XXIV

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La cena venia acompañada de un baile, Sebastián dijo —quieres salir ya quiero verte—

Stephanie había tomado la habitación para ella completamente, y Sebastián estaba vestido ya con su esmoquin negro y su corbatín, las mancuernillas elegantes en sus puños, Stephanie dijo

—pasa necesito ayuda con el cierre,—

Sebastián deslizo la puerta corrediza y entro, vio allí parada frente al espejo lo hermosa que lucia Stephanie, ese vestido azul eléctrico, con un tocado en su hombro derecho que caía como un bello manto, y el escote en el hombro izquierdo, el bello diseño del busto que quedaba a medida, el largo hacia lucir las sandalias de diez centímetros de altas color plateadas,

Sebastián se acerco y cuando le roso el brazo, ella sintió el calor de sus manos, El dijo —te ves, realmente hermosa—

ella dijo —tu estas guapísimo—

Sebastián agrego

—pero me gusta mas cuando necesitas ayuda para bajar el cierre—

subió lentamente el cierre del vestido y Stephanie dijo —no lo pienses, llegaremos tarde—

Sebastián le coloco una hermosa y fina cadenita de plata, se veía tan delicada, y lucia con toda la joyería que Stephanie tenia puesta, Stephanie la toco y pregunto —¿y esto?—

Sebastián respondió —es una cadena de fantasía que le compre a una mujer en la calle, me pareció hermosa, y además combinaba con los zapatos—

Stephanie dijo —gracias, es muy linda, espera viste mi vestido antes, te dije que no lo hicieras,—

Sebastián dijo —tienes razón llegaremos tarde por cierto me encanta tu cabello recogido de esa forma, luces bellísima—

Stephanie contesto —tu no luces tan mal, me gustas mucho—

se dieron un beso y ella al verse por ultima vez en el espejo, una pequeña imagen vino a ella, era ella con un vestido rojo y alguien estaba atrás de ella, usaba un antifaz su rostro no se veía, pero usaba un esmoquin, Stephanie cerro los ojos un momento y al abrirlos, vio a Sebastián en la puerta, que decía —¿Vienes?—

extendiéndole su mano, Stephanie dijo —si, vamos—.

Estaban por entrar al salón bajando las gradas, Sebastián se le acerco a Stephanie y susurro —y si mejor regresamos a la habitación y te arranco el vestido—

Stephanie soltó una risa apenada, y muchas personas veían el pequeño desfile, y como no llamar la atención, las mujeres no podían quitarle los ojos de enzima a Sebastián, y Stephanie era la envidia de muchas y los hombres no podían disimular mucho, ella llamaba la atención en donde estuviera, la decoración de aquel lugar era mas cristal, todo parecía tener ese brillo diamante, los manteles blanco con un toque de rosa muy tenue lucían los centros de mesa, como un cisne de hielo, era muy fantasioso, había música en vivo, parecía todo muy calmado, y había un toque de romántico

el Señor Harrelson se acerco y dijo —vaya muchachos, ustedes son la pareja perfecta, no he parado de hablar de ustedes con todos, al parecer muchos ansiaban conocerte Sebastián, que bueno que al fin decidiste aceptar venir, hoy daré un reconocimiento a tu padre, el fue un gran amigo, y compañero, fue el único que confió en mi cuando tenia la loca idea de construir un hotel, siento mucho lo de su accidente—

Sebastián le toco el hombro y dijo —lo se, y se lo agradezco mucho, mi madre envía saludos y sus disculpas, estos eventos...— suspiro —ella aun enfrenta la muerte de mi padre—

Memoria de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora