Retrocesos Parte 3

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''Los retrocesos también producen muchos pensamientos obsesivos que entrampan a la mente en una especie de eco, de repetición de patrones de pensamiento''

Sai se encontraba en Anbu Raíz, en sus aposentos, pensando en lo que había sucedido muchas horas antes, el que después de regresar de una misión de Danzo, éste le encomendara una nueva, ser el nuevo integrante del equipo 7, estar pendiente del portador de la bestia y reportar todo lo que sucediera, en ese momento no había dudado, ni pensado que le sería complicado efectuar lo encargado por su maestro, cambiando su vida por completo.

Aún recordando sabía que existían cosas que no comprendía, cosas de las cuáles no tenía conocimiento y le costaba aprender por no estar familiarizado para poder entender y actuar como una persona normal con respecto a la edad que tenía, los recuerdos que estaban arraigados en su mente eran más que nada como realizar las misiones y órdenes que le otorgaban, sin analizar si eran correctas o incorrectas, había sido educado para jamás cuestionar las encomiendas que le eran otorgadas en Anbu Raiz, y por eso era la mano derecha de Danzo, la marioneta del hombre que lo había educado desde pequeño, pues él siempre se caracterizaba por cumplir sus misiones, con una precisión mortal, siendo frío, sin la capacidad para sentir remordimientos o mostrar emociones, y todo era fruto de un arduo y continuo entrenamiento, desde que murió su hermano, aquel compañero de lucha, del que no recordaba su rostro, y que hace poco había comenzado a dibujar de nuevo, fue que se volvió la máquina perfecta para cumplir con las misiones que le eran asignadas, sin cuestionarse nunca absolutamente nada.

Sin embargo ahora no lograba entender, como o porque estaba en Anbu Raíz, desde que llegó ha aquel lugar con su hermano a quién a penas recordaba jamás se cuestionó nada, ni siquiera cuando su hermano desaparecio se cuestionó aquello, pero desde aquél día que conoció a la chica con la que se acostó y luego descubrió era hombre, empezó a cuestionar muchas cosas, cómo el porque no sabía de cosas como el sexo, o que era masturbarse, que era besar y que era todo aquello desconocido para él.

Por eso desde que ayudo a esa joven sin realmente proponérselo, todo en su mundo cambio, aquella rubia o mejor dicho el chico pelirrubio que le enseño algo nuevo y diferente a lo que estaba acostumbrado, nunca se le paso por la mente que existiera la posibilidad de volver a encontrarse con aquella singular persona, con la que se había acostado y que lo había llevado a investigar sobre cosas de las que no tenia ningún conocimiento, leyendo libros que jamas había tocado, solo para lograr comprender lo que sucedió y sucedía, realmente aquella experiencia nueva había sido fascinante, no se comparaba en nada con los sueños que desde entonces solo le recordaban lo experimentado, ni tampoco el masturbarse recordando lo sucedido, no era tan placentero como tener relaciones con una persona o mejor dicho solo con aquél joven, el cual despertaba deseos en su ser, siendo una chica o un chico, y lo había comprobado con la ayuda de aquel libro, observar hombres y mujeres de la aldea de Konoha o las que veía en las misiones que realizaba, no le provocaban nada, no sentía aquel deseo que le quemaba desde el centro de su estomago, en donde sentía revolotear las llamadas mariposas, hasta llegar a su entrepierna, derpertando su virilidad, síntomas que un libro mencionaba y por el cuál es que se había dado cuenta que el muchacho de cabelllos dorados, era especial, nadie se podía comparar a el, y aunque pensó que no lo volvería a ver, sospechaba que si lo encontraba de nuevo, sus lealtades ya no estarían con Anbu Raíz.

Los meses que pasaron después de aquel encuentro, eran agobiantes, extrañar algo que no tenia nombre aun definido, era complicado, sus misiones fuera de la aldea, las cuales eran muy contadas, solo eran un modo para poder encontrarlo de nuevo, desvelarse buscando a una persona era extenuante, pero era algo que no le importaba, aun estaba sorprendido, aquel día que fue llamado a la oficina del Hokage, en donde se encontraba su maestro, para asignarle una nueva misión, era algo que no tenia gran relevancia, vigilar al contenedor del Kyuubi el cual había regresado de nuevo a la aldea y por lo tanto investigar y darle información sobre sus nuevos compañeros y aquel sensei, no era algo importante ni complicado, quizás ahora tendría más libertad para salir de la aldea y buscarlo en cada oportunidad que tuviera, y de aquel modo se había marchado con la información de cada uno para leerlas y conocer a sus presas, aquellas que no le significarían nada, lo que Sai no se imaginaba al abrir una de las carpetas era que esa misión que le fue asignada jamás la podría cumplir.

El revoloteo extraño que sintió al abrir aquella carpeta y ver quien era fue algo que lo hizo sentir extasiado, era él, aquella persona única y capaz de hacerlo cambiar sus lealtades, Anbu Raíz ahora estaba en último plano, ya que encontrarlo significaba estar cerca de él y jamás dejarlo solo, pues eso significaba perderlo de vista, necesitaba encontrarlo inmediatamente y comprobar que el encontrarlo era algo real, así que apresurando su marcha busco en cada parte de la aldea hasta que dio con él, al verlo no aguanto las ganas de estrecharlo a su cuerpo, pero antes de correr a hacerlo, visualizo la presencia de un chico el cual no le agrado sin saber la razón del porqué, así que decidió atacarlo, sin embargo se olvido que al hacerlo Naruto igual intervendria, y hasta que pudo estar cerca del joven y que este viera su rostro gracias al ataque que le había hecho, fue que abrazo a la joven quien le correspondió en el acto.

Se sintio agusto por la cercania, el que Naruto le tomará la mano y lo guiará hacia su casa, platicando sobre su hogar, e invitandolo a la fiesta que le harían por su bienvenida, cuando llegaron a la casa del joven y ver que se iba aquél sujeto al que de algún modo ahora odiaba por saber quien era lo hizo sentir mejor, ya tendría tiempo de sobra para convivir con su nuevo compañero de equipo y de ser posible lograr cambiar algo.

Cuando paso el tiempo y regresaron los otros 2 jovenes, fue que se decidieron ir hacia donde sería la fiesta de bienvenida, y donde la joven era el centro de atención tanto en hombres como con mujeres, y al parecer Naruto estaba alegre de encontrarse de nuevo con sus amistades, hasta que algo inusual paso, aquel canino que se avalanzo derribando a la versión femenina, logrando que todos se quedaran callados y atónitos observando lo sucedido para luego llegar el sensei del equipo en el que estaría ahora metido y evitar que siguiera aquel show.

Después de que se llevarán a Naruto, de que el tal Shikamaru se lo llevará para hablar y notar que alguien los espiaba pendiente de la plática que se desarrollaba sobre lo que había sucedido con Naruto, fue que la vio, algo le pasaba y lo llamaba a él, así que corrió inmediatamente para hacer lo que ella le pedía, llevársela de ahí y así lo hizo.

Llegar al departamento no fue tan tardado, lo que paso después le hizo sentir mariposas en su estómago pero lo mejor era detener aquello, aparte había sentido la presencia del Nara, y molestarlo había sido grato, era hora de irse, sabía que Danzo lo esperaba, el no había sido cuidadoso, al menos sabía que aún nadie estaba enterado que la joven con quien probablemente lo habían visto era su nuevo compañero de equipo y así llegando a Anbu Raíz y siendo interrogado por Danzo fue que se retiro para procesar todo lo sucedido en aquél día, el primero de los muchos otros en los que ahora estaría del lado de Naruto.

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