XL

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Pasaron los días y la carga de tantos secretos se hacia mas pesada, en casa tenia ciertas conversaciones muy cortas con Sebastián, llego el día del evento de gala en el museo de arte, Stephanie estaba sentada limpiando algunos pinceles, mientras Sebastián tomaba una ducha,

Stephanie escucho que su teléfono estaba sonando pero al llegar a la habitación encontró a Sebastián con el celular en la mano, y una toalla en la cintura, Stephanie se acerco a el y Sebastián no dejaba de ver el teléfono, el sin verla dijo

—el doctor Davis sigue preguntando cuando volverás al consultorio—

Stephanie se quedo en silencio, Sebastián levanto su rostro y dijo

—¿porque no me dijiste que estabas viendo un psicólogo?

—he tenido algunos problemas últimamente

—¿problemas?, buscaste un psicólogo, ¿porque?, ¿porque no me cuentas tus problemas a mi?

—¿me ayudarías? Sebastián, ¿tu lo harías?

—claro que lo haría

—he recordado, tengo breves recuerdos de mi pasado— el silencio de Sebastián se prolongo y ella continuo diciendo —Sebastián...— El la interrumpió en un tono alterado

—dijiste que no querías tu pasado, tu dijiste que no te importaba, que lo dejarías así, yo...—

Sebastián la tomo de los hombros y con desesperación dijo —no lo entiendes, como podrías ser feliz con recuerdos que te lastiman, tu eres mía,—

—suéltame Sebastián— dijo Stephanie, estaba asustada, jamás lo había visto así

—no puedes seguir mintiéndome, tienes que dejar de buscar

—¿porque? ¿porque te molesta tanto que quiera mi pasado?,— grito Stephanie, continuo gritándole

—¿por qué?, ¿porque no me lo dices? dímelo, Sebastián, ¡dímelo!—

—porque yo soy parte de el— dijo Sebastián soltándola y se dio vuelta golpeando el tocador con fuerza, ella se detuvo, con la mirada puesta en ese tatuaje de lobo que tenia Sebastián en su espalda, ella vio en su mente un recuerdo mas,

Era ella aquel vestido rojo, un espejo que mostraba un hombre encima de ella, sus gritos, lagrimas por todo su rostro, y cuando el hombre se quito la camisa, el lobo revelo quien era, el que hacia aquel acto atroz, en el que Stephanie era la inocente victima, Stephanie en su voz nerviosa dijo —abusaste de mi—

Sebastián se dio la vuelta y aquellos ojos llenos de sorpresa movía la cabeza negándolo y decía —¿que?, ¡claro que no!, ¡no! Stephanie, las cosas no fueron así,—

El se acerco a ella y trataba de agarrarla ella se alejaba con miedo de el y decía —¡aléjate!, ¡aléjate de mi!—

la desesperación invadió su cuerpo

Sebastián corrió tras ella rogándole —Stephanie por favor, escúchame, por favor escúchame, me conoces—

Ella lo empujo con fuerza y grito —no me toques— en los ojos de Stephanie había miedo, y al mismo tiempo tristeza, Sebastián por fin pudo tomarla de los hombros y ella lo vio asustada y dijo —fuiste tu— lo golpeo y lucho contra el hasta que se quedo inconsciente en los brazos de Sebastián.

Memoria de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora