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Estaba nerviosa, habían pasado varios segundos desde que había hablado pero aún no obtenía respuesta. Sabía que su amiga tardaría en procesar todo pero la espera la mataba.

— Claro que te perdono Luna. — Dijo final te abrazandola, ella suspiro aliviada y correspondió el gesto.

— Gracias Nina. — Ya estaba soltando algunas lágrimas de felicidad. — Gracias. — Se separaron y se limpiaron las lágrimas que ambas habían estado derramando.

— Bueno. Ya esta, cambiemos de tema. — Pidió ya que si seguían hablando de eso recordarían lo mucho que se habían extrañado y todo lo que se habían perdido de la vida de la otra. Eso solo significaba, más lágrimas.

— Bueno. — Acepto y pensó en alguna preguntar para hacer. — ¿Cuando.. — Le costaba decirlo. — ¿Cuando se pusieron de novios vos y matteo?

— Unas... — Pensó exactamente cuánto tiempo había pasado. —... 3 semanas antes de que ustedes volvieran. — La miro unos segundos indecisa. — ¿Te puedo hacer una pregunta?

— Claro, dime.

— ¿A vos te sigue gustando Matteo? — Eso puso nerviosa a la castaña.

— Nina yo no... — Pensó unos segundos en lo que diría, no podía mentirle a ella. — No me quiero interponer en su relación. — Terminó bajando la cabeza.

— Eso no fue lo que te pregunté. No pasa nada si te gusta decime. — La castaña suspiro frustrada.

— Si nina. Pero no me gusta, me encanta Matteo. Yo... — Dudo un poco pero finalmente termino la oración. — Yo lo amo. — Admitió sintiéndose la peor amiga del mundo.

— ¿Viste? Yo siempre tuve razon, siempre me lo querías negar y ahora mira. Estas acá, con tus sentimientos bien claros.

— Nina a pesar de que vos estés con Matteo yo quiero que seamos amigas. — Aseguro mirándola nerviosa.

— Lo somos. Y lo vamos a ser para siempre Luna, siempre.

— Gracias Nina.

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