SIEMPRE [Tom Holland] ✔️

Epílogo II

▪ PARTE 2 ▪

Narra Emma:

La luna de miel había sido maravillosa, fueron los dos meses más lindos de nuestras vidas. Pero lamentablemente ya había terminado, y con Tom estábamos de vuelta en casa, en Londres.

Nos encontrábamos en la cama, mirando una serie en Netflix. Últimamente no me sentía muy bien, y nunca tenía ánimos para hacer nada.

- Emm, ¿te encuentras bien?

- No mucho.

- ¿Crees que pueda ser lo que creo?

- Puede ser. Yo lo siento así.

- Ok, ya vuelvo.

Durante el tiempo que Tom se fue a hacer no sé que, me cociné un poco de pasta, ya que tenía una ganas irremediables de comer eso, y luego volví a la cama. Cuando Tom volvió, tenía una bolsa en la mano.

Lo miré extrañada – ¿Qué es eso?

- Traje un test de embarazo, ¿quieres probarlo?

- Claro. – Lo tomé. Fui al baño y seguí las instrucciones de la cajita. Cuando todo estaba hecho, salí del baño para esperar junto con Tom. 

Él estaba caminando de un lado al otro por toda la habitación. – ¿Y?

- Calma, tenemos que esperar unos minutos.

Tom se sentó en la orilla de la cama y me hizo una seña para que me sentara en su regazo. Esperamos los minutos necesarios, y cuando ya había pasado el tiempo, le di el test a Tom, prefería que lo viera él primero.

Lo miró unos segundos, y en su rostro se reflejó tristeza. Me entró el pánico y le arrebaté el test de embarazo de las manos. Cuando lo vi, unas ganas de llorar inmensas me entraron. Había dado negativo.

No podía ser. No era cierto. Yo lo sentía, tenía que estar embarazada. – No. No puede ser. Yo... Yo lo siento, Tom. Estoy segura. Yo estoy embarazada.

- Emm... – Me tomó de las manos. – Podemos intentarlo en otro momento nuevamente.

- No. Yo estoy segura, Tom. – dije, y comencé a llorar. El me apretó contra su pecho para calmarme. - La noche de bodas lo hicimos toda la noche y sin protección. Es imposible.

- Emm... – Soltó una pequeña risita casi imperceptible. – En serio, podemos probar otra vez.

Me posicioné mejor sobre él, enroscando mis piernas en su cintura, mientras él frotaba sus manos por mi espalda, tratando de calmar mi llanto.

- En serio. Yo lo siento. Tengo una pequeña criaturita aquí dentro, Tom. No es como si tuviera una bola de caca atascada en el estómago, esta es una sensación diferente.

- Ay, Emm. – dijo Tom, riendo. – Eres tan hermosa. Te amo.

- Yo también te amo. Pero yo lo siento. – insistí, haciendo un puchero.

- Te creo. Tal vez el test anduvo mal. Podemos ir al hospital.

- No quiero irme de casa. – dije, aferrándome más a él.

- Ok. Podemos pedir que un doctor venga a casa. – Me separó un poco de él para poder verme a la cara. – ¿Quieres? – dijo con una voz dulce.

- Sí. – Volví a abrazarlo.

Tom llamó a un doctor. El doctor dijo que tardaría dos horas, ya que el asunto no era tan urgente.