Un poco más de naranja. Y otro poquito más de azul. Un toque de verde... y listo.
Se incorporó y contempló la pared. No podía estar más satisfecha. El genial resultado se debía también a las pinturas que la taita Evanna había enviado para ella.
Había pintado, en orden, desde la puerta (a la derecha) hasta la esquina de la izquierda, a Hermione, a Harry, a Ron, a ella misma (con Pelos sobre el hombro), a Ginny, a Neville, y a Remus. En el fondo, había plasmado con cuidado algo del castillo de Hogwarts y parte del bosque prohibido. Además, detrás de Hermione y Harry, había colocado a un gigantesco Hagrid que la había costado dos semanas pintar, pero que había quedado muy logrado. Junto a Remus, había pintado un gran perro negro, el cual representaba a Sirius en su forma animaga.
Lucy se sacudió las manos llenas de pintura por su delantal amarillo para pintar, que la llegaba un poco más abajo de las rodillas.
- Te ha quedado muy bien - dijo Pelos.
Estaba sentado en la cama, cerca del tocadiscos que Roxane había traído de la hondonada. Lucy se había adueñado de él en seguida, y no hacía otra cosa que poner música todo el día. Su canción favorita estaba sonando en ese momento; era "Should I stay or should I go" de un grupo muggle, del cual no recordaba su nombre. Evidentemente, Remus la había regalado ese disco.
- Gracias - dijo Lucy -. ¿Crees que Crookshanks me ha quedado bien? - preguntó, señalando al gato pintado a los pies de la Hermione de la pared.
- Parece más guapo que en la vida real. ¿Y Sirius? ¿No le vas a pintar?
- Ya lo está. Mira allí en la esquina, al lado de Dumbledore. Transformado en perro.
- Ah, ya le veo. ¿Cuándo les hablaremos a tus padres sobre él?
Lucy suspiró.
- Tendré que hablar con Remus. Hoy viene a cenar. Tal vez... ¡sí! Le escribiré para preguntarle si se lo podemos contar hoy.
Lucy sonreía mientras se quitaba el delantal amarillo y lo colgaba en el enganche detrás de la puerta. Fue al baño a lavarse las manos y luego volvió a la habitación para recoger las pinturas. Cuando pasó junto al escritorio, se detuvo. Observó la carta que había sobre ella. Había estado hablando con Neville durante el verano. Unos días atrás, le había preguntado si iba a asistir a la final del mundial de quidditch, ya que ella sí iba a ir con sus primos. Pero Neville había dicho que su abuela no quería ir, y que no había comprado entradas. Por eso, Lucy le pidió a su padre que intentara conseguir un pase más para Neville. Tendría que esperar a que William volviese del trabajo.
Escuchó que alguien llamaba al timbre. Rápidamente bajó las escaleras, y Pelos la siguió. Cuando pasó por la cocina, le llegó un extraño olor a quemado.La sopa.
Corrió hasta el fogón. Lo apagó y retiró la cazuela, colocándola sobre la encimera, quemándose las manos. Un poco más y se habrían quedado sin cena.
El timbre sonó de nuevo, con impaciencia. Lucy corrió atravesando la cocina mientras el timbre continuaba sonando.
- ¡Por la Madre! ¿Es que ya se te ha consumido la paciencia, persona que está llamado al timbre? ¡No tengo ocho brazos! - se quejaba Lucy, atravesando la puerta de la cocina hasta el pequeño vestíbulo, y abriendo la puerta de la calle - ¡Podrías esperar un po...!
Lucy dejó hablar cuando vio frente a ella a Sirius Black esperando impaciente al otro lado de la puerta.
La pelirroja dio un grito de emoción, y Sirius la tapó la boca de inmediato.
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Lucy Weasley y el Cáliz de Fuego ✔️ [LucyWeasley II]
FanfictionSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA DE LUCY WEASLEY Tras un extraño y ajetreado curso, llegan las vacaciones para Lucy, las cuales pasa pintando, pasando las tardes con sus primos y escribiendo a su amigo Sirius, un fugitivo de la ley mágica. Asiste con su fa...