digo.
Comencé a caminar dando grandes pasos, para alejarme de allí lo antes posible. Eso me había herido mucho. Tom me ignoraba, y luego lo negaba.
Escuché que me llamaba y eché a correr, como sabía que él era más rápido que yo, tomé atajos por las calles, ya que las conocía mejor que él, y logré llegar a mi casa.
Al llegar, entré apresuradamente y me encerré en mi habitación, a los segundos, sonó el timbre, pero no lo atendí, me limité a ver por la ventana quién era, y efectivamente era Tom.
Comencé a llorar desconsolamente, era la primera vez que lloraba por un chico, además de Toby. Tom me había roto el corazón, me había ignorado durante toda la semana, y luego, en el parque... En el parque todo se fue al carajo.
Narra Tom:
Se preguntarán por qué estuve ignorando a Emma.
La respuesta es bastante simple, aunque no lo crean: Miedo.
Sí, miedo.
Después de besarla en la mejilla, y de que se haya alejado, pensé que la había perdido.
Me sentía avergonzado por lo que había hecho, me daba pena verla a la cara.
Por eso decidí alejarme. Porque pensé que la había perdido.
Pero estaba equivocado. No la había perdido sino hasta este momento, en el parque.
Y pensaba arreglarlo.
Narra Emma:
Decidí hacer lo que él había hecho durante toda la semana, ignorarlo. Al cabo de media hora, los ruidos cesaron, Tom ya se había rendido.