39 ||Editado||

184 10 0
                                    

Cuando ya no hubo nadie cerca suspiraron pensando en lo poco que habían oído.

— ¿De que estarán hablando? — Pregunto esperando que él hubiese entendido más que ella.

— No se. Pero tampoco me gustaría saberlo, siento que me voy a arrepentir si lo descubro. — Ella asintió entendiendolo.

— Si. También yo, tengo un mal presentimiento. — Confesó y él suspiro.

— Creo que sería mejor que pensáramos en otra cosa. Distraernos. No sé. — Eso sería lo mejor en ese momento.

— Si. — Acepto enseguida. — Hagamos otra cosa y dejemos esto para después.

Ambos disfrutaron del día juntos sin preocuparse de nada. No sabían que podía estar pasando con los chicos, pero sea lo que sea lo iban a descubrir y a solucionar. Por otro lado estaban Luna y Matteo que también paseaban felices de poder estar juntos sin problemas, querían estar así para toda la vida pero la castaña sabía que eso sería complicado.. Y más con todos sus problemas familiares, de repente empieza a sonar un teléfono, y la chica al ver el número deseo nunca haber sacado su teléfono del bolsillo.

— Ya vuelvo — Aviso sonriéndome al italiano para que no se preocupara. Se alejo de él antes de atender.

— Veo que no te importan mucho tus amigos. — Hablo al otro lado de la línea.
— Me parece que fui bastante clara, si siguen así esto va a terminar mal, acordaté. — Dijo y cortó dejando a la chica asustada pero disimulo y fue con Matteo.

— ¿Vamos? — Pregunto al llegar a su lado.

— Si. — Comenzaron a caminar y él la miro unos segundos. — ¿Pasó algo?

— No. Era papa que quería saber donde estaba. — Mintió hábilmente.

— ¿Quieres que te lleve a casa? — Propuso y ella sonrió.

— Por favor

Y así el día hermoso que estaban teniendo para ella terminó mal, pensó toda la noche en como se lo iba a decir a su hermana y que iban a hacer.

Volvimos ||Editada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora