Memoria de Amor

XXV

Stephanie se disculpo con los demás que acompañaban la mesa y se fue al baño, mientras se lavaba las manos, Adam entro y ella al verlo dijo

—este es el baño de damas— y su tono parecía amigable, y luego pregunto muy dudosa y viendo su alrededor —espera ¿me volví a equivocar?—

Adam contesto —no te equivocaste, estoy aquí para complacerte—

—¿perdona que dijiste?— pregunto Stephanie realmente confundida mientras Adam se acercaba lentamente a ella.

—vine aquí por tus señales, yo no me equivoco Stephanie, y solo quiero complacer a ambos, eres una mujer hermosa, yo solo seguí tus señales

—señales, ¿te envié señales?

—te sientes inspirada, pero me siento muy alagado, nunca me equivoco

Adam la arrincono en la pared por el lavabo, y siguió diciendo —eres muy atractiva, no se como ese tipo te deja salir de la habitación—

Stephanie noto que Adam estaba ebrio, y dijo —¿te parezco hermosa?

—una diosa— contesto Adam

—y no olvides mis brillantes ojos— dijo Stephanie, mientras Adam quedaba tan cerca de ella a punto de besarla

—un tormento— susurro El

—y no olvides mi fuerza— dijo Stephanie y Adam pregunto alejando un poco su rostro del de ella —¿fuerza?—, Stephanie le dio un gran golpe en la entrepierna con la rodilla y Adam se inclino rápidamente del dolor, mientras Stephanie decía tocándole el hombro y cara a cara

—lamento decir que te equivocaste por primera vez, deberías ir por hielo, Stephanie se levanto y salió del baño casi histérica y se dirigió a la habitación.

Sebastián caminaba rápidamente por el pasillo del hotel buscando el bolsa de Stephanie mientras en su cabeza se preguntaba ‹‹porque había aceptado venir a su perdición››

Selena si estaba loca, cuando estaba por llegar a la habitación vio a una mujer tirada en la puerta de una de las habitaciones, y quería levantarse,

Sebastián le ayudo y vio que se trataba de Selena que estaba demasiado ebria como para mantenerse en pie, Selena lo vio y dijo —por fin regresaste por mi—

Sebastián abrió la habitación de Selena y la cargo hasta la cama, Selena lo abrazo fuertemente y no quería soltarlo, Sebastián dijo —Selena, lo nuestro termino hace mucho tiempo, tu te casaste, recuerdas, ahora tienes que dejarme ir—

Selena lo acercaba cada vez mas a ella y Sebastián no quería ser grosero con ella, entendía que había sufrido en los últimos meses, por el divorcio

Selena quería quitarle el pantalón y decía mientras reía —es solo sexo Sebastián, solo eso, como en Italia recuerdas—

Sebastián dijo soltándose de ella —ya descansa—

Sebastián vio que en el pasillo justo en la puerta estaba Stephanie, ella comenzó a caminar y se metió en la habitación, cerro la puerta y Sebastián salió rápidamente tras ella mientras la llamaba por su nombre, toco la puerta fuertemente y dijo

—Stephanie, no es lo que parece, escúchame por favor, abre la puerta—

Stephanie contesto —no quiero escuchar nada de ti, ¡nada! ya tienes otra habitación—

Sebastián siguió llamando a la puerta mientras gritaba —Stephanie déjame explicar, siguió así por varias horas, hasta que Stephanie abrió la puerta luego de unas horas, y llevaba una maleta con ella, Sebastián quien estaba sentado en el suelo, la vio y pregunto al levantarse —¿que haces?—

—que no es obvio me voy ahora mismo— dijo ella avanzando con su maleta, con el vestido y un abrigo puesto

Sebastián dijo —no puedes irte no sin mi, espérame por favor escúchame, es un mal entendido, todo esto es un mal entendido, ella estaba borracha, por favor tienes que confiar en mi—

—¿confiar? Estabas en la cama con una mujer ebria—

—no es lo que parece por favor espérame me voy contigo déjame ir por mis papeles, y nos vamos yo lamento mucho esto es mi culpa.

—te esperare en el lobby—

Sebastián busco su pasaporte y billetera no empaco nada y llego al lobby, pero Stephanie ya no estaba, pregunto por ella al administrador, pero ya había tomado un auto del hotel, Sebastián salió rápidamente y tomo uno de los taxis, Stephanie limpiaba unas lagrimas de sus mejillas, y al llegar al aeropuerto, ella hizo la pequeña fila para entregar la maleta, atraía miradas por sus zapatos en la mano y el largo y elegante vestido que traía, cuando caminaba para esperar su vuelo escucho un grito —Stephanie—