XIX

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Alma fiestera mala influencia.

      —Juguemos yo nunca, nunca —mi mejor amigo habla tomando la botella de licor entre sus manos, agitándola de un lado a otro

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      —Juguemos yo nunca, nunca —mi mejor amigo habla tomando la botella de licor entre sus manos, agitándola de un lado a otro.
     ¡Marco, amor de mi vida, corazón de otra! ¿Por qué te gustan los juegos alcoholicos?
     Sin mentira alguna, si me preguntan quién de mis amigos es más mala influencia o "alma de la fiesta", le respondería con los ojos cerrados, sin ninguna duda; que ese sería Marco. En las fiestas infantiles Marco solía darnos las tapitas de las botellas de refresco como si fueran shots, y eso me hizo darme cuenta de que: Borracho se nace, no se hace.

      Puedo apostar que el gen del alcohol está en su ADN desde tiempos inmemorables. Y, lo peor es que se asegura de propagarlo por todo su círculo social, creando así su escuadron bebida.

Alma fiestera mala influencia: Marco Hernández.

Fiel compañera de parrandas: Zoe Lavalle.

Compañero de malas influencias y fiestas: Santiago Castillo.

Encargada de que no terminen en la carcel o sin vida: Yo merengues.

Todo un pelígro para la sociedad, señores.

      Saco mi teléfono de mi bolsillo para avisarle al abuelo que Isaac nos invitó a su casa y pedirle permiso para llegar un poco más tarde a casa.
     De Sarah:
             Abuelo, bendición. La cena está en la nevera.
El juego estuvo de lo mejor, Isaac nos invitó a su casa, ¿podemos quedarnos hasta tarde?
    De Abuelo <3:

     Mañana tienen escuela, así que más les vale estar dispuestos para ir en la mañana. Disfruten, cuidado con lo que te ofrecen, cuidado con lo que toman.
Pásenla bien.
Bloqueo la pantalla de mi celular y lo guardo en mi bolsillo.

      Las personas en la habitación nos hemos agrupado en un círculo para el juego, la botella de ron como vértice, no podía ser algo suave ¡tenía que ser ron! ¡Por poco y no traen a Harry Potter con ellos!

     Digo.

      ¡Por poco y no traen el tequila con veneno de pitón!
     Nunca me han gustado estos juegos; son como una forma descarada de sacarle la verdad a las personas con alcohol de por medio, pero por una vez que lo juege ¿no le hace daño a nadie, cierto?
Marco comienza a servir el líquido de la botella en vasos con hielo que Isaac le ha facilitado.
Oh Isaac, acabas de desatar a Marco "Creador del bardo profesional" Hernández.
Sin dudas lo está disfrutando.
Sabe que sacará información, verdades que no han salido a la luz, con sus métodos para obtener la información algo inapropiados.
Prefiero revisar el perfil de esa persona, todas sus redes sociales, sus historias y esas cosas para obtener información, muy a lo: stalker cibernauta profesional.
Pero es obvio que este no es el caso, ni la opción preferida de mi amigo.
Marco frota sus manos y pasa la mirada entre cada uno de nosotros; expectante.
—Y bien, ¿quién será el primero? —Una sonrisa del gato Cheschier se dibuja en su rostro, capaz dentro de su cabeza se esté riendo de forma macabra.
—¡Yo quiero empezar, tengo una buena! —exclama Zoe con entusiasmo y una mano alzada. Marco le da una mirada cómplice y creo que Zoe está a punto de aplaudir.
      Comienza con algo ligero, no saques los trapos sucios tan rápido, por favor.
     —Yo nunca, nunca he mentido diciendo que alguien no me gusta cuando en realidad me muero por ese alguien —nos mira a todos.
       ¿Ella lo dice por mí o por alguien más?
      Juega con su vaso, sus piernas extendidas a su costado con elegancia, ella lo dice súper natural, bebiendo.
—¿Te inspiraste, no? —pregunta Marco, juguetón. Sus ojos miel tan carismáticos y llenos de vida están en Zoe.
       Él bebe, disfrutando de la información.
Santiago coloca su vaso entre sus labios y toma un buen trago de ron.
      Miro a la persona que tengo en frente, Lucas me escruta con sus ojos marrones encantadores, esta vez sin una sonrisa, solo curiosidad.
       Por los dioses del bardo.
       Ya van a sacar los trapos a secar, lo veo venir.
    Isaac no bebe.
    Lucas tampoco.
—¿No piensas a beber, Sarah? —presiona Marco con una sonrisa de lado.
—No tengo por qué hacerlo.
Por alguna razón todos se me quedan mirando esperando por un trago que no llegará.
    Silencio, es el elefante de la habitación.
       Santiago está a punto de hablar, pero mi acción lo interrumpe, en el último segundo, miro a la persona frente a mí directo a los ojos, con algo de desafío, y con un pequeño pero intencional movimiento casi imperceptible inclino mi vaso hacia Lucas, como si brindara con él, me llevo el vaso a los labios con rapidez, el ron se desplaza por mi garganta quemándola y haciéndome formar una mueca.
La sorpresa es clara en su rostro, sus labios están humedecidos y sus ojos están iluminados, cautivadores como quien los porta.
     Los otros también se me quedaron viendo, me encojo de hombros.
—¿Qué? Tengo mis secretos. Continúen. —no hay nada que ver aquí, muchachos. Sigan con su bardo.
Santiago se aclara la garganta antes de pronunciar las palabras.
—A ver, déjenme pensar... —se rasca la frente, suele hacer eso cuando piensa—. Yo nunca, nunca he tenido sueños candentes con alguien de ésta habitación —que sutil hermano mío, cuanta sutileza, más ligero que una pluma, más frescoso que un Marco.
      Yo no bebo. Santi bebe sin dejar que alguna expresión se vea en su rostro. Marco no bebe e Isaac tampoco. ¿Éste chico es demasiado inocente o qué?
—Isaac, a éste paso vas a ser el más sobrio, así no se puede, bro —Marco se queja, efusivo.
Una Zoe algo avergonzada a mi derecha bebe de su trago. ¿Ha fantaseado con alguien de la habitación? ¿Con quién? ¿Marco? ¿Santiago? Eso me da algo de asquito, ya he dicho que si mi hermano quiere estar con ella no tengo problema, pero sigue siendo mi hermano que (probablemente) ella haya fantaseado con él me da asquito, digo, ¡es mi hermano! Un moco.
      Aunque también hay dos personas más en la habitación pero no creo que haya sido con Isaac, casi ni han cruzado palabra.
     ¡¿Ha fantaseado con Lucas?!
      Esa probabilidad me asombra e instala una rara sensación en mi estómago, no me gusta esa posibilidad, y que eso me afecte tampoco me está gustando.
Marco no bebe, Isaac tampoco, pero Lucas sí lo hace, al despegar el vaso de sus labios me mira y una sonrisa pícara aparece en sus labios. ¿Ha soñado conmigo de esa forma? ¿Debo halagarme u ofenderme por eso? ¡Ahg!
—¿Puedes hacer que Isaac beba? No puede quedarse sobrio, sería una deshonra para los dioses del alcohol —Marco levanta sus manos hacia al cielo. Marco habla mucho cuando toma alcohol, demasiado. La oportunidad de exclamarle lo exasperado que está a Lucas no se le escapa.
Lucas asiente, me parece raro que no haya hecho ningún comentario, solo se dedica a mirarme y permanecer en silencio.
      —Yo nunca, nunca he sentido algo por mi mejor amiga o amigo de la infancia —Lucas mira a Isaac esperando que se tome un trago, todos lo esperan, ¡yo estoy esperando! Toma con algo de duda su trago y le da un sorbo. Ha sentido cosas por mí, no puede ser, no me lo creo. Pero mi reacción no es la esperada, no me emociona el que él sienta algo por mí, porque no llega a ser sentimiento, solo es atracción. Pero lo que estoy a punto de hacer tal vez no sea la decisión más sensata de toda mi existencia, bebo, a pesar de que no siento lo mismo que Isaac, y de que cuando esté sobria me arrepienta, bebo en desafío hacia Lucas. Su semblante se ensombrece, se apaga con tintineos, baja la mirada hacia su vaso y siento que lo que hice le dolió.
No se me ocurre nada, hazlo tú, Isaac —Marco cede su turno.
—Tienes que cumplir una penitencia —exhorta Lucas con su sonrisa burlona hacia mí mejor amigo. Desafiante.
—Sorpréndeme.
—Debes tomarte un trago de ron con tequila.
—Tarea fácil —Marco lo interrumpe.
—Pero, con sal, limón y salsa de soya.
—¿Tú crees que la vida no vale nada, Lucas? —comienza a levantarse, se dirige a la cocina, Isaac lo sigue para decirle dónde están las cosas. Después de ese trago creo que Marco valorará más la vida. Pobre hígado.
Isaac sostiene a Marco, ha quedado algo afectado después de beber esa cosa mortal. Lo deja sentado en el suelo con algo de dificultad.
Ok. Yo nunca, nunca he tenido sexo —prosigue Isaac. Eso es algo demasiado íntimo para mi gusto, y nunca pensé que él lo diría, pero supongo que su vergüenza se fue con su sobriedad, su tolerancia al alcohol no es la mejor, pobre.
Marco, Santiago e Isaac beben.
     De lo que uno se entera con estos juegos.
     Zoe bebe con rubor en sus mejillas, nunca me ha dicho que ya no es virgen, no me lo contó, capaz y si no es por esto ni me entero, eso me confunde, ella siempre exige confianza, mi cabeza se menea casi de forma automática pero no porque ya no es virgen, sino porque no me lo contó.
      Miro a Lucas y él está recostado en sus ante brazos, esperando por algo.
¿No vas a beber? —interrogo.
      Mi curiosidad sale a la luz.
      Aunque ese no es mi asunto, no tiene que importarme.
     Él sonríe de boca cerrada.
No, no me gusta mentir y no tengo por qué hacerlo —vocifera con simpleza, naturalidad y ni un ápice de pena. Nunca me había planteado eso por la cabeza, nunca había pensado que Lucas es virgen, hasta ahora.
     Explosión cerebral.
—Yo nunca, nunca... —no me había tomado el tiempo de pensar qué decir para mi turno, nada surge en mi cerebro, y el alcohol descontrolando mi sistema no ayuda—. No tengo nada.
—¡Penitencia! —gritan Zoe y Marco al unísono. Claro.
—Ok, ¿cuál es mi penitencia?
—Besa a Lucas —Zoe lo dice y yo me volteo tan rápido que la niña de: "El exorcista" debería aprender de mí.
     Cuanta originalidad.
¿Por qué Lucas?
«Hazlo, no es algo que no hayas hecho antes. Sé que quieres, se te nota».
—¿Duración? —le pregunta Marco a Zoe.
—Siete segundos, o lo que dé la creatividad.
Trágame tierra y escúpeme Narnia, por favor, ten piedad de mí.
      Pero es que aquí está mi hermano...
      Bueno él no me está prestando atención después de los tragos.
Gateo un poco para llegar hacia Lucas, me arrodillo, mis dedos juegan en mi regazo, la idea de tomarme uno de esos tragos matadores es tentadora. Es solo un reto, me digo para convencerme.
¿Los amigos se besan? Nunca había llegado a ésta situación.
      Me acerco a sus rostro, su mirada se dirige a mis labios y él humedece los suyos. Soy consciente de la cercanía de nuestros cuerpos, del aroma varonil de su colonia que le agrega un toque erótico a esto.
     Estampo mis labios con los suyos, no sé qué hacer así que hundo mi mano en su cabello y comienzo a acariciarlo, sus cabellos son sedosos y agradables a mi tacto. Lucas toma el control del beso, pero esta vez no es como en la playa, no es sutil, ni dulce, es un beso atrapante, con una proeza increíble, una ferocidad que me desarma, le correspondo con movimientos torpez y descontrolados. Siento que debería separarme de él, no me gusta hacer estas cosas en público pero sus dientes muerden con deseo, sus labios succionan y el beso posee. Muy en contra de mi voluntad, me separo de él.
—¡Listo! Penitencia cumplida —vuelvo a sentarme en mi lugar con las piernas algo temblorosas.
     Las cruzo como indio en la alfombra, siento el calor llegar a mi cara, hace calor de pronto.
    ¿Les cuento algo?
    El alcohol nos hace hacer cosas que nunca haríamos cuando estamos sobrios, pero de eso se trata, esos momentos de valentía y osadía son los que nunca se olvidan, son como una runa que es parte de tu historia.

El mar de su sonrisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora