DISCLAIMER: One piece no me pertenece.
ADVERTENCIAS: ( a lo largo del fic): lenguaje vulgar, porno explícito, OC(?), AU, un Zoro cachondo todo el tiempo, romance cursi(?) y Fluff.
NOTAS: Editado por @NoraGCipriano
ˏˋ((🌿))
Ya habían pasado unos cuantos meses si no es que un año ya cuando Roronoa Zoro descubrió que todo estaba mal. Su mente se estancó justo en un viernes por la tarde, cuando el crepúsculo hacia su lenta aparición por el horizonte.
— ¡Usopp, mira por allí! ¡Helados!
Sintió que la escandalosa voz de Luffy le hacía trizas los tímpanos.
Se rascó la cabeza mientras se preguntaba a si mismo ¿Por qué había accedido a ir a la playa con ese par de idiotas? ¡Ni siquiera le prometieron alcohol! Pero entonces, ¿qué hacía ahí cuando bien podía estar en su casa durmiendo la sagrada siesta de las 6 de la tarde?
— ¡Zoro! ¿Tienes dinero?
Entorno la mirada entre Luffy, Usopp, y luego en Franky, que más que interesado, estaba dirigiéndose hacia la zona en donde Nico Robin leía lo que era mas que seguro, un libro de historia antigua.
— ¡Zoroo!
— ¡Ah! ¡Claro que no id-
El grito calló cuando las ágiles manos del chico moreno esculcaron en sus bolsillo, luego Usopp llegó de improvisto y reviso el otro lado de su traje de baño.
— ¡Oigan!
Los dos estaban alrededor de el como mosquitos. Eran realmente molestos.
— ¡Mira, encontré su billetera!
Luffy exclamó en un grito de victoria, y salió corriendo junto a compañero, los dos a la lejanía gritando un gracias demasiado bullicioso para llenar todo el espacio de la playa
—Tch, idiotas.
Observó lo que le rodeaba, de derecha e izquierda, pero solo veía gente, mar y arena, nada que pudiera interesarle menos.
—Tal vez puedo dormir en esa palmera...
No tenía otro remedio que excluirse un poco, porque si de algo, además de estar rodeado de personas, que odiaba, era recibir miradas tan provocativas hacia su persona. No entrenaba día y noche solo para que mujeres y hombres admiraran sus músculos prominentes o su buena figura, era robusto, moreno, con una extraña mata de cabello verde que no tenía interés de explicar el por qué; una persona común y corriente.
Metió las manos en el bolsillo de su pantaloneta, dirigiéndose hasta la desolada palmera que para su suerte tenía un pequeño campo de sombra, y se sentó descuidadamente bostezando de inmediato.
— ¡Oh! ¡Están jugando futbol!
— ¡Franky, chopper! ¡vengan a ver!
— ¡Wow! ¡Increíble!
—Ese chico lo hace....¡SÚPER FANTÁSTICO!
El lejano clamor de sus amigos pudo escucharlos, pero se cubrió la cara con su antebrazo y el sueño empezó a hacer mella en él. Los párpados le pesaron, Zoro sentía que sus músculos se relajaban al instante, era hora de compensar la falta de sueño
— ¡Robin, Robin! ¡Mira como salta!
—Si si, lo veo Luffy.
— ¡Vamos, tú puedes, chico desconocido!
— ¡Ese rubio es muy súper! a la próxima lo invitare a tomar una gran botella de cola
Le irrito. No pensó que se le haría tan molesto los gritos de sus amigos al punto de querer levantarte de ahí y mandarlos al demonio, pero se sentía tan fastidiado e irritado, que levantó el brazo y alzó la cabeza bruscamente
— ¡Hey! ¡Podrían calla-
El relato murió ahí, y Zoro sintió que todo estaba mal ese viernes de verano, mientras que el sol bajaba de su cumbre hasta tocar el poniente.
— ¡Zoro, Zoro! , ¿no es sorprendente?
Sintió algo de vértigo, mientras que la imagen se hacía clara ante sus ojos perplejos. El sol estaba a punto de irse, y esa nívea tez se confundió con el tostado color de las nueces, la hebra dorada empezaba a relucir a través de sus pupilas, mientras que unos embriagadores luceros azules, dos par de zafiros, alumbraban de felicidad a causa de la curva de alegría que mostraba su boca.
— ¿Ah? ¿Zoro?
Trago saliva, abriendo los ojos desmesuradamente, y el rubio pateó la pelota hacia la cancha contraria, con esas curvas de su cadera pequeña, tan delicadas entre aquel pantalón naranja.
— ¡Hey, chico!
Maldijo por lo bajo cuando el muchacho recibió la cola de Franky a la par que todos aplaudían, y trato de desviar la mirada cuando se la empino hacia sus labios, pero sus ojos lo traicionaron cuando notaron como aquella bebida se regaba por su cuello, por su pecho , por sus pezones rosados y duros, hasta perderse entre su pantalón, enmarcado de unos exquisitos oblicuos que tenía un camino directo hacia su perdición.
—Zoro ¿Tienes más dinero?
El encantamiento murió cuando la cabeza negra de Monkey tapo su vista, pero su mente, sus ojos, seguían navegando prófugos entre el pecho blanco del susodicho rubio.
—Luffy, déjalo, parece que vio algo interesante.
Robin se rio mientras que rechazaba una hamburguesa de parte de Franky, y le prestó algo de dinero al joven de sombrero acercándose hacia Zoro.
—Su nombre es Sanji, si quieres saberlo.
Estúpido, fue la palabra que cruzó por toda su cabeza, pero la azabache se alejó ahí, viendo como saboreaba con delicadeza su nombre, su n que lo detenía, su ji que lo bajaba de golpe, toda la extensión de lo que era él.
La noche empezó a morar en el cielo, y justo cuando reacciono, ya no había nada más que sus recuerdos en esa playa.

ESTÁS LEYENDO
Golden Sea (EN EDICIÓN)
Hayran KurguZoro no entiende los sentimientos que abruman su corazón y no está dispuesto a aceptarlos tan fácilmente luego de que el responsable solo sea un hombre que huele a cigarrillos y tiene un cabello tan brillante como el sol. ¿Podrá ignorar también el...