TERMINADA
Mi nombre es Emma Marshall. Soy una chica común que vive en Londres. Tengo 15 años, y un hermano con cáncer, pero eso no me detiene, yo sigo poniéndole mi mejor cara a la vida.
¿Quién diría que todo puede cambiar de la noche a la mañana...
Me estaba preparando para lo que sea que Tom me dijo que me preparara.
- Estoy cien por ciento segura de que es una cita.
- ¡Zendaya! – Me ruboricé.
- ¿Qué? ¿Cuándo te darás cuenta de que Tom muere por ti?
- Eso no es verdad. Solo somos amigos, y él piensa exactamente lo mismo.
- Bien, sigue engañándote a ti misma, pero mientras busquemos qué usarás, todavía tengo que hacerte un peinado y maquillarte.
Terminé poniéndome el siguiente vestido, ya que no nos decidíamos por nada y había poco tiempo:
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luego de vestirme, Z me hizo un maquillaje simple, ya que yo misma le había pedido eso. Luego, alisó mi cabello y le hizo ondas en las puntas, como siempre. Cuando terminó, ya era la hora, por lo que despedí a Zendaya, no sin antes agradecerle por su ayuda, y me dirigí a la puerta del edificio. Al llegar, me encontré con Tom, que recargaba su espalda en un auto Porsche negro muy lindo. Él estaba vestido así:
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Verlo con un traje me robó un suspiro, estaba sencillamente precioso. Cuando me vio, me sonrió, y se acercó a mí. – Te ves hermosa. – dijo, mirándome directo a los ojos, amaba la forma en que me miraba.
- Gracias. – Apuesto a que ya estaba como un tomate. – Tú también te ves muy bien.
Él solo me dedicó una sonrisa, y entrelazó nuestros brazos, para empezar a caminar hacia el auto. Cuando estuvo al frente de éste, abrió la puerta y me dejó pasar. Le agradecí, y luego rodeó el auto para subirse del lado del conductor.
- Hay un pequeño detalle. – dijo, por lo que me puse nerviosa. – Todo esto es una sorpresa, por lo que tengo que vendarte.
- Ay, Tom... ¿Es necesario?
- Por favor... – Hizo cara de perrito mojado, por lo que no me pude resistir.
- Agh, está bien. – Me vendó y el auto se puso en marcha. Luego de lo que parecieron horas, el auto se detuvo.